El olor a inflación crea confusión en las bolsas: tres claves que movieron el mercado
Mientras Wall Street se inquieta por la escalada del interés de los bonos, Europa aprovecha para recortarle terreno con el tirón de la banca, pero dejando también muestra de debilidad
El olor a inflación impregna los mercados financieros internacionales. Meses después del inicio de los recortes de tipos a ambos lados del Atlántico, que parecían la declaración de que la batalla contra el repunte de los precios había acabado con victoria, los inversores han vuelto a toparse en las últimas jornadas con un viejo enemigo que torna la hoja de ruta del mercado mucho más confusa.
Tanto que lo que hace unos pocos días se presentaba como la apuesta ineludible para 2025 (la bolsa estadounidense) ha trocado en uno de los focos principales de la inquietud, mientras que las poco prometedoras bolsas europeas le recuperan terreno, aunque con mejores números que sensaciones.
En este escenario, en el que los inversores han movido sus apuestas en función de lo que dicta el mercado de bonos, la bolsa española ha encontrado ánimos para anotarse una nueva subida semanal, del 0,59%, que le deja a la zaga de las principales plazas de la región, a causa del lastre que le han supuesto los dividendos que descontaron este viernes tanto Iberdrola como Repsol.
1. Trump hace bailar las bolsas
Aún resta más de una semana para que Donald Trump asuma la presidencia de Estados Unidos pero su capacidad para mover los mercados se muestra tan elevada como si ya habitara la Casa Blanca.
Así lo han podido comprobar esta semana los sectores de energías renovables (para mal) y defensa (para bien). El primero, en el que grupos como Vestas u Orsted sellaron recortes superiores al 12%, se encontró con la amenaza del presidente electo de prohibir la instalación de nuevos molinos de viento en el país. En el lado opuesto, compañías como Dassault, Leonardo, Thales o Rheinmettal acogieron con sólidos avances su insistencia en que los miembros de la OTAN deben elevar su gasto militar.
En cualquier caso, para el conjunto de los mercados resulta mucho más esencial todo lo concerniente a sus principales planes económicos y, más concretamente, los aranceles. En este sentido, los inversores arrancaron la semana con noticias esperanzadoras, al señalar el Washington Post que Trump y sus asesores estarían planeando un programa de aranceles más selectivo del que por momentos han parecido sugerir sus palabras.
Si esta noticia infundió el lunes ciertos ánimos a algunos de los sectores más penalizados por esta amenaza, como el del motor, el rápido desmentido de Trump y las noticias publicadas posteriormente por CNN, que apuntan a cómo el gobernante estaría planeando declarar la emergencia económica nacional para justificar un conjunto de aranceles universales, acabarían helando el optimismo inicial.
2. El toque de atención de los bonos
El principal miedo de los inversores en torno a los planes de Trump es que se acaben convirtiendo en un impulsor de nuevas presiones inflacionarias. Una preocupación que se viene plasmando de forma notoria en el mercado de bonos desde antes de su victoria electoral y que en las últimas jornadas ha alcanzado cotas significativas, al superar el bono estadounidense a 10 años el nivel del 4,7%, por primera vez desde el pasado abril, mientras se intensifican los augurios de que podría llegar a alcanzar el 5%, en medio de un déficit creciente en la mayor economía del mundo.
El temor a que la Fed no pueda proseguir con su actual ciclo de recortes de tipos es una cuestión que inquieta a Wall Street, que ha basado en gran medida su reciente bonanza en la expectativa de tipos de interés más bajos.
Cabe decir, en todo caso, que si el rumbo de la Fed está ahora en cuestión no es solo a causa de Trump, sino también por la fortaleza que muestra la economía estadounidense, refrendada a lo largo de la semana en una serie de datos positivos que tuvo su culmen este viernes con las poderosas cifras de empleo en el mes de diciembre.
La cuestión es que EEUU no está sola en este repunte de rentabilidades de los bonos, que también han alcanzado máximos desde el pasado verano en España o Alemania, mientras que en Reino Unido (penalizada por sus propios problemas económicos) se sitúan en sus niveles más elevados desde 2008.
Al efecto arrastre de EEUU (motivado entre otras cuestiones por las dificultades que podría encontrar el BCE para bajar tipos si la Fed no lo hace) se han añadido en los últimos días una serie de datos que muestran que, también en Europa, las presiones de los precios se mantienen más persistentes de lo que cabía esperar. Y la fuerte escalada de los precios energéticos en los últimos días (el barril de Brent ronda los 80 dólares por primera vez desde octubre) no hace sino azuzar la preocupación.
El potencial desestabilizador de unos tipos más altos en una economía que sigue dando muestras de estancamiento resulta indiscutible y se ha hecho notar esta semana en la débil evolución de sectores especialmente sensibles, como las energéticas (Acciona, Acciona Energía, Solaria, Iberdrola y Naturgy resaltan entre los peores del Ibex en la semana, con recortes entre el 7 y el 4%) e inmobiliarias.
Pero la buena acogida de la banca a este cambio de guion (CaixaBank, Sabadell, BBVA y Bankinter firman avances entre el 8,5 y 6,5%) compensa con creces los impactos negativos en índices como el Ibex y el Ftse Mib italiano.
3. Esperando los resultados corporativos
En medio de este confuso escenario, los inversores se preparan para el inicio la próxima semana de una nueva ronda de resultados empresariales, con el inicio de las presentaciones de los bancos estadounidenses previsto para el próximo viernes.
Como observan los expertos de Macroyield, en las últimas semanas han sido elevadas las revisiones a la baja de estimaciones, lo que debería facilitar que las empresas superen las proyecciones del consenso. Sin embargo, esto no tiene por qué suponer un catalizador para las bolsas, dadas las elevadas expectativas que parecen recogidas ya en los precios.
"La alta exigencia de los inversores podría volver a dejarse notar, tal como viene ocurriendo en anteriores trimestres, donde el impacto al alza en precio de las sorpresas positivas no fue tan relevante como el impacto negativo de las decepciones, aunque en la campaña del tercer trimestre este comportamiento más exigente se moderó", explican en la firma.
Más allá de los resultados, los mensajes que puedan ofrecer las empresas sobre el potencial impacto de la política arancelaria de Trump puede ser una de las claves que marque la respuesta de los inversores.
El olor a inflación impregna los mercados financieros internacionales. Meses después del inicio de los recortes de tipos a ambos lados del Atlántico, que parecían la declaración de que la batalla contra el repunte de los precios había acabado con victoria, los inversores han vuelto a toparse en las últimas jornadas con un viejo enemigo que torna la hoja de ruta del mercado mucho más confusa.
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