Las amenazas de Trump acentúan la crisis bursátil de la automoción en Europa
Desde la victoria del magnate estadounidense, el sector se ha ido debilitando, convirtiéndose en uno de los peores sectores del mes y tocando mínimos de dos años
La victoria electoral de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU ha afectado con fuerza a la industria europea del automóvil, que ha cerrado noviembre como el segundo peor sector del Stoxx 600, con caídas que rondan el 4,5%. La perspectiva del próximo regreso del magnate a la Casa Blanca, con su agresiva retórica comercial, se ha cebado especialmente con uno de los sectores europeos que tiene mayor exposición a la economía norteamericana.
Sin embargo, el castigo que sufre la industria no es ninguna sorpresa. La amenaza de nuevos aranceles solo sirve para crear un cóctel aún más explosivo, que arrastra al sector a mínimos desde hace dos años. Los costes de la transición hacia la electrificación de la industria y los problemas de ventas y de competitividad frente a China ya formaban parte de la fórmula, que ahora añade un nuevo ingrediente que intensifica los problemas del sector.
Impacto de las promesas de Trump
El 5 de noviembre Donald Trump ganaba por segunda vez las elecciones presidenciales de Estados Unidos, desde ese momento la tensión sobre la veracidad de sus propuestas de implementación de tarifas al comercio exterior se empezaba a hacer más tangible. La incertidumbre derrumbó los mercados europeos y con ellos al sector de la automoción, por si no estaba ya suficientemente castigado. En los últimos seis meses el sector ha perdido en bolsa alrededor de un 20%.
La atención de grandes empresas del sector se desvió hacia México, país que anticiparon que sería uno de los más afectados por las medidas arancelarias del magnate. Las previsiones de las compañías no iban mal encaminadas, pues el pasado 26 de noviembre Trump amenazó con imponer tarifas a la importación desde México y Canadá del 25% y de un 10% más para los productos chinos. Se estima que Stellantis, Volkswagen, BMW y Mercedes serán las primeras en sufrir las consecuencias financieras y productivas de la, cada vez más posible, política exterior trumpista, que les podría costar hasta 6.900 millones de euros al EBITDA combinado.
Los aranceles podrían restar a Stellantis, Volkswagen, BMW y Mercedes hasta 6.900 millones de euros a su EBITDA combinado
En cualquier caso, la peor parada sería Stellantis con una exposición de 16.000 millones de ingresos provenientes de México y Canadá, desde donde también importa 155.000 vehículos, según un informe sobre los riesgos de los aranceles de Bloomberg Intelligence.
Con todo esto sobre la mesa, las empresas del sector que más han sufrido en bolsa en el último mes son, en primer lugar, Valeo, que registra una caída en bolsa del 11,76%, seguida de Volkswagen (-9,24%) y de Porsche (-8,60%). Ni siquiera Ferrari ha conseguido salvarse de las caídas y pierde un 6,39% —la marca suele quedar al margen del desempeño general del sector al considerarse un producto de lujo, más resistente a las turbulencias económicas—.
De lo más alto a lo más bajo en medio año
En los años posteriores a la pandemia, el sector registró resultados más que positivos. El impacto que sufrieron las cadenas de suministros aumentó el precio de venta de los vehículos, lo que disparaba la rentabilidad del negocio, aun a pesar de un ligero descenso de las ventas. A inicios de este año, además, la industria parecía encarar un escenario comercial más benigno, que se veía plasmado en la mejora de las cifras de ventas. De acuerdo con un informe de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACAE), las matriculaciones de automóviles nuevos en la Unión Europea ascendieron un 10,1% en febrero de este año respecto al mismo mes del año anterior.
Todo esto contribuía a un entorno de optimismo, que llevó al sector a alcanzar máximos históricos en abril, impulsado por una mayor confianza en la recuperación económica y las expectativas de recortes de tipos de interés por parte de los bancos centrales, una cuestión clave para las empresas automotrices, dadas sus elevadas necesidades de financiación.
A partir de abril la situación da un giro y, desde entonces, el sector acumula una caída cercana al 30%. ¿Qué ha pasado? En primer lugar, el sector ha visto derruirse el escenario favorable que se vislumbraba al inicio del año. La economía global (especialmente en China y Europa) no ha evolucionado con la solidez que se esperaba ni los costes financieros han caído tan contundentemente. Así, los volúmenes de ventas de vehículos se han ido frenando significativamente (las últimas previsiones, de Automotive World, plantean un recorte del 1,8% de las ventas en el año), mientras los fabricantes se han visto envueltos en una intensa guerra de precios, especialmente en el segmento del vehículo eléctrico.
El castigo al sector se traduce en caídas en bolsa del 21,13% en los últimos seis meses
De fondo, han vuelto a quedar patentes las dificultades que encaran los fabricantes tradicionales para abordar la transición hacia el vehículo del futuro —y el bajo apetito de los consumidores por estos modelos, a pesar de las subvenciones—, mientras que nuevas marcas enfocadas en el vehículo eléctrico (con un empuje especial desde China) agravan la competencia, arañando una importante cuota de mercado, no solo en países como China sino ya también en la propia Europa.
Que los principales fabricantes del sector estén cotizando a un PER (relación entre precio de la acción y beneficio de la compañía) por debajo de las 6 veces -en el caso más extremo, Volkswagen apenas alcanza las 3,5 veces-, frente a las 14 veces a las que cotiza, en términos generales, el Stoxx 600 es una clara evidencia de la desconfianza creciente de los inversores hacia el sector.
Así puede comprobarse que Donald Trump no ha sido la causa principal del batacazo de la industria del motor. La combinación de toda una serie de desafíos significativos para el sector ha provocado la prolongación de su caída y se sitúa como el peor de 2024 en el Stoxx 600 con una pérdida acumulada del 15,63%, dibujando una considerable diferencia con el segundo peor sector del año, el de productos y servicios de consumo que cae un 8,64%.
Qué podemos esperar en 2025
Y lo peor es que en el horizonte no se vislumbran mejoras significativas. JP Morgan proyecta que, en el mercado chino, las marcas locales seguirán ganando cuota frente a fabricantes tradicionales como Volkswagen y GM. Además, Moody's ha rebajado la perspectiva de la industria de "estable" a "negativa", debido a menores previsiones de ventas y una contracción significativa en los márgenes de beneficio de los fabricantes.
En este contexto, las expectativas de resultados de los grandes grupos del sector han sufrido un notable deterioro. Así, en los últimos seis meses, las previsiones de ingresos de Stellantis en 2025 han retrocedido un 14%; las de BMW, un 7%; las de Mercedes, un 6,3%; y las de Volkswagen, un 4,2%.
Además, existe una posible amenaza de sanciones financieras significativas debido a los nuevos y más estrictos objetivos de la UE sobre emisiones de CO2 para las flotas de vehículos, que entrarán en vigor a partir de 2025.
La victoria electoral de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU ha afectado con fuerza a la industria europea del automóvil, que ha cerrado noviembre como el segundo peor sector del Stoxx 600, con caídas que rondan el 4,5%. La perspectiva del próximo regreso del magnate a la Casa Blanca, con su agresiva retórica comercial, se ha cebado especialmente con uno de los sectores europeos que tiene mayor exposición a la economía norteamericana.
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