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La situación energética de Argentina va de mal en peor y está provocando más de un quebradero de cabeza a propios y extraños. La intervención, la semana pasada, del presidente Néstor Kirchner cayó como un jarro de agua fría, aunque no hizo más que poner en palabras una realidad: el país del tango afronta una de las mayores crisis de recursos naturales de su historia.

El principal protagonista de este desastre es el gas natural. Y es que, en estos momentos, Sudamérica vive una fuerte ola de frío que ha llegado, incluso, a provocar las primeras nevadas en Buenos Aires de los últimos 50 años. Si a esto sumamos la escasez de recursos, nos encontramos con un cóctel explosivo: no hay energía suficiente para cubrir la demanda de la población.

De hecho, el gobierno ya ha comenzado a tomar medidas al respecto. Según ha informado la Comisión Nacional de la Energía de Chile, se han suspendido las exportaciones a este país, -que tiene a Argentina como único proveedor de energía- y se ha visto obligado a acudir a una fuente marginal de Gas Andes, aunque esta solución sólo es de carácter temporal para el que es el principal productor de cobre del mundo. Además, Kirchner ha pedido a unas 5.000 empresas y negocios que restrinjan el uso de electricidad y atiendan a las restricciones de gas con el fin de potenciar el ahorro.

Pero estas disposiciones son no son más que un parche para un problema que se veía venir desde el instante en el que se instauraron las tarifas ‘ultra baratas’. Si bien es verdad que esta iniciativa propició el despegue de Argentina, llegando a crecer un 8% en los últimos años, ya que incentivó el consumo industrial que sirvió de base para la recuperación de la economía, lo cierto es que el exceso de demanda ha provocado el colapso del mercado.

Esto, unido a la falta de lluvias, que ha reducido la producción hidroeléctrica, ha llevado al ejecutivo, a cuatro meses de las elecciones generales, a llevar a cabo acciones desesperadas como amenazar a las compañías energéticas del país con tomar posesión de sus instalaciones durante 180 días, si no son capaces de administrar el gas suficiente.

De esta manera, las últimas semanas se ha puesto de manifiesto que realmente nos encontramos ante el comienzo de una profunda crisis que va a incidir y mucho en la economía argentina, en un momento en el que el país comenzaba a ver la luz después de seis años de recuperación tras los estragos causados por los gobiernos de Carlos Saúl y de Fernando de la Rua.

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