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Renta fija/tipos de interés
Fontanero en Toronto, actor de cine en Asia
@Ángel Villarino. Bangkok.- - 27/06/2008 06:00h
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"¿Quieres ser actor de cine?". La pregunta se repite cada día, cientos de veces, en los barrios turísticos de toda Asia. Mochileros, viajeros, expatriados y buscavidas acaban siendo soldados americanos, diplomáticos soviéticos, espías de la CIA, traficantes de diamantes o elegantes franceses que trasiegan vinos caros en las colonias de Indochina. En la pujante industria cinematográfica oriental, los rasgos occidentales son más que suficientes para empezar una carrera como actor. Los miles de filmes, teleseries, anuncios y promociones que se realizan cada año por estas latitudes demandan extras y secundarios de piel blanca a un ritmo que crece exponencialmente.
"Cualquier occidental puede actuar. No hace falta tener cualidades especiales, ni saber interpretar, ni siquiera ser atractivo. Algunos castings publicitarios son algo más serios, pero también pagan mejor. La semana pasada rodé uno con dos norteamericanos que se llevaron 10.000 dólares cada uno", explica a Cotizalia Jelena Misic, una agente rusa que ofrece pequeños papeles para las películas que se ruedan en Tailandia.
Al occidental se le aborda a bocajarro, en plena calle. "Tenemos que rodar una escena esta noche. Pagamos 70 dólares por día de trabajo y te damos de comer. ¿Tienes algún amigo que pueda servir? Si es rubio mejor", interroga Misic.
A Erik, un joven noruego que viaja por Asia desde hace 5 meses, le han ofrecido participar ya en cinco películas diferentes. "No lo he buscado yo. Estaba en la calle, a veces incluso en un bar, y me han venido a buscar. Cada rodaje que hago alarga mi viaje. Por una parte, el día que actúo no gasto nada. Por otra, con lo que gano me da para vivir en Asia otros tres o cuatro días más. Así que mi viaje tenía que haber acabado hace una semana y todavía tengo para unos días más", explica.
Asiente con la cabeza Salaf, un muchacho iraní, jugador profesional de fútbol en la primera división de la Liga tailandesa y quien, según cuenta a Cotizalia, desde que vive en Bangkok hace una película al mes. "Siempre que puedo y cuando no me coincide con los entrenamientos. Es un dinero extra y además es divertido", explica.
El año pasado, sólo en China se rodaron 400 películas. Y eso sin contar las realizadas en Hong Kong. La industria de Bombay (Bollywood) produce más de 250 al año y otras 100 se ruedan anualmente en Corea del Sur, casi tantas como en Taiwán. A ello hay que sumar anuncios, vídeos promocionales, series de televisión.
"Yo creo que se rueda muchísimo más que en Europa y eso sin tener en cuenta las producciones de otros países, que se traen a Asia para abaratar los costes. Esas películas también necesitan gente y pagan algo mejor", asegura Jerzy, un luchador de boxeo tailandés que, entre combate y combate, actúa en algún filme. "He sido de todo desde que vivo en Asia, incluso una vez tuve que actuar de muerto viviente y otra de monstruo con dos cabezas. La segunda cabeza me la hicieron con mi cara y la tengo en casa. No sé porque, pero casi siempre me eligen para hacer papeles de fuerza bruta", añade desde las alturas de sus dos metros y pico, riendo y tensando un bíceps del tamaño de un melón.
El modo de vida que ha encontrado este polaco de 33 años es absolutamente inédito. Combina los combates de muay thai, la modalidad de lucha más peligrosa del mundo, con los rodajes del cine. "Peleo por dinero siempre que puedo, cuando hay posibilidad y cuando no tengo heridas. El resto del tiempo busco películas en las que actuar", explica.
En los rodajes asiáticos es posible encontrar cualquier cosa. Incluso historias normales, como las de varios estudiantes que estaban vagabundeando de año sabático cuando les llegó la oferta y a quienes les divierte la idea de salir en una película. "He estado estudiado inglés varios meses en Nueva Zelanda y los salarios son tan altos que con lo que he ganado allí estoy viajando por Asia. Estaba con una amiga cenando en la calle cuando me han ofrecido ser actor", explica Nicolás, un chileno de 24 años.
Parecido es el caso de Paul, un londinense que lo último que esperaba hacer en Oriente era acabar vestido de marine en una producción surcoreana sobre la Guerra de Vietnam. "Muchos turistas me preguntan cuánto cuesta participar en la película. Se creen que tienen que pagar. Cuando les digo que soy yo la que les voy a pagar a ellos muchos no se lo creen", añade su agente, la rusa Misic.
Modelos en China
Aunque para las mujeres es algo más difícil encontrar un papel, también hay demanda. "Para nosotras es más fácil trabajar como modelos o en publicidad, pero a veces también hay papeles. Cuando están muy desesperados te pintan un bigote y actúas como un hombre. Lo mejor es cuando estuve viviendo en China. Allí se puede ser modelo aunque seas muy feo", asegura Sonia, una guapa joven rusa que ha actuado en cientos de películas asiáticas.
La mayoría de los que prestan su rostro para las películas asiáticas no lo hacen sólo por dinero. "Se trata de experiencias. Mira, he montado en elefante en una película, he disparado un fusil de asalto en otra, he volado por los aires, me han filmado sangrando, comiendo, paseando con una modelo. Es lo más divertido que he hecho desde que salí de la escuela", confiesa Roberto, un afroamericano de Canadá que dejó su trabajo como fontanero para recorrer Asia hace tres años y que ya tiene un currículum artístico considerable, con más de 30 películas en su haber.
"Llevo 20 años viajando por el mundo. Trabajo unos meses y viajo hasta que se me acaba el dinero. Las películas son uno de los recursos más fáciles para sacar dinero en Asia", asegura James, un estadounidense que habla siete idiomas, entre ellos español, mezclando dialecto mexicano, cubano, español y argentino.
"Oye tío, vamos a coger a ese pendejo y le damos tremenda golpiza si no deja en paz a la mamacita", bromea comentando una escena del rodaje.
Aunque también se ruedan superproducciones con guiones trabajados y altos presupuestos, la mayor parte de las películas filmadas en Asia buscan una rentabilidad inmediata: películas baratas, sencillas y sin la más mínima aspiración a la profundidad intelectual.
"En Europa y en Estados Unidos, por ejemplo, hay varias categorías que van desde el figurante hasta el actor y a cada uno se le paga en consecuencia. Por ejemplo, en cuanto alguien dice una sola palabra, por breve que sea, ya se le considera actor y hay que pagarle como tal. En Asía parece que es diferente, se mete a todo el mundo en el mismo saco, a no ser que sea un protagonista o un secundario con mucho peso", comenta Simone Alimandi, un productor publicitario italiano que selecciona actores para producciones cinematográficas en Roma.
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