Martes, 13 de noviembre de 2012

Leopoldo Abadía

DESDE SAN QUIRICO

Discurriendo: de la crisis subprime a la ética del dinero

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SAN QUIRICO

San Quirico es un pueblo muy majo. Es un pueblo imaginario. No existe. No lo encontraréis en ningún mapa de España. Pero a mí me gusta. Aquí vengo todos los fines de semana. Descanso con mi familia, desayuno con mis amigos, paseo y pienso. A veces, escribo cosas que se me ocurren. Las dejo escritas y cuando vuelvo la semana siguiente, las releo, y, con mucha frecuencia, las elimino. Ahora, he decido no borrarlas. Y publicarlas, para que, si no os gustan, las eliminéis vosotros.

LO QUE PIENSO

Dándole vueltas, me parece que pienso en cuatro tipos de cosas distintas, no muy sofisticadas, por cierto.

1. A veces, me engancho en una frase y digo: “Esto no es así”. Luego, le doy vueltas y veo que sí es así. O no.

2. Otras veces me da por temas más profundos. Por ejemplo, con motivo de la crisis actual, alguien me planteó sus dudas sobre la ética que había impregnado todo el proceso (ya sabéis, desde los ninjas hasta la situación actual.) Y me puse a escribir sobre la ética. No sobre la ética empresarial, o sobre la profesional, o sobre la ética de derechas o la de izquierdas. No, sobre la Ética, que ya es bastante. Esto no lo borré de mi ordenador.

3. Otras veces escribo algo de un tirón, porque me ha sucedido algo que me ha molestado, o que me ha entusiasmado. Si me ha molestado, lo repaso mucho y lo adorno mucho para que no se reconozcan los protagonistas, porque lo escribo para desfogarme, pero no para molestar.

4. Hay temas que no entiendo en absoluto o en los que me convencen tanto los argumentos a favor como los en contra.

a. Uno es el tema de las eléctricas: las relaciones de EDF con Iberdrola, las de Iberdrola con Gas Natural, las de Fenosa con unos y otros, el déficit tarifario (parece que pagamos muy poco por la luz), el lío Endesa-Acciona-E.On, en el que da la impresión de que todos han ganado.

b. Tampoco entiendo nada del cambio climático. No sé si creer a Al Gore o no creerle. Hace poco me entusiasmé con el biodiésel. Ahora, acabo de leer en Time que contribuye al calentamiento global. En este terreno, no me gusta eso de comprar y vender los derechos de CO2, pero no sé por qué.

c. Tampoco me aclaro con la subida de precio de los alimentos. No sé si la culpa la tienen algunos biocombustibles, que utilizan cereales que podían dar de comer a mucha gente. O si tienen la culpa China e India, que parece que se han despertado y nos van a amargar la vida. O si tienen la culpa algunos avaricietes que se quedan con los alimentos y los van soltando poco a poco. Pero lo que me ha impresionado muchísimo es que dicen que a los refugiados de Darfur les van a recortar la ración. Y eso son palabras mayores.

d. Por supuesto, no comprendo los problemas árabe-israelíes. O mejor dicho, sí los comprendo (creo), pero no veo la salida y sí que veo que mucha gente sufre muchísimo, que muchos chavales nacen, sumergidos en el odio y así llegan a mayores. Y eso, seguro que no es bueno.

No penséis, después de leer lo que acabo de escribir, que me amargo los fines de semana en San Quirico o que pretendo, desde aquí, arreglar el mundo.

Tampoco penséis que os quiero amargar la vida.

Pero sí he pensado que voy a discurrir “en público”. Algunas veces, sobre cosas importantes. Otras, para desengrasar, sobre temas mucho más light.

Lo que sí me parece importante es establecer las reglas del juego que quiero seguir en mi colaboración semanal con El Confidencial:

a. Intentaré no juzgar las intenciones de una persona. Indicaré, sí, que lo que dice o hace esa persona me parece que está mal, pero no diré que esa persona dice o hace esas cosas porque es un hijo de mala madre.

b. Intentaré no querer saber de todo (esto me resulta fácil). No tendré apuro en decir: “sobre ese asunto, no tengo la menor idea”.

c. Procuraré no querer tener siempre la razón. Gracias a Dios, la mayor parte de la cosas son opinables. Ya sé que a los del Barça y a los del Madrid les parece que es fundamentalmente obligatorio que el Barça o el Madrid ganen siempre, pero, en confianza, no pasa nada si no ganan. (Esa es la ventaja que tenemos los del Zaragoza, que, si no bajamos a Segunda División, ya estamos felices.)

d. Procuraré escuchar. Intentaré no pensar que soy el más listo del mundo y que, fuera de mí, todo es un desierto y un pedregal. No. Hay millones de personas que discurren, que ven las cosas de un modo distinto al nuestro, pero que, como decía un amigo mío: “hay que escucharles, porque podría darse el caso de que dijeran algo inteligente”. Y si les escuchas, resulta que dicen muchísimas cosas inteligentes. Y hasta puede ocurrir que sean de un partido político distinto al nuestro. .

e. A medida que vayan saliendo artículos, iré fijando nuevas reglas del juego, pero todas deberán ser coherentes con estas que he indicado. OK?

www.leopoldoabadia.blogspot.com

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Leopoldo Abadía es un chaval de 75 años, 12 hijos y 40 nietos y ex profesor del IESE, que asegura no saber nada de economía pero que ha puesto en claro la mejor explicación en castellano sobre la crisis subprime.
A partir de ahí, para su sorpresa, miles de personas de todo el mundo consultan diariamente su blog. Desde su atalaya de San Quirico, aporta una voz independiente sobre la complicada realidad económica y social actual. Sin más pretensiones.



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