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De la opa de BBVA al cerco regulatorio a los fondos: los retos de San Basilio en la CNMV
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NUEVO MANDATO

De la opa de BBVA al cerco regulatorio a los fondos: los retos de San Basilio en la CNMV

El nuevo presidente de la CNMV tendrá encima de la mesa la opa hostil al Sabadell, la regulación de las criptos, Grifols e intervenir en el debate sobre los costes de los fondos

Foto: Carlos San Basilio, nuevo presidente de la CNMV. (EFE)
Carlos San Basilio, nuevo presidente de la CNMV. (EFE)
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Carlos San Basilio y Paloma Marín, elegidos como presidente y vicepresidenta de la CNMV por parte del Gobierno, tienen ante sí varios desafíos en un mandato de seis años no prorrogable, tras la renovación de la cúpula con la salida de Rodrigo Buenaventura y Montserrat Martínez.

San Basilio, ex director general del Tesoro con el PP y ex secretario del Tesoro con el PSOE, comandará la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tras la marcha de Buenaventura, que presidirá el Consejo de la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO). También deja la institución la vicepresidenta, Montserrat Martínez, que será sustituida por Paloma Marín, actual directora general de Relaciones Institucionales, Europeas y Transparencia del Banco de España.

Ambos tienen un perfil técnico, aunque ajeno hasta ahora a la CNMV, a diferencia de Buenaventura, que ya estaba en el supervisor antes de asumir la presidencia. Hay varios asuntos relevantes que tienen encima de la mesa, y sobre los que la institución tendrá que decidir o actuar.

El más notorio es el calendario de la opa hostil de BBVA al Sabadell. Desde que el Banco Central Europeo (BCE) mostró su no oposición a la compra el 5 de septiembre, la CNMV podría haber aprobado ya el folleto y dado el visto bueno para que empezara el periodo de aceptación. Sin embargo, el supervisor decidió esperar a ver si la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) aprobaba la operación en fase uno o alargaba el análisis.

Foto: Carlos San Basilio en su etapa de secretario general del Tesoro. (EFE/Paco Campos)

Una vez que Competencia ha decidido pasar a fase dos, Buenaventura se ha mostrado partidario de esperar. “Consideramos que lo más apropiado es que la CNMV apruebe la opa una vez se conozcan las condiciones relativas al proceso de análisis de concentración empresarial”, dijo Buenaventura. Está por ver si el organismo mantiene esta opinión con San Basilio al frente. En el mercado se interpreta que todo retraso en la operación -y el aplazamiento de la luz verde de la CNMV a la opa sería uno de ellos- perjudica los intereses de BBVA, que siempre ha querido acelerar los plazos y cerrar la compra cuanto antes, mientras que Sabadell ha afirmado públicamente que considera conveniente esperar. Sin embargo, si las restricciones (remedies) que imponga la CNMC son finalmente poco significantes para la rentabilidad de la operación, se eliminaría un halo de incertidumbre que podría beneficiar a las intenciones del banco vasco.

De todos modos, la CNMV debe analizar y aprobar el folleto. Uno de los puntos clave es el de los cálculos de BBVA para justificar la rentabilidad de la opa, estimaciones que siempre ha cuestionado la cúpula del Sabadell. Además, existe el riesgo de que BBVA compre el banco catalán y, posteriormente, el Gobierno deniegue la fusión. Una amenaza que debería ser reflejada en el folleto, según ha clarificado la CNMV. BBVA debería incluir las estimaciones de sinergias en este escenario, y el organismo que pasa a presidir San Basilio debe validar el mapa de riesgos del proceso.

Caso Grifols

Otra cotizada relevante sobre la que la CNMV está muy encima, aunque por motivos diferentes, es Grifols. En septiembre, el supervisor abrió un expediente a Grifols por suministrar información inexacta y otro a Gotham por manipulación de mercado. El supervisor realizará una propuesta de sanción, a no ser que se abra un procedimiento penal y esta quede suspendida. Asimismo, el 30 de diciembre entra en vigor la normativa MICA, un paraguas regulatorio europeo para los criptoactivos y para los servicios de custodia o ejecución de órdenes de compra y de venta. Varias entidades, como CaixaBank, BBVA, Openbank o Kutxabank, han presentado sus proyectos a la CNMV. El supervisor deberá valorarlos y, posteriormente, supervisar que se cumple la normativa. También entrará en vigor el año que viene la normativa DORA, que incrementa las exigencias de ciberseguridad a las entidades supervisadas por la CNMV. Las gestoras y empresas de servicios de inversión están aumentando sus compromisos en esta dirección.

En el nuevo mandato de la cúpula de la CNMV continuará el debate y el desarrollo de la Retail Investment Strategy (RIS), que aunque ha ido perdiendo fuelle sigue suponiendo un cerco regulatorio importante para la industria de fondos. En esencia, la última versión restringía el cobro de retrocesiones (comisiones que se queda el distribuidor) cuando solo hay ejecución de compra o venta (RTO) y exigía crear valor añadido a la gestión activa.

Buenaventura se mostró muy duro la semana pasada con el sector de fondos de inversión, que en España está controlado mayoritariamente por la banca comercial: “En Europa tenemos un problema de costes en nuestros fondos de inversión”, aseguró. La CNMV ha sido partidaria en los últimos años de endurecer la normativa, camino que los nuevos responsables del supervisor deben decidir si continúan transitando.

Carlos San Basilio y Paloma Marín, elegidos como presidente y vicepresidenta de la CNMV por parte del Gobierno, tienen ante sí varios desafíos en un mandato de seis años no prorrogable, tras la renovación de la cúpula con la salida de Rodrigo Buenaventura y Montserrat Martínez.

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