Trump hiere, pero no mata, al ESG: los fondos aún ven hueco a la inversión verde
Los gestores españoles de fondos y bancas privadas asumen que la inversión sostenible se ha llevado un duro revés con el regreso de Donald Trump, pero que no es definitivo
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El ESG está herido, pero no muerto. Los fondos españoles aún ven hueco para la inversión sostenible, a pesar del revés que se ha llevado con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Esta es una de las conclusiones de la XXXVI Encuesta de Sentimiento de Mercado de El Confidencial.
En el sondeo de diciembre han participado 29 casas de inversión, tanto gestoras de fondos como bancas privadas, con unidad de gestión o asesoramiento en España, y con más de 700.000 millones de euros administrados.
La inversión en ESG (criterios ambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés) ha sido protagonista en la última década. Casi todas las gestoras, bancas privadas, fondos de pensiones o boutiques de asesoramiento han abogado por la inversión verde. Priorizar las renovables y penalizar a las energías más contaminantes. Dejar de invertir en empresas ligadas al armamento. Y penalizar comportamientos que vayan contra la inclusión social en las empresas.
Y fue bien. Comercialmente, ha sido una baza frente al auge de la gestión pasiva. Mientras que no suponía un lastre para la rentabilidad. De hecho, ha habido momentos en que ha sido positivo, por el impulso de las renovables. Pero todo se torció con la Guerra de Ucrania. De repente, hubo un shock energético que disparó los precios y obligó a muchos países a replantearse sus suministros de energía por motivos geopolíticos. El carbón, que estaba demonizado, ya no tanto. Y el petróleo se disparó en precio y, con ello, las cotizaciones de las petroleras.
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Así, ha habido dos años en los que invertir en energías sucias ha sido más rentable que hacerlo en renovables. Además, en países como en España ha habido una crisis del sector de energías verdes, con muchos proyectos replanteándose su futuro, y algunas reestructuraciones y quiebras. Por lo tanto, invertir en ESG, tras la Guerra de Ucrania, ha tenido un coste en rentabilidad.
En las últimas semanas, ha llegado un nuevo mazazo. Donald Trump ha vuelto a la Casa Blanca y uno de sus primeros mensajes ha sido decir que el Green New Deal ha sido una desgracia. A los republicanos nunca les gustó mucho el ESG, y gigantes como BlackRock tuvieron que usar un lenguaje ambiguo en Estados Unidos, mientras que presumían de la bandera de la sostenibilidad en el resto del mundo, especialmente en Europa.
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Pero no ha podido más. BlackRock, como han hecho todos los bancos estadounidenses, ha abandonado la Alianza Net Zero, donde siguen las gestoras europeas, ya sea por principios o porque la propia regulación europea les exige compromisos casi equivalentes.
¿Esto es el fin del ESG? No, según los gestores españoles. Pero sí un duro revés. El grueso de los gestores encuestados considera entre un revés menor y un impacto negativo significativo el hecho de que BlackRock y otras entidades estadounidenses hayan abandonado la Net Zero Asset Manager Initiative (NZAM), así como la victoria de Trump.
Esta es una de las grandes conclusiones de la encuesta, en la que los fondos han vuelto a apostar por la banca como inversión favorita. No obstante, es llamativo que el sector del petróleo y gas está entre los predilectos, o que gusta más Wall Street que Europa. Señales que, ahora mismo, juegan en contra de la inversión ESG.
El ESG está herido, pero no muerto. Los fondos españoles aún ven hueco para la inversión sostenible, a pesar del revés que se ha llevado con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Esta es una de las conclusiones de la XXXVI Encuesta de Sentimiento de Mercado de El Confidencial.