Entre la agonía y la esperanza: recetas para evitar la muerte de las bolsas europeas
Con el ejemplo de Suecia como referente, en Bestinver Securities creen que iniciativas como la 'listing act' europea pueden ser la palanca para dar nuevos bríos al mercado bursátil
El diagnóstico parece claro: las bolsas europeas se mueren. Así titula Bestinver Securities un informe elaborado recientemente en el que se desgranan los males que aquejan a los mercados de valores del continente y que se plasman en una decadencia continuada desde hace varios años, que tiene su cara más visible en el descenso del número de empresas cotizadas. Según detallaba recientemente el presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, el número de cotizadas en el continente se ha reducido desde 2008 de 12.600 empresas en 2008, a unas 7.000 actualmente.
Sin embargo, Nicolás Fernández de Villavicencio, director general de Bestinver Securities, se muestra confiado en que aún es posible darle la vuelta a la situación y devolver el vigor a un mercado que se antoja fundamental para el propio desarrollo de la economía.
La tarea no parece sencilla. El propio informe desgrana cómo mercados bursátiles iguales al español están inmersos en una espiral que se retroalimenta, agravando una serie de problemas que vienen de lejos y que no se prestan a soluciones simples.
La reciente decisión de Europastry de cancelar su salida a bolsa, hace ahora un mes, ha sido la última señal de alarma que evidencia las crecientes dificultades que encuentran las empresas en España (y en Europa) para saltar al parqué. Y este no es sino uno de los factores que dan forma a una cadena de problemas mucho más extensa, que comprende el goteo de abandonos del parqué por parte de empresas que son adquiridas por el capital privado, el descenso de los volúmenes de negociación y su concentración en unas pocas compañías grandes, el auge de la inversión pasiva y una menor exposición de los fondos de inversión al mercado nacional, el repliegue de los inversores nacionales e internacionales y un descenso de las valoraciones, que se explican unos por otros, creando un círculo vicioso que urge romper.
"Todos tenemos que arrimar el hombro para revitalizar la bolsa española", apunta Fernández de Villavicencio. Y aunque la tarea puede parecer por momentos poco menos que una misión imposible, apunta: "Hay un país que ya está mostrando que existe una receta que funciona".
El experto de Bestinver Securities se refiere a Suecia, un mercado que ha logrado posicionarse como el gran referente de que también en Europa es posible contar con un mercado robusto y vibrante. Según un informe publicado BME, el gestor de la bolsa española, "en los últimos 10 años, cerca de 500 empresas han realizado una salida a bolsa (OPV) en los mercados bursátiles de Suecia, una cifra que supera la suma de incorporaciones de este tipo en las Bolsas de Francia, Alemania, Países Bajos y España".
Un plan europeo
Para alcanzar este grado de dinamismo en su mercado de valores, el país ha articulado un completo sistema de impulso de la inversión, en el que se incluyen ingredientes como los incentivos fiscales y soluciones más de fondo, como el fomento de la educación financiera.
Fernández de Villavicencio aboga por implementar en España herramientas similares, entre las que debería incluirse algún tipo de compromiso con la banca para que dé soporte a la bolsa nacional, dado que, lamenta, "actualmente prefieren canalizar el ahorro de sus clientes hacia sus fondos, que les generan más dinero".
Durante años, los gritos de agonía de los mercados europeos han sido, en gran medida, desoídos por las autoridades, que no han parecido concederles la relevancia que estos tienen en el desarrollo de sus propias economías. Pero en los últimos tiempos han sido varias las iniciativas adoptadas en este sentido, especialmente bajo la dirección de Bruselas. "Que sea Europa la que está impulsando esto es positivo, porque le da más fuerza que si dependiera únicamente de nosotros como país", observa el responsable de Bestinver Securities.
"Hay que cambiar el concepto de que el 'listing' es acceder a bolsa por la puerta de servicio"
Volviendo al ejemplo de Suecia, Fernández de Villavicencio avisa de que tampoco cabe esperar resultados similares a corto plazo. "Ellos llevan aplicando estas medidas desde los 80", recuerda. Cuestiones como el fomento de la educación financiera difícilmente se traducirán en un auge inmediato del interés de los ciudadanos en la bolsa.
Aun así, sí podrían conseguirse algunos avances en un plazo razonable. Especialmente en lo referido a la oferta, donde todas las miradas se dirigen a la denominada Listing Act, una iniciativa que acaba de ser aprobada por el Parlamento Europeo y que se basa, grosso modo, en la idea de simplificar los mecanismos de acceso de las empresas a la bolsa, para hacer ésta más atractiva.
Entre otras cuestiones, la directiva permitiría a las empresas que se lo planteen acceder al mercado tras colocar tan solo un 10% de su capital (actualmente la normativa fija un mínimo del 25%, aunque puedan existir exenciones) entre unos pocos inversores, dejando la puerta abierta a futuras colocaciones adicionales.
"El listing representa una alternativa muy interesante para cualquier empresa que se plantee salir a bolsa, pues ofrece ventajas significativas respecto al sistema tradicional de OPV", defienden en Bestinver Securities.
Para su responsable, el éxito de esta iniciativa depende, en primera instancia, de que, "entre todos, consigamos cambiar el concepto del listing, que no se vea como una manera de acceder a la bolsa por la puerta de servicio".
Fernández de Villavicencio se muestra convencido de que la parálisis actual del mercado de salidas a bolsa representa, más que un problema de valoraciones, la evidencia de que el sistema no funciona. "En las condiciones actuales, el sistema de salidas a bolsa es prácticamente incompatible con una empresa que no tenga ya un tamaño muy elevado, de varios miles de millones de euros", afirma.
Control de tiempo y precio
Desde su punto de vista, mediante el mecanismo del listing, las empresas tendrían la posibilidad de exponerse ante el mercado de un modo más sencillo, con un mayor control sobre precio y plazos, sin los corsés que caracterizan el mecanismo tradicional de OPV. "Saldrá a Bolsa con un número reducido de inversores a un precio razonable y en un calendario que se adapte a la compañía, no al revés", observan en el citado informe.
A partir de ese momento, la presencia en el parqué como empresa cotizada vendría a representar una especie de escaparate que debería facilitar planes posteriores de incrementar el capital colocado en bolsa. "El mensaje debe ser: estoy saliendo al mercado porque quiero que me veas, porque creo que merece la pena que me veas", apunta Fernández de Villavicencio.
La idea es que al estar cotizada y en contacto con los inversores, la compañía será capaz de atraer el interés de intermediarios financieros dispuestos a seguir y analizar la compañía ante la expectativa de un aumento de liquidez y volúmenes de negociación en el futuro. Desde este modo, se elevaría la transparencia en torno al grupo, lo que permitiría a los inversores contar con una mayor visibilidad sobre el negocio.
"Con compromisos de recompra es más fácil que captes el interés de algunos fondos e inversores"
Obviamente, bajo estas condiciones, la empresa listada podría encontrarse con un importante lastre, en forma de baja liquidez. Sin embargo, el director general de Bestinver Securities observa que, por un lado, esta situación no sería diferente de la que ya se da con muchas empresas cotizadas en España, como es el caso de NH y FCC, con muy bajos niveles de free-float.
Además, apunta el experto, las empresas que hicieran su aterrizaje en el parqué bajo esta fórmula podrían hacerlo con un compromiso, más o menos delimitado en el tiempo, para elevar sus niveles de liquidez o, de lo contrario, garantizar la recompra de sus acciones y, si fuera pertinente, su exclusión. "Mediante este tipo de compromisos sería más fácil que la empresa captara el interés de algunos fondos e inversores que actualmente no están en el mercado, pero que sí se lo plantearían con la garantía de algunas ventanas de liquidez", observa Fernández de Villavicencio.
Bajo esta fórmula, señala, se podría conformar una cartera de nuevas cotizadas que ayudarían a elevar el interés de los inversores en el mercado español, contribuyendo a debilitar el círculo vicioso que actualmente afecta a la bolsa nacional. Aunque, prevé, "varias de estas empresas acabarán renunciando a cotizar, porque vean que esto no es lo suyo, otras muchas sí seguirán adelante con el plan de convertirse en una empresa realmente cotizada, con un mayor porcentaje de capital en el mercado. Y ahí podrán hacerlo con una colocación acelerada, que será mucho más rápido y sencillo que a través de una OPV".
Sacar adelante este plan requeriría del compromiso de todas las partes implicadas, incluyendo a los asesores financieros, que, "tal vez tengamos que estar dispuestos a aceptar nuevas fórmulas de pago de nuestro trabajo, quizás en acciones con algún tipo de lockout". Y por supuesto, de la CNMV, "que debe ser quien lidere el proceso".
Devolver la vitalidad a la bolsa española y los mercados europeos en general no parece una tarea sencilla. Pero, tal vez, aún sea posible encontrar recetas con capacidad para sacarlas del estado de decadencia actual. Solo queda aplicarlas con decisión y esperar que den resultados.
El diagnóstico parece claro: las bolsas europeas se mueren. Así titula Bestinver Securities un informe elaborado recientemente en el que se desgranan los males que aquejan a los mercados de valores del continente y que se plasman en una decadencia continuada desde hace varios años, que tiene su cara más visible en el descenso del número de empresas cotizadas. Según detallaba recientemente el presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, el número de cotizadas en el continente se ha reducido desde 2008 de 12.600 empresas en 2008, a unas 7.000 actualmente.