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A la caza del último dividendo: la popular estrategia de inversión que puede salirte cara
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Captura de dividendos

A la caza del último dividendo: la popular estrategia de inversión que puede salirte cara

Aunque algunos estudios han detectado que las acciones no suelen descontar por completo el pago de dividendos, las estrategias de inversión a corto plazo basadas en estos pagos están lejos de ser una ganancia segura

Foto: Pantallas de cotización en la Bolsa de Madrid. (EFE/Altea Tejido)
Pantallas de cotización en la Bolsa de Madrid. (EFE/Altea Tejido)
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"Último día para cobrar el dividendo de esta empresa", "los dividendos que no puedes perderte esta semana"... Titulares de este estilo o similares forman parte de la parrilla habitual de los grandes diarios económicos, como una especie de invitación a aprovechar una oferta única y efímera, a punto de extinguirse.

Desde el punto de vista estricto del funcionamiento técnico de los mercados, este tipo de planteamiento resulta del todo ilógico, casi como animar a alguien a insertar dinero en una máquina expendedora para poder recibir el cambio. Al fin y al cabo, en la bolsa española y en la mayor parte de los mercados bursátiles desarrollados, cuando una empresa abona un dividendo, se descuenta una cantidad idéntica del valor de sus acciones, para reflejar la salida de caja que supone el pago.

Comprar una acción para poder cobrar el dividendo al día siguiente es como pagar de más por algo para que al día siguiente te devuelvan la parte equivalente de esa sobrevaloración. Si, además, se considera que la compra de la acción, probablemente, habrá estado cargada con algún tipo de comisión por parte del bróker empleado, la opción de la máquina expendedora incluso saldría más rentable. Y no hemos entrado aún en el terreno de la fiscalidad, porque todo dividendo lleva su retención.

Sin embargo, este tipo de informaciones y la operativa que a menudo se desarrolla en torno al pago de dividendo por parte de una cotizada (con un notable repunte de volúmenes en torno a las fechas del pago) forman parte de un movimiento aparentemente más racional, que da forma a una estrategia muy simple y popular, conocida como la captura de dividendos. Esta consiste en la compra de una acción poco antes de que dé derecho al cobro de un dividendo para venderla inmediatamente después.

Foto: Francisco Reynes, presidente ejecutivo de Naturgy. (Reuters)

La lógica que sustenta este movimiento estaría basada en una anomalía que ha sido reportada en numerosos estudios académicos desde hace más de medio siglo. En estos se habría reflejado una tendencia —muy extendida a lo largo del tiempo y en diferentes mercados— a que las acciones que pagan dividendo cierren la jornada en que descuentan este abono con una pérdida inferior al monto repartido.

Es decir, el inversor podría embolsarse la remuneración y además obtener una ganancia adicional con la venta de la acción. Valga, a modo de ejemplo, un estudio firmado por Nicolas Eugster, Romain Ducret, Dušan Isakov y Jean-Philippe Weisskopf, en 2021, que toma como referencia lo ocurrido en las bolsas de Europa occidental en los primeros meses de la pandemia del coronavirus, según el cual, un inversor que hubiera comprado una acción cinco días antes de la fecha ex-dividendo y hubiera vendido en la apertura de la sesión en que se descuenta este pago habría obtenido una ganancia promedio del 2,14%.

Foto: Inversores en la bolsa de Nueva York. (Getty/Spencer Platt)

En estos estudios se habrían planteado razonamientos diversos para justificar esta anomalía, con las explicaciones fiscales —maniobras oscuras de elusión, al margen— como las más aceptadas. Según estas, dado que en muchas jurisdicciones los dividendos afrontan una tributación superior a las ganancias de capital, existiría un incentivo por parte de algunos accionistas a aplazar sus compras al momento inmediatamente posterior al abono de estos cupones, lo que explicaría una presión alcista en el día ex-dividendo que compensaría parte del descuento del pago realizado.

Sin embargo, otros estudios han apreciado la misma anomalía en mercados donde no existe una diferencia en la tributación entre un tipo y otro de ganancias, lo que ha obligado a la búsqueda de otras explicaciones. Entre estas, se han planteado razonamientos de microestructura, según los cuales para muchos inversores resulta incómodo el proceso de cobro y gestión de dividendos, por lo que tienden a posponer decisiones de compra al día ex-dividendo. También se han propuesto explicaciones basadas en los costes de transacción y el riesgo, la discreción de precios (basada en el tick mínimo de cotización de las acciones, que puede impedir reflejar con exactitud el pago abonado) o hasta sesgos de comportamiento de los inversores que, por ejemplo, podrían mantener anclados en su mente unos precios como razonables para una acción y, al verlas cotizar a niveles más bajos, se lanzarían a comprarlas, considerándolas baratas, sin tener en cuenta que esa caída del precio pueda estar justificada por el pago de un dividendo.

Un fenómeno escurridizo

Este cúmulo de explicaciones no ha servido para dar una justificación universalmente aceptada a la anomalía del precio de las acciones ex-dividendo, hasta el punto de que un sinfín de autores se han referido a esta cuestión como un rompecabezas en el que no encajan las piezas.

En cualquier caso, las dudas no se limitan a las razones de la anomalía, sino incluso a si esta se puede dar por cierta, especialmente cuando no existen razones fiscales que la justifiquen. El mercado español puede suponer un buen terreno de pruebas, en este sentido, ya que desde 2006 está igualada la tributación entre dividendos y ganancias de capital.

Así, puede resultar ilustrativo que, si se analizan los pagos realizados por las empresas del Ibex 35 a lo largo de 2024, las acciones afectadas acabaron cerrando en negativo la jornada en que descontaron el dividendo (una vez descontado dicho abono) en 30 de 57 ocasiones. Si lo que se analiza es su comportamiento relativo respecto al conjunto del mercado, la situación mejora, pero solo ligeramente, con 30 empresas registrando un saldo mejor que el del Ibex 35 en la jornada en que descontaron dividendo. Es importante tener en cuenta, en este sentido, que el índice sí refleja en su evolución la merma del dividendo pagado por la empresa en cuestión, por lo que en esta comparativa las empresas pagadoras parten con ventaja.

El Ibex ha pagado 24 dividendos en 2025 y 13 de ellos cerraron peor que el indice tras abonarlo

Si se hiciera un análisis semejante de los pagos realizados en los cinco primeros meses de 2025, los números siguen sin justificar ningún tipo de afán por acogerse a la estrategia de captura de dividendos. En este periodo, los miembros del Ibex 35 han celebrado 24 eventos de pago. En 13 de ellos, han evolucionado peor que el índice en su día ex-dividendo.

Estos resultados parecen acordes con los que se desprenden del artículo "The Ex-Dividend Day Anomaly in the Spanish Stock Market", publicado en 2012 por los profesores Josep García-Blandón y Mónica Martínez-Blasco. En este estudio, basado en datos de pagos de compañías del Ibex 35 entre junio de 2006 y junio de 2008, los autores no detectaron ninguna anomalía a favor de las empresas pagadoras en el día ex-dividendo, sino todo lo contrario.

"Contrariamente a la mayor parte de la evidencia existente, los hallazgos de este trabajo ilustran rentabilidades anormales negativas, aunque no significativas, en los días ex dividendo, y rentabilidades anormales positivas y significativas el día anterior al pago de dividendos. Estos resultados fueron evidentes para acciones con rentabilidad por dividendo alta y baja", explican.

Foto: Remuneración de los accionistas. (iStock) Opinión
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Un estudio más reciente, fechado en 2020, que pone el foco en acciones alemanas exentas de tributación por dividendo, tampoco fue capaz de detectar un comportamiento anómalo en el día ex dividendo. "Nuestros resultados son más consistentes con la teoría de la clientela fiscal. En línea con las predicciones teóricas, nuestros resultados empíricos muestran que los precios ex-date de las acciones alemanas con dividendos libres de impuestos disminuyen, en promedio, en la cantidad del pago de dividendos", indican sus autores.

Estos resultados, cuando menos poco concluyentes, parecen suficientes para aconsejar un acercamiento cauto a la estrategia de la captura de dividendos. Y es que resulta difícil pensar que el mercado pueda ofrecer una oportunidad tan sencilla de generar ganancias anormalmente elevadas. Incluso si alguna vez hubiera sido así, el conocimiento de esta pauta sería suficiente para anularla: si muchos inversores se lanzan a comprar una acción en los días previos al pago de un dividendo, podrían provocar un movimiento al alza anormal, mientras que si esos mismos decidieran vender el día que se descuenta ese pago propiciarían el movimiento contrario, creando el caldo más para una pérdida que para lo opuesto. Este tipo de movimientos coincidiría con el que encontraron en su análisis García-Blandón y Martínez-Blasco.

Los dividendos son un elemento esencial en el funcionamiento de los mercados bursátiles y, a menudo, un factor clave para realizar decisiones de inversión. Pero lo que parece fuera de toda lógica es apresurarse a comprar una acción solo porque esté a punto de abonar un dividendo. Lo normal es que el inversor tenga a su alcance formas más inteligentes de usar su dinero. Incluso en una máquina expendedora.

"Último día para cobrar el dividendo de esta empresa", "los dividendos que no puedes perderte esta semana"... Titulares de este estilo o similares forman parte de la parrilla habitual de los grandes diarios económicos, como una especie de invitación a aprovechar una oferta única y efímera, a punto de extinguirse.

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