Por qué las bolsas viven su peor semana del año: tres claves que movieron el mercado
El débil dato de empleo de EEUU, conocido este viernes, culmina una semana en la que los inversores han vuelto a enfrentarse a sus temores sobre la situación económica
Septiembre entra en escena en los mercados haciendo gala de su nefasta fama. La primera semana del mes se cierra con los mayores recortes de la bolsa mundial en más de un año, llevándose por delante buena parte de la recuperación reciente y evidenciando que entre los inversores el sentimiento reinante es la confusión.
No es para menos, pues se enfrentan a un panorama de lo más complejo. Para empezar, un mercado con valoraciones solo defendibles bajo la premisa de que se avecina un futuro mejor. Una idea que puede sostenerse por la expectativa de tipos de interés más bajos en los próximos meses, pero que, al mismo tiempo, colisiona con fuerza con las evidencias de una economía internacional en desaceleración.
Con todo esto sobre la mesa, los grandes índices internacionales cierran la semana con recortes que rebasan en casi todos los casos el 3%. Guarismos que convierten el 2% que pierde el Ibex en casi un alivio, que permite al mercado español defender su posición como uno de los más en forma del momento.
1. Regresan las dudas económicas
En cualquier caso, el tono con el que cierran la semana los mercados es indudablemente negativo y guarda muchas similitudes con el ambiente que envolvió las fuertes caídas de inicios del pasado agosto. Una vez más, las preocupaciones sobre la salud de la economía se presentan como la principal fuente de inquietud de los inversores, tras una sucesión de datos macroeconómicos a nivel global que no invitan al optimismo.
Si el martes fueron las cifras de manufacturas globales –con especial foco en los datos de China y EEUU– las que alentaron un repliegue en los mercados, este viernes ha sido el tan esperado informe de empleo estadounidense el que ha desencadenado una nueva ola vendedora en las bolsas internacionales, al reafirmar el debilitamiento de la mayor economía del mundo.
De poco sirven los llamamientos a la calma de las principales casas de análisis, que niegan que estos datos representen un aviso de una próxima recesión. Para los inversores, en cualquier caso, la simple idea de una economía en paulatino deterioro ya resulta una pieza de difícil encaje en su historia de inversión.
2. Lo que muestran los problemas de Nvidia
En última instancia, como suele ser habitual, es el precio el que determina el atractivo o no de una inversión, por encima de las circunstancias. Y el mercado viene lidiando desde hace muchos meses con unos múltiplos históricamente altos que se ha empeñado en justificar mediante unas elevadas expectativas de futuro que nuevamente parecen tambalearse ante el enfriamiento de la economía.
El problema de las valoraciones resulta especialmente reseñable en el terreno de la tecnología y, especialmente, en el campo de la IA, con Nvidia a la cabeza. El gigante estadounidense, que ya sufrió la semana anterior tras presentar unos resultados no suficientemente espectaculares, vuelve a convertirse en fuente de inquietudes, con un descalabro de más del 15% en las últimas cuatro sesiones (el lunes no hubo negociación en Wall Street), al sumar a sus problemas una investigación por posible violación de las leyes antimonopolio.
El día que se conoció esta información, el martes, sufrió un descalabro del 9,5% que supuso la mayor pérdida de capitalización de una empresa en un solo día: se habían evaporado de golpe más de 252.000 millones de dólares de valoración bursátil.
Más allá de cuestiones particulares, los problemas de Nvidia vuelven a evidenciar el riesgo de concentración en que se ha envuelto el mercado ante el auge de estas grandes compañías tecnológicas. Que una sola empresa pueda verse afectada por un sobresalto inesperado forma parte de la dinámica habitual del mercado. Que esos problemas puedan tener una relevancia tan grande para el conjunto de las bolsas es la anomalía que queda ahora de manifiesto y que lleva a los inversores a deshacerse en los últimos días de compañías con valoraciones especialmente cuestionables, con foco en la tecnología. Un escenario en el que también ha sufrido con fuerza la holandesa ASML, castigada con pérdidas superiores al 16% tras recibir un recorte de recomendación de UBS ante la percepción de que las expectativas sobre la IA podrían resultar exageradas.
Lejos de la tecnología también sufren sectores como el lujo, ante la negativa evolución de la economía china, y dentro de este llama la atención el descalabro sufrido este viernes por la española Puig, que ve esfumarse un 13,65% de su valor (un 16,4% en la semana) tras decepcionar con sus cuentas.
3. Las miradas giran hacia el BCE
En un contexto de elevada tensión, la atención de los inversores vuelve a girar hacia los bancos centrales, con la reunión que celebrará el BCE el próximo jueves como plato fuerte de la próxima semana. Los últimos datos, con debilidad en las manufacturas y señales de contención en los salarios, parecen haber despejado cualquier duda de que Christine Lagarde, la presidenta de la institución, anunciará un nuevo recorte de los tipos de interés.
Sin embargo, algunos cabos sueltos, como la fortaleza que siguen mostrando los servicios y la resistencia de los precios subyacentes dificultarán que el banco central se incline por un mensaje claramente dovish, por lo que su impacto en mercado no está llamado a ser muy relevante. "Probablemente será menos hawkish que el de junio, pero no es probable que se refuerce la expectativa del mercado de más de 150 puntos básicos de recortes en los próximos doce meses", apuntan en Macroyield.
Mientras, los inversores seguirán buscando pistas sobre el movimiento que hará la Fed a la semana siguiente. Fuera de discusión la primera rebaja de tipos de este ciclo en EEUU, las dudas se mantienen sobre si este será de 25 o 50 puntos básicos. No obstante, no parece que vaya a ser sencilla la tarea para Jerome Powell y sus compañeros de institución de ofrecer al mercado algo suficientemente convincente para desterrar sus temores más recientes.
Septiembre entra en escena en los mercados haciendo gala de su nefasta fama. La primera semana del mes se cierra con los mayores recortes de la bolsa mundial en más de un año, llevándose por delante buena parte de la recuperación reciente y evidenciando que entre los inversores el sentimiento reinante es la confusión.
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