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Sánchez Galán está perdiendo la partida. Aunque no se quiera dar cuenta. Es cierto: ha tenido una gestión acertada al frente de Iberdrola desde que llegara en su día a la compañía, como consejero delegado primero y presidente ejecutivo después. Sin embargo, la nueva situación de la firma, cuya independencia tiene fecha de caducidad en el nuevo entorno que preside el sector tanto en España como en Europa, le ha pillado con el pie cambiado. No se muy bien por qué. Pocos gestores como él se encuentran en una situación tan beneficiosa tanto para su propia carrera como para sus accionistas. Sólo tiene que sentarse y esperar a que vengan las ofertas si es que llegan finalmente a materializarse. En el caso de Endesa, al menos, se sabía lo que ofrecía Gas Natural. Ahora ni sabes lo que te van a pagar, ni como te lo van a pagar, ni quien te lo va a pagar. ¿Entonces? Vender la piel del oso antes de cazarlo suele conducir a errores de bulto. Como así ha sido.

El primero y más importante, la de momento fallida operación de salida a bolsa de Iberdrola Renovables. Ya desde estas mismas líneas criticamos en su día la transacción como innecesaria, oportunista y muy arriesgada ya que, más allá de la moda del momento, lo que se sometía al juicio del mercado era el fondo de comercio como marca verde que Iberdrola había creado en los últimos años, -adelantándose, cierto es, a la moda medioambiental que aún tardaría unos años en llegar-, y la única vía real de crecimiento de la compañía. Aventurábamos para la filial un destino similar al que aconteciera en su día tanto con los Móviles de Telefónica como con Meliá Inversiones Americanas y subrayábamos los riesgos tanto regulatorios como operativos que podían afectar a los planes de la firma. Concluíamos que se trataba de un movimiento de defensa, que buscaba poner en valor una parte sustancial de Iberdrola, cumpliendo un papel coyuntural que haría absurda la permanencia del spin-off una vez que se decidiera el futuro de la sociedad. Y la apuesta, mal fario, de momento ha salido rana.

Pero es que, o Galán sabe algo que los demás no sabemos, o no tiene sentido la ardorosa defensa que, de la nacionalidad de la compañía y frente al tiburoneo financiero que puede estar por llegar, está adoptando de cara a sus accionistas, sean estos de referencia o minoritarios. Yo también creo es un suicidio energético que España ceda la gestión de su generación y distribución eléctrica a entidades semipúblicas extranjeras, pero ese discurso no debe ser el de un gestor cuyo ejercicio responsable de su tarea debe consistir en maximizar el valor de la empresa para sus dueños, sea el comprador EDF, ACS o Perico el de los Palotes. Lo otro, a mi juicio, es un debate que no le corresponde. Es así. Pizarro es un héroe y los compradores de Endesa fueron Enel y Acciona, que pagaron un precio considerado justo por el equipo directivo encabezado por el turolense. Esa es la clave. Es verdad que el adquirente puede querer trocear la compañía. Claro. Pero, ¿quiere decir eso que las partes no van a valer individualmente más que el todo? No tiene por qué ser malo, sino que estará en función de las contrapartidas recibidas, ¿no? A priori no se puede saber. De hecho, ya Iberdrola intentó una jugada similar al querer comprar los activos de Endesa a Gas Natural, operación de la que, gracias a la astucia del propio Galán, la compañía vasca salió de rositas. ¿Y?

A nadie le gusta que un accionista se cuele por la puerta de atrás y se haga con un 12% de la compañía al día siguiente de que Acciona entrara en Endesa (en este caso el timing es muy importante). Pero, de momento, ni ACS está en el consejo ni tiene reconocidos siquiera sus derechos de voto por lo que se le puede atribuir el papel de mosca cojonera, con perdón, pero poco más. Rival de alcance, cierto. Pero aún así, Galán se está equivocando porque, al final, con todo esto lo único que se está cerrando es la posibilidad de llegar a la solución que sería más interesante para el futuro de España y que pasaría por una fusión con Fenosa o incluso con la propia Gas Natural para crear un auténtico campeón nacional que nos sitúe en el mapa de una vez por todas y proteja parcialmente nuestro sector energético. Florentino, en esta pelea, es ganador pase lo que pase. Si hay OPA, por que vende al precio de la OPA, si le interesa; si no la hay, porque se saldrá de la compañía cuando le plazca en un movimiento que a quien puede perjudicar más, al final, es a la propia Iberdrola y la prima especulativa que le acompaña. Buen fin de semana a todos.

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@S. McCoy

Experto financiero que escribe Valor Añadido. Es un incisivo analista que despertó el interés de nuestros lectores con sus brillantes y didácticos artículos sobre empresas, sectores y tendencias del mercado.

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