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Del caos al éxtasis en un 'tuit' (y vuelta a empezar): tres claves que movieron el mercado
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Del caos al éxtasis en un 'tuit' (y vuelta a empezar): tres claves que movieron el mercado

El Ibex sella su tercera semana consecutiva en negativo, en un escenario de máxima inestabilidad, en el que se empieza a poner en duda el propio estatus de EEUU como mercado seguro

Foto: Un operador de mercados en Wall Street. (Reuters/Jeenah Moon)
Un operador de mercados en Wall Street. (Reuters/Jeenah Moon)

La locura se ha instalado en los mercados financieros internacionales, que cierran envueltos en dudas una semana en la que, curiosamente, los principales índices bursátiles del mundo firmaron algunos de los mayores repuntes de su historia reciente.

Sin embargo, los mercados han hecho gala a lo largo de los últimos cinco días de una inestabilidad que habla a las claras de cómo los inversores han visto saltar por los aires las certezas a las que se aferraban hasta hace unos días y luchan por encontrar un relato suficientemente convincente que les anime a tomar nuevos riesgos.

Con la guerra comercial nublando por completo el panorama (por mucho que gran parte de los aranceles hayan quedado pausados durante tres meses), las grandes bolsas internacionales saldan una semana de resultados dispares, en la que Wall Street sí logra recuperar algo de pulso, pero en la que Europa prolonga un retroceso que le ha llevado a perder ya más de un 9% de su valor en apenas siete sesiones.

Una dinámica negativa de la que el Ibex no se libra, por mucho que pueda presumir de contar con los mejores números semanales entre los grandes índices del viejo continente: con un recorte semanal del 1,09%, el selectivo español enlaza ya tres semanas consecutivas a la baja (algo que no ocurría desde octubre de 2023) y se sitúa un 8,9% por debajo de los máximos de 17 años que estableció a finales del pasado marzo, justo antes de que Trump desatara el caos arancelario.

1. Tregua comercial, pero a medias

Precisamente desde el denominado día de la liberación, el pasado 2 de abril, la marcha de los mercados se escribe al ritmo que dicta la guerra comercial puesta en marcha por la Casa Blanca, que ha instalado entre los inversores el temor a un frenazo económico global. Un escenario que resulta más alarmante, si cabe, por el riesgo de que venga acompañado de un impulso de la inflación, que podría limitar la capacidad de actuación de los bancos centrales.

Si ya a finales de la semana anterior los mercados dieron pruebas evidentes de su preocupación (traducida en pérdidas millonarias en bolsa), la que ahora termina se inició con idénticas muestras de tensión, que solo lograron aplacarse en la tarde del miércoles, cuando el presidente estadounidense decidió anunciar a través de un tuit (más concretamente, a través de un mensaje en su red social, Truth Social) una pausa durante 90 días de la mayor parte de los aranceles anunciados la semana anterior y que acababan de entrar en vigor. La decisión fue seguida de un estallido que disparó las cotizaciones de Wall Street, donde el Nasdaq vivió su mejor jornada en 24 años y el S&P 500 se anotó la tercera mayor alza desde la Segunda Guerra Mundial. Un optimismo que tuvo continuidad el jueves en Asia y Europa, pero que ha ido perdiendo fuerza con el paso de las horas.

Y es que, como advierten los expertos, aunque se asuma que la pausa dictada por Trump suponga a la postre la anulación de los aranceles extraordinarios sobre la mayoría de sus socios comerciales, el escenario comercial sigue resultando sumamente complejo, con la aplicación de una tarifa universal del 10%, por un lado; una serie de aranceles específicos a ciertas industrias (acero, automóviles); y, en el centro de todo, un violento choque comercial entre Estados Unidos y China –con aranceles que ya rebasan el 100% en ambos sentidos– que no augura nada bueno para la economía.

Foto: Un 'trader' con una gorra de Trump en la Bolsa de Nueva York. (Reuters/Andrew Kelly)

"El aumento de los aranceles sigue sin tener precedentes. Incluso el tipo del 10% aplicado a la mayoría de los países es mucho más alto que en el pasado y creará problemas a las cadenas de suministro. El tipo del 125% aplicado a China provocará un gran choque inflacionista en Estados Unidos", advierte Paolo Zanghieri, economista senior de Generali AM.

En definitiva, los inversores han visto diluirse la amenaza del peor escenario. Pero lo que queda detrás de este sigue sin resultar tranquilizador. Algo que se evidencia, entre otras cuestiones, en el petróleo, anclado en mínimos de cuatro años, tras ceder casi un 15% desde el pasado 2 de abril.

2. Un mundo sin refugios

El paso atrás dado por Trump en la aplicación de los aranceles se ha explicado a partir de diferentes variables, pero en casi todos los relatos cobra especial relevancia el derrumbe que venían experimentando los bonos estadounidenses, cuyas rentabilidades han experimentado a lo largo de la semana súbitos repuntes, solo equiparables a los vividos en momentos de máxima tensión económica, como los vividos en pleno shock pandémico. El temor a un repentino encarecimiento de la deuda que pusiera en riesgo a empresas, familias y a la propia administración habría forzado a la Casa Blanca a aflojar su política comercial beligerante.

En cualquier caso, la maniobra ha quedado lejos de aliviar las preocupaciones que rodean los últimos movimientos del treasury (el bono estadounidense a 10 años) o el dólar, activos tradicionalmente considerados como refugio, pero que en los últimos días han sufrido fuertes ventas, mientras los inversores se mostraban más inclinados a buscar refugio en el franco suizo, el yen japonés o el oro, que vuelve a batir récords.

La sensación de que Estados Unidos ha dejado de ser un mercado confiable parece estar calando en los mercados y obligando a los inversores a replantearse reglas de gestión de su dinero que hasta ahora parecían grabadas en piedra. La idea de fondo de que Trump y su equipo están librando con sus maniobras una batalla por reescribir los equilibrios de la geopolítica global ha sumido en la máxima incertidumbre cualquier planteamiento de medio o largo plazo. Pero hoy por hoy los inversores parecen entender que no es precisamente en EEUU donde pueden sentirse más confiados.

Foto: Donald Trump firma la orden de los nuevos aranceles. (Getty/Andrew Harnik)

En este contexto, entra en juego la posibilidad de que Europa pueda pasar a revelarse como una región más afable para acoger ese dinero en busca de un entorno seguro. Una transformación que se venía fraguando desde hace semanas (especialmente desde el giro fiscal de Alemania) y que parece cobrar nuevo peso ante la desconfianza que generan los vaivenes de la política económica estadounidense.

Buena muestra de esto queda reflejada en el boom experimentado por el euro, que ha tocado este viernes los 1,14 dólares por primera vez desde 2022, tras firmar un repunte semanal de más del 3% frente al 'billete verde'.

Europa juega a su favor, además, con la creencia instalada en el mercado de que el escenario generado por los aranceles de Trump resultará desinflacionario en la región (al contrario que en EEUU), lo que debería facilitar la intervención del BCE en respaldo de la economía.

Que nada de esto haya servido para impulsar las bolsas de la región en la última semana puede explicarse por el hecho de que, al fin y al cabo, las grandes cotizadas europeas son empresas especialmente enfocadas en el comercio internacional (apenas generan un 40% de sus ingresos en Europa), lo que las deja muy expuestas al caos arancelario.

3. El termómetro de los resultados

Una cuestión clave a la que se enfrentan los mercados en el momento actual es hasta qué punto las caídas de los últimos días reflejan el daño a la economía de esta nueva crisis comercial.

Con el S&P 500 y el EuroStoxx 50 cotizando casi un 14% por debajo de sus máximos, no faltan inversores que se puedan sentir tentados a aprovechar las caídas para tomar posiciones, bajo la esperanza de que la batalla arancelaria no vaya a mayores y que, finalmente, el daño a la economía resulte manejable y se pueda evitar la recesión. Si a este discurso se le añade la confianza que algunas casas siguen mostrando en la revolución económica que traerá consigo el desarrollo de la inteligencia artificial, la expectativa de que las bolsas recuperarán el pulso más pronto que tarde parece justificada.

Sin embargo, también abundan las voces que advierten del riesgo de que los recortes vayan a más en los próximos meses (Bank of America apunta a caídas adicionales de hasta el 10% en la bolsa europea), a medida que el crecimiento económico vaya perdiendo fuerza y los analistas empiecen a rebajar las previsiones de resultados empresariales para reflejar este escenario menos propicio. Así, la temporada de resultados del primer trimestre, iniciada oficiosamente este viernes, se presenta como un momento clave para pulsar no tanto la situación de las empresas, como su confianza de cara a los próximos trimestres.

Foto: Foto: Getty/Spencer Platt)

Mientras tanto, donde la incertidumbre empieza a hacer mella ya es en la confianza de los consumidores, según se desprende este viernes del índice de la Universidad de Michigan, que se situó en su nivel más bajo desde 2022, una situación que añade preocupación al entorno actual.

“La confianza del consumidor es fundamental cuando la economía se encuentra en un punto de inflexión, y, considerando que está absorbiendo cuatro shocks, la confianza es cada vez más importante y va en la dirección inapropiada”, avisan en Oxford Economics.

La locura se ha instalado en los mercados financieros internacionales, que cierran envueltos en dudas una semana en la que, curiosamente, los principales índices bursátiles del mundo firmaron algunos de los mayores repuntes de su historia reciente.

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