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Del día de Liberación al del Empobrecimiento: Trump hace un boquete billonario en las bolsas
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Tres claves que movieron el mercado

Del día de Liberación al del Empobrecimiento: Trump hace un boquete billonario en las bolsas

Los inversores han visto saltar por los aires su convicción en que el crecimiento económico estaba asegurado y se preparan para adentrarse en una fase larga de incertidumbre

Foto: Bolsa de Madrid. (Europa Press/Eduardo Parra)
Bolsa de Madrid. (Europa Press/Eduardo Parra)
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Han pasado ya cinco meses desde que la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses convirtió los aranceles en uno de los temas esenciales para el devenir de los mercados, pero no ha sido hasta esta semana cuando los inversores han sido conscientes de a qué se están enfrentando.

Si hasta el momento venían lidiando con la persistente amenaza comercial como si se tratara de una simple herramienta de negociación por parte de la Casa Blanca, los últimos acontecimientos les han puesto de bruces ante una realidad mucho menos complaciente, en la que las barreras comerciales se presentan como un elemento real, desmesurado y doloroso, que cambia por completo el guion que venía marcando el paso a los mercados.

El relato imperante, hasta ahora, partía de la idea de que, en gran medida, se mantenía vigente el escenario hiperoptimista ('goldilocks' o 'ricitos de oro', como dicen en Wall Street), en el que, con mayor o menor fuerza, el crecimiento económico (apoyado en las promesas de la inteligencia artificial) se mantenía sólido y se veía apuntalado con el respaldo de los bancos centrales. Al término de esta semana, los inversores no pueden dar por seguro ninguno de estos elementos a medio plazo.

La respuesta de ayer de China, anunciando sus propios aranceles del 34% a EEUU, no hicieron más que afianzar la tesis de que Trump acaba de activar una escalada arancelaria global que va a encarecer los precios y lastrar el crecimiento económico. Los analistas de JP Morgan han elevado el riesgo de una recesión global del 40% al 60%.

El resultado no ha podido ser más elocuente: en solo dos días, las bolsas mundiales han liquidado casi una decena billones de valoración (solo en Wall Street han sido 6,6 billones de dólares, unos 6 billones de euros), convirtiendo en papel mojado gran parte de las ganancias acumuladas desde el arranque de 2025 (Wall Street, de hecho, cotiza ya por debajo de los niveles previos a la victoria de Trump, en noviembre).

Desde Canadá a Australia, pasando por Wall Street, Brasil, Japón, China y, por supuesto, Europa. No hay mercado que escape a la ola de pánico y que convierte la semana recién finalizada en una de las peores que se recuerdan en los parqués mundiales desde el estallido de la pandemia del coronavirus. Si el Nikkei japonés ha cedido en cinco jornadas un 9%, el EuroStoxx 50 se ha dejado por el camino un 8,5% de su valor, mientras que Wall Street ha visto esfumarse más de un 7,5%, con el Nasdaq entrando ya en mercado bajista (ha perdido más de un 20% desde su récord de finales del año pasado).

Tampoco escapa, ni mucho menos, el Ibex 35, que hasta hace pocos días lucía con orgullo su condición de mejor índice del año (entre los grandes), con ganancias que superaban el 16%. Hoy, esos réditos han quedado reducidos a un menos lustroso 7%, tras dejarse en la semana un 6,7% que le devuelve a niveles de hace dos meses, por debajo de los 12.500 puntos.

Estas son las claves que han movido el mercado a lo largo de la semana:

1. Europa colapsa por la banca

Hace tiempo que el mercado viene mostrando su desagrado ante la retórica beligerante de Trump y su equipo en materia comercial, lo que ya se venía reflejando en la creciente inestabilidad de Wall Street, especialmente evidente a lo largo del último mes, cuando más obvia se ha ido haciendo la estrategia arancelaria de la Casa Blanca.

Europa, sin embargo, había logrado salir ilesa de esas preocupaciones, aupada por las esperanzas de una especie de renacimiento económico, que estaría impulsado por el millonario programa de inversiones –reforma constitucional mediante– del nuevo (en ciernes) gobierno alemán y el plan de gasto en defensa de la unión, que, junto a una posible paz en Ucrania, parecían poner las bases para el auge del crecimiento en una región afectada desde hace años por el estancamiento.

Los acontecimientos de los últimos días, sin embargo, han supuesto un enorme jarro de agua fría sobre esos planteamientos, porque dan forma a un shock comercial masivo, que pone en peligro una parte muy relevante de las exportaciones regionales y puede arrastrar fácilmente a la recesión al viejo continente. Todo lo contrario del renacimiento proyectado.

Foto: Donald Trump firma la orden de los nuevos aranceles (Getty/Andrew Harnik)

La mejor muestra del viraje que ha experimentado la visión del mercado hacia Europa se encuentra en la reacción de la banca, un sector aparentemente protegido del envite arancelario, pero que ha acabado encajando el mayor golpe. Ha firmado un descalabro en dos sesiones del 13,5%, que supera con creces las pérdidas de sectores a primera vista más afectados, como la automoción o el lujo.

No puede perderse de vista que el sector financiero había sido hasta la fecha el gran beneficiado del optimismo en torno a Europa, que ahora se diluye provocando el desplome de entidades como Société, UniCredit, Deutsche Bank o las españolas Bankinter, CaixaBank y Santander, que firman retrocesos de entre el 19 y el 13% en la semana. Unos números rojos a los que apenas se acercan, entre las grandes firmas europeas, compañías como Glencore, Infineon, BP, Pandora o Siemens, que portan igualmente en sus caídas la alerta de crisis.

Firmas como Bank of America planteaban en la mañana de este viernes que, una vez diluido el optimismo de inicio de curso y ante el esperado golpe de los aranceles, las bolsas europeas podrían enfrentarse al riesgo de caídas de hasta el 10% adicional (algo menos de un 5%, si se descuenta el descenso de este viernes).

2. El preocupante pinchazo del dólar

Por muy imprudente e irreflexiva que pueda parecer por momentos la actuación de la Casa Blanca, no carece de cierta lógica justificatoria. Entre el equipo de Trump parece predominar la idea de que lo que muchos ven como unos aranceles "desaforados" es en realidad la llave que les permitirá rediseñar las relaciones comerciales internacionales de una forma más propicia a los intereses estadounidenses.

Ya sea porque las empresas internacionales que quieran vender sus productos en el país dejen más dinero en las arcas públicas (trasladando producción a la mayor economía del mundo para, precisamente, esquivar esas barreras comerciales), o sea porque muchos países traten de aliviar el castigo arancelario ofreciendo mejores condiciones a los productos estadounidenses.

El problema es que un viraje tan drástico como el que parece buscar la Casa Blanca en las relaciones profundas entre los distintos países (solo así puede leerse una ráfaga de aranceles tan generalizados y abultados) apela a un sinfín de condicionantes de muy difícil control que pueden echar fácilmente por tierra esos planes. "En nuestra opinión, este es un día de empobrecimiento, no de liberación", alertaba este jueves en un informe Christopher Wood, estratega jefe global de renta variable del banco de inversión Jefferies.

Foto: Imagen de la bolsa de Nueva York. (EFE/Justin Lane)

Así parecen estar entendiéndolo los mercados, que han vuelto a convertir a Wall Street y los activos estadounidenses en los perdedores más obvios de esta nueva batalla comercial, con un llamativo paso atrás del dólar, justo al contrario de lo que la teoría económica habría pronosticado que ocurriría tras la imposición de los aranceles.

La idea vigente casi hasta esta misma semana de que Trump y su equipo no irían muy lejos con medidas que pudieran desestabilizar su propio mercado y economía se ha visto seriamente dañada por los acontecimientos más recientes. Ayer mismo, el presidente de EEUU reposteó en su red social un vídeo en el que un usuario anónimo desarrollaba la tesis, con errores factuales y mentiras obvias, de que la caída de las bolsas estaba siendo provocada a propósito por Trump. La idea sería forzar a la Fed a bajar los tipos de interés y así refinanciar la deuda de EEUU a mejores precios. Sin embargo, el propio presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, aseguró ayer que los aranceles de Trump van a aumentar la inflación, lo que dificulta y aleja la probabilidad de bajadas de tipo.

"En tan solo unas semanas, Estados Unidos, considerado en su momento el motor fiable de la economía mundial debido a su excepcionalismo, se ha convertido en blanco de crecientes preocupaciones por la estanflación, una preocupante combinación de desaceleración del crecimiento y aumento de la inflación", advertía Mohamed El-Erian, presidente del Queens’ College de Cambridge y asesor de Allianz, en un artículo publicado en Financial Times.

La sensación de que, sin un cambio de postura de Trump y su equipo, Estados Unidos podría acabar viéndose inmersa en una crisis similar a la que padeció en la década de 1970 y principios de 1980 (la era de la estanflación) representa uno de los escenarios más temibles de cuantos encaran ahora los inversores.

3. En busca del refugio perdido

Con las bolsas en caída libre, el dólar flaqueando y hasta el oro (ya en zona récord) mostrándose remiso a seguir subiendo, los inversores han convertido los bonos en su refugio predilecto en esta crisis, lo que ha permitido que el treasury (el bono estadounidense a 10 años) haya visto caer su rentabilidad por debajo del 4%, por primera vez en seis meses, o que el bund (los títulos alemanes al mismo plazo) hayan firmado su mejor semana de año, con un recorte de los intereses de 15 puntos básicos.

Más difícil parece la tarea de buscar rincones seguros en bolsa. No hay más que comprobar que entre una selección de los 92 principales índices bursátiles del mundo, solo 14 han cerrado la semana con avances (y solo cinco de ellos superan el 1%) o que ninguno de los 20 sectores del Stoxx 600 europeo firmó ganancias en los últimos cinco días.

Los expertos se muestran divididos, entre quienes aconsejan mantenerse al margen del mercado por el momento y quienes consideran que las recientes caídas pueden suponer una oportunidad interesante para tomar posiciones en el mercado, como defendía este mismo viernes el reconocido analista estadounidense Ed Yardeni.

Foto: La evolución de las bolsas a través de ordenadores. (WSJ)

Los más optimistas suelen partir de la idea de que lo planteado esta semana por Trump es una posición de máximos que se irá suavizando con el paso de los días, a medida que las negociaciones con los distintos países vayan dando fruto, lo que originará un flujo de noticias positivas que favorecerá la recuperación de los mercados.

Otros, más cautos, advierten de que, al apuntar a todo a la vez y en todas partes, la Casa Blanca habría creado unas condiciones demasiado complejas como para pensar en negociaciones que den resultado a corto plazo. Por tanto, advierten de que los mercados estarán sometidos a la incertidumbre y la volatilidad durante un largo periodo de meses, que en Julius Baer cifran entre 3 y 9.

Sobre la mesa de los estrategas sobrevuela, en cualquier caso, la idea de que esto no es una crisis coyuntural que será posible sellar en un horizonte previsible. En cambio, lo que se estaría definiendo con ofensivas como la sostenida por Trump y su equipo, es un cambio de raíces más profundas, llamado a redibujar los contornos del poder económico y geopolítico a escala global.

La idea de una lucha profunda por el dominio global proyecta incertidumbres a largo plazo

"Los inversores deben enfrentarse ahora a la posibilidad de que la Pax Americana, una era de relativa estabilidad y orden global bajo la influencia de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, esté llegando a su fin", señalan los expertos de la gestora Muzinich & Co. en un informe en el que asemejan esta situación al movimiento de las placas tectónicas. "El desplazamiento de las placas tectónicas es lento, pero cuando se produce un movimiento, puede causar una enorme perturbación, al igual que la acción de los precios de esta semana en los mercados financieros", afirman.

El contexto no se presenta, a primera vista, propicio para la certidumbre, y los inversores parecen obligados a moverse con pies de plomo, chequeando el suelo que pisan a cada paso.

Al fin y al cabo, como observa El-Erian en el artículo anteriormente citado (en referencia a empresas y gobiernos, para también aplicable a los individuos), "para prosperar en un mundo de cambios estructurales que duran varios años, necesitan aceptar la incertidumbre y la volatilidad en lugar de dejarse paralizar por ellas; y necesitan adoptar un grado de humildad, resiliencia y agilidad que puede superar con creces su nivel habitual. Más allá de eso, no existen respuestas comunes ni soluciones sencillas. Es, sin duda, un mundo nuevo e inquietante".

Han pasado ya cinco meses desde que la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses convirtió los aranceles en uno de los temas esenciales para el devenir de los mercados, pero no ha sido hasta esta semana cuando los inversores han sido conscientes de a qué se están enfrentando.

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