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Las elecciones de la recesión

elecciones EEUU recesión

@Elena Herrero-Beaumont - 11/02/2008

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La inminente recesión en Estados Unidos se suma al conjunto de problemas que tienen a un 70% de los norteamericanos descontentos con su actual presidente George W. Bush y con las políticas del partido republicano. Es el escenario perfecto para que los demócratas alcancen una victoria, que, sin embargo, no se avecina tan evidente como muchos europeos piensan.

Según la última encuesta de los medios Washington Post y ABC News, es la primera vez en 15 años que los norteamericanos se sienten realmente preocupados con la situación económica de su país. Si en septiembre de 2007 un 10% de los votantes consideraba que la economía era el tema principal de las elecciones presidenciales, ahora el porcentaje de votantes ha aumentado a un 39%, colocándose la economía en la primera fuente de preocupación, muy por encima de la guerra en Iraq.

En un contexto similar, la recesión económica de 1992 facilitó la victoria de Bill Clinton gracias, en parte, a la famosa frase ¡Es la economía, estúpido! con la que James Carville, estratega político de Clinton, bautizó la estrategia más efectiva de la campaña contra George H.W. Bush, la administración de entonces.

Según indican los expertos en ciencia política, los votantes norteamericanos consideran que su presidente es el primer responsable de los avances o retrocesos de su economía. Por el contrario, los economistas de este país reiteran que las recesiones y los grandes períodos de crecimiento económico poco tienen que ver con la gestión de un presidente y mucho con los ciclos de la economía.

Diferencias entre republicanos y demócratas

En línea con esta idea, Timothy J. Feddersen, profesor de teoría económica aplicada de la Kellogg School of Management, no cree que desde un punto de vista macroeconómico, vaya a haber demasiadas diferencias entre una administración demócrata y una republicana.

“Donde sí que puede haber diferencias entre republicanos y demócratas es en el ámbito de la distribución de la riqueza,” dijo a Cotizalia Feddersen. Es decir, en la política fiscal.

La dramática y constante bajada de impuestos de la actual administración de George W. Bush ha favorecido enormemente a las capas más altas de la sociedad y desfavorecido fundamentalmente a la clase media norteamericana.

No es de extrañar que los asesores económicos de los dos principales candidatos demócratas, Hillary R. Clinton y Barack Obama, reiteren la importancia de reestructurar las políticas fiscales para restablecer la salud de la deteriorada clase media. Al mismo tiempo, ambos demócratas proponen que sea la administración la responsable del sistema sanitario norteamericano, la siguiente causa de preocupación después de la economía.

Por su parte, John McCain, quien quedó como principal líder republicano el jueves pasado después de que su rival Mitt Romney anunciara su retirada, es un republicano moderado, que levanta sospechas entre los más radicales de su partido, y que goza de una gran popularidad entre los votantes independientes e incluso entre algunos demócratas, que le respaldarían si Clinton vence a Obama en las primarias.

El viernes pasado McCain subrayó el conservadurismo de sus objetivos fiscales ante el Comité de Acción Política Conservadora, un paso esencial para recibir el respaldo definitivo de su partido. McCain prometió, entre otras medidas, bajar impuestos a individuos y a corporaciones y dejar los graves problemas sanitarios del país en manos de la iniciativa privada.

Si las actuales encuestas están en lo cierto, tanto Obama como Clinton tendrían todas las de ganar en estas elecciones presidenciales. La victoria de los demócratas es, sin embargo, muy poco probable para Ronald Hrebenar, profesor del departamento de ciencia política de la Universidad de Utah, el estado con el porcentaje más alto de republicanos del país.

“Muchos europeos creen que la victoria de los demócratas va a ser automática,” dijo a Cotizalia Hrebenar, quien acaba de regresar a Estados Unidos después de pasar seis meses en Viena. “Las elecciones las van a determinar una serie de estados en el sur y en el medio oeste norteamericano donde un negro o una mujer tienen muy poco que hacer.”

Si a esto se añade una posible oleada de noticias sobre las nuevas amenazas que presenta Al-Qaeda a los Estados Unidos, como la que publicó en portada el New York Times el miércoles pasado, McCain tendrá aún muchas más probabilidades de ganar.

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