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Del 'boom' de la IA al efecto Trump: las claves que movieron el mercado y las que lo moverán en 2025
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AÑO DE PREVISIONES CUMPLIDAS

Del 'boom' de la IA al efecto Trump: las claves que movieron el mercado y las que lo moverán en 2025

Las bolsas cierran un 2024 positivo, guiadas por las rebajas de los tipos. Las perspectivas para el nuevo año resultan más inciertas, aunque hay razones para un optimismo prudente

Foto: El toro de Wall Street. (Reuters/Carlo Allegri)
El toro de Wall Street. (Reuters/Carlo Allegri)
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El año 2024 que acaba de poner el broche final en los mercados financieros puede leerse fácilmente como un año de previsiones cumplidas. El que se presentaba como un ejercicio condicionado por la dinámica de los tipos de interés ha acabado resultando, precisamente, eso, un año en el que los movimientos y expectativas de movimiento sobre el precio del dinero han guiado cada paso de los inversores.

Hace algo más de un año, cuando 2024 asomaba en el horizonte de los mercados financieros, los expertos de la división de banca privada de JP Morgan alentaban a los inversores a aprovechar lo que entendían que representaba “una oportunidad única en una generación”, favorecida por “un régimen de tipos de interés completamente nuevo”.

Y los números finales parecen atestiguar que este fue un pronóstico atinado. La sucesión de récords de Wall Street y otras grandes plazas internacionales o la subida del Ibex a niveles no vistos desde 2010 (en su versión con dividendos también ha alcanzado máximos históricos) suponen muestras elocuentes de la dinámica positiva que ha seguido empujando a los inversores a lo largo del año, a pesar de la continua sucesión de eventos inesperados y cambios de guion a los que han tenido que irse enfrentando. Al final, las mismas fuerzas que ya motivaron un cierre en positivo en 2023 han resguardado al mercado de la desazón que por momentos ha parecido enturbiar las perspectivas de inversión.

Entender hacia dónde se dirigen ahora estas mismas fuerzas se antoja esencial para comprender las perspectivas que se abren ante los inversores en el año 2025.

1. El rumbo de los tipos de interés

Si JP Morgan se atrevía a finales de 2023 a hablar de “un régimen de tipos de interés completamente nuevo” es porque, entonces, tras un intenso ciclo de subidas del precio del dinero, con el que los principales bancos centrales se enfrentaron a la brusca subida de la inflación, el mercado empezaba a atisbar el paso a un ciclo de recortes de tipos, al considerarse controlada la amenaza inflacionaria.

Este relato ha sido puesto a prueba en infinidad de ocasiones a lo largo del año, con los inversores reaccionando con brusquedad a cada dato que parecía alejar el siguiente recorte de las tasas. A la postre, sin embargo, y pese a algunos retrasos (el BCE los inició en junio y la Fed en septiembre), los recortes de tipos han acabado haciéndose efectivos, entregando al mercado una poderosa palanca para prolongar su impulso positivo.

Foto: Un trader en el parqué del New York Stock Exchange. (Reuters/ Andrew Kelly)

Resulta significativo, sin embargo, cómo la recomposición de esas expectativas ha ido modulando la manera en que los inversores han ido jugando la carta de las rebajas de tipos y, al término del año, son casi más evidentes los sectores que han salido reforzados por la sensación de que estos están siendo más lentos y menos intensos de lo esperado inicialmente (la banca y los seguros son los mejores sectores del año en Europa) que los beneficiados directamente por la caída de los costes de financiación.

De hecho, en las últimas semanas ha vuelto a triunfar esa sensación, principalmente motivada por la Fed estadounidense, de que el camino a la baja de los tipos de interés es más bien limitado y que el mercado tendrá que habituarse a lidiar en los próximos ejercicios con tipos bastante más elevados de los que eran usuales antes de 2022. Que las rentabilidades de los bonos a largo plazo de EEUU, Alemania o España cierren el año por encima de los niveles que mostraban a inicios del año es otra evidencia de ese cambio de expectativas que ha restado algo de fuerza a las bolsas en el tramo final del año.

2. El regreso de Trump

Que los inversores acaben el año con una perspectiva menos clara del rumbo de los tipos de interés es a causa, principalmente, del que puede leerse como el principal suceso político del año para los mercados: la victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos.

A escasos días para que el controvertido empresario asuma la presidencia del país, los inversores siguen mirando con recelos algunas líneas de su plan económico, especialmente las referidas a la imposición de aranceles a la importación y las restricciones a la inmigración, ante el riesgo de que acaben produciendo una nueva ronda de presiones inflacionarias que obligue a la Fed a detener los recortes de tipos, si no a subirlos nuevamente.

“Es probable que las políticas de Trump en este momento (aranceles, recortes de impuestos) tengan menos impacto hoy y entrañen riesgos"

Aunque por momentos los inversores han parecido dar más peso a sus promesas de recortes de impuestos y alivio regulatorio, esperanzados en que favorezcan, como en 2016, un nuevo impulso de los resultados empresariales en EEUU, poco a poco parecen ir calando las preocupaciones por los efectos menos positivos de sus políticas

“Es probable que las políticas de Trump en este momento (aranceles, recortes de impuestos y restricciones a la inmigración) tengan menos impacto hoy y entrañen mayores riesgos. Por tanto, la trayectoria futura de los tipos de interés y la política de la Reserva Federal están sujetas a un alto grado de incertidumbre, lo que probablemente conducirá a una mayor volatilidad en los mercados financieros”, advierten los expertos de Berenberg.

3. La seguridad ya no renta

Aunque la convicción en torno a los recortes de tipos sea ahora menor que lo era hace un año, los expertos aún esperan que los recortes ya aprobados a lo largo de 2024 jueguen el próximo año un papel clave en sostener la marcha alcista de las bolsas. No solo porque deberían contribuir a un escenario económico más benigno, sino también porque, en la medida en que este se vaya haciendo efectivo, facilitarán que los inversores adopten más riesgos en sus inversiones.

No en vano, según los datos manejados por Berenberg, en 2024 los inversores continuaron acaparando importantes cantidades de dinero en fondos monetarios y depósitos de corto plazo que han ido perdiendo atractivo con la rebaja de los tipos de interés. Por eso, auguran que, siempre que las condiciones económicas lo favorezcan, una parte de ese dinero irá fluyendo hacia otros activos con mayores perspectivas de retorno, como sería el caso de las bolsas, a pesar de las dudas que las rodean.

4. Las dudas de Europa

Trump no ha sido, en cualquier caso, el único sujeto de la incertidumbre política que ha afectado al mercado a lo largo del año. De hecho, los inversores han mostrado mayor inquietud por la evolución de los acontecimientos en Europa, con Francia y Alemania sometidas a una inestabilidad que no solo amenaza con afectar sus dinámicas internas, sino con lastrar al proyecto europeo en su conjunto. No es casualidad que el Cac 40 francés cierre el año como el peor de los grandes índices mundiales, arrastrado por los temores de que la debilidad de sus gobiernos impida acometer las reformas fiscales que el país necesita.

Foto: (Reuters/Andrew Kelly)

Estas cuestiones, sumadas al temor al impacto de las políticas proteccionistas de Trump, la debilidad de la economía china y las tensiones que sigue generando la guerra de Ucrania han acabado por dinamitar las esperanzas de Europa de recuperar el terreno perdido con Wall Street, que no solo acaba 2024 con números mucho mejores, sino que se mantiene con diferencia como la principal apuesta de los inversores para el nuevo año.

Si se fija la mirada en el mercado español, el temor a cómo puedan influir las políticas de Trump en Latinoamérica y, muy especialmente, en México y Brasil se presenta como uno de los principales riesgos para el Ibex, muy dependiente de esa región.

Eso sí, aunque en inferioridad, algunas voces se atreven a advertir de que, con una brecha de valoración favorable a Wall Street en alrededor de un 40%, las posibilidades de Europa de acabar superando a los índices norteamericanos no son tan escasas como parece.

5. La IA, entre la esperanza y la burbuja

La preferencia de los inversores hacia Wall Street respecto al resto de bolsas mundiales puede explicarse, en gran medida, por el atractivo de las grandes tecnológicas, con un peso mucho más destacado en el mercado estadounidense.

Las crecientes expectativas en torno a la inteligencia artificial, que han tenido en Nvidia a su principal exponente, han desatado un furor inversor hacia el sector que se ha ido extendiendo a otras grandes compañías tecnológicas más o menos relacionadas con esta tendencia, como Broadcom, Netflix, Tesla o Meta.

Foto: Foto: EFE/Justin Lane.

Detrás de estos repuntes reside la idea de que la IA representa una revolución que acabará dando forma a nuevos modelos de negocio, además de reforzar la eficiencia de procesos ya existentes, impulsando márgenes y ganancias en un amplio espectro de empresas.

Sin embargo, algunas voces advierten de que las valoraciones que están alcanzando las compañías arrastradas por este relato resultan difícilmente justificables y se asemejan a algunos de los excesos que dieron forma a la burbuja puntocom a finales del siglo pasado.

Por el contrario, otros sectores que hace pocos años eran observados con similar entusiasmo por los inversores, como el de las energías renovables y el vehículo eléctrico, han visto agudizarse en 2024 el mal tono que ya mostraron en 2023, ante las dudas de los inversores sobre la rentabilidad futura de sus actividades y, sobre todo, quiénes pueden resultar los ganadores de esta tendencia.

6. Un mercado en manos de los más grandes

El propio boom de la inteligencia artificial ha contribuido a reforzar un fenómeno que viene de lejos y que en 2024 ha alcanzado dimensiones muy llamativas en los mercados: la concentración de inversiones en las empresas más grandes.

El año termina con tres grandes tecnológicas estadounidenses (Apple, Nvidia y Microsoft) registrando valoraciones por encima de los tres billones de dólares –más que el valor total de la bolsa alemana o francesa– y con los índices de compañías de pequeña capitalización ofreciendo números mucho más modestos que los de las grandes, que estarían distorsionando la pintura general.

Inditex, Iberdrola y los grandes bancos han agudizado la dependencia del Ibex de sus miembros más grandes

Además de la expectativa de que sean las grandes tecnológicas las que mejor capitalicen el auge de la IA y de la mayor confianza que generan estas compañías en tiempos de incertidumbre económica como los actuales, los expertos señalan al auge de la inversión pasiva como uno de los elementos clave que estarían contribuyendo a concentrar inversiones en los más grandes del mercado y haciendo los grandes índices extremadamente dependientes de estas compañías, cuyos resbalones pueden resultar letales para el conjunto del mercado.

En España, aunque la influencia de las grandes tecnológicas y la IA es residual, el tirón de compañías como Inditex, Iberdrola y los grandes bancos, Santander y BBVA, ha agudizado en los últimos tiempos la dependencia del Ibex de sus miembros más grandes.

El año 2024 que acaba de poner el broche final en los mercados financieros puede leerse fácilmente como un año de previsiones cumplidas. El que se presentaba como un ejercicio condicionado por la dinámica de los tipos de interés ha acabado resultando, precisamente, eso, un año en el que los movimientos y expectativas de movimiento sobre el precio del dinero han guiado cada paso de los inversores.

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