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El siniestro bursátil de Línea Directa: de la euforia al desencanto en solo dos años
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Aniversario en mínimos

El siniestro bursátil de Línea Directa: de la euforia al desencanto en solo dos años

El cambio de escenario provocado por el repunte de la inflación ha desvelado las vulnerabilidades de un negocio que hace solo dos años encandilaba a analistas e inversores

Foto: Toque de campana de Línea Directa en la Bolsa de Madrid. (EFE/Vega Alonso)
Toque de campana de Línea Directa en la Bolsa de Madrid. (EFE/Vega Alonso)

0,838 euros por acción. Ese es el precio al que cerraron este viernes las acciones de Línea Directa y con el que el grupo asegurador alcanza su segundo aniversario como compañía cotizada. Un número que en buena medida representa la historia de un fiasco bursátil, el de una empresa que llegó al parqué bajo expectativas muy ilusionantes que, rápidamente, han acabado sepultadas bajo una realidad mucho menos propicia.

Tras un cuarto de siglo de crecimiento al abrigo del Grupo Bankinter, Línea Directa comenzó su andadura en bolsa como grupo independiente el 29 de abril de 2021, después de que la entidad presidida por María Dolores Dancausa decidiera repartir entre sus accionistas, a modo de dividendo, el 82,6% de las acciones de la compañía aseguradora.

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El avance del 23,1% que firmó en su estreno (el séptimo mejor debut en la bolsa española en el siglo) supuso una prueba inequívoca de las altas expectativas depositadas en torno a la firma, respaldadas por buena parte de los expertos. Por aquellos días, factores como las tasas de crecimiento, la elevada rentabilidad del negocio o sus ratios de solvencia eran esgrimidos por distintos analistas para justificar que Línea Directa merecía valoraciones superiores a las de la gran mayoría de sus rivales.

Pocas semanas después, el 14 de julio, la compañía establecía un máximo en los 1,909 euros por acción (1,728 si se ajusta por el pago de dividendos desde entonces), llevando su capitalización por encima de los 2.000 millones de euros, en un entorno rebosante de optimismo sobre el grupo asegurador. Pero aquel día supondría un techo en la marcha bursátil de Línea Directa, que comenzaría a partir de ahí un paulatino retroceso que ha acabado pulverizando por completo aquellas ganancias iniciales y ahondando en una sucesión insistente de mínimos desde la que la cotización de la compañía que ahora dirige Patricia Ayuela no ha logrado levantar cabeza.

Desde sus máximos, Línea Directa ha arrojado unos retornos totales (incluyendo dividendos) negativos superiores al 50%, un mal desempeño que resulta mucho más elocuente si se pone en relación con las ganancias superiores al 6% que arroja el Ibex en el periodo o los avances de más del 20% del sector asegurador del EuroStoxx.

La compañía ha cerrado con caídas 12 de las últimas 13 sesiones en bolsa

Y este pinchazo bursátil no da muestras, ni mucho menos, de refrenarse, ya que el grupo asegurador ha cerrado con caídas 12 de las últimas 13 sesiones, dejándose un 13,5% de su valor en este lapso. Entre medias, el grupo dio a conocer sus cuentas del primer trimestre de 2023, en las que vienen reflejadas gran parte de las debilidades que explican este revés.

"Línea Directa tuvo un primer trimestre complicado", resumieron los analistas de Banco Santander en su informe posterior a la presentación. En ella, la compañía en la que Bankinter mantiene una participación superior al 17%, expuso un resultado técnico (el propio de la actividad aseguradora) negativo, por segundo trimestre consecutivo, a pesar del crecimiento de las primas, con un deterioro de la ratio combinado (el indicador que mide la rentabilidad de los seguros no vida) de más de 18 puntos porcentuales, en términos interanuales.

Tras esas magnitudes técnicas subyace el deterioro del relato de eficiencia que había marcado el exitoso recorrido de Línea Directa durante los años previos a su salto al parqué. La compañía aseguradora, con su modelo de venta directa (renunciando al sistema de mediación habitual en el sector) se había destacado por su capacidad para atraer un creciente número de clientes –principalmente en el ramo de autos– a través de una intensa actividad de marketing y una agresiva política de precios que, sin embargo, se mostró durante años compatible con unos niveles de rentabilidad muy superiores a la media del sector. En 2020, sin ir más lejos, su ROE alcanzó el 35%, frente a los niveles en torno al 6 y el 7% que registraban grupos como Mapfre o Catalana Occidente.

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Una eficaz política de combinación de gastos y asunción de riesgos habían hecho de Línea Directa una rara avis en el sector, por la solidez de sus números. Pero el cambio de escenario económico y financiero que ha provocado el repunte de la inflación ha acabado desvelando las costuras de este modelo. "El mercado no está recogiendo bien el difícil entorno de inflación, que está haciendo mucho daño a las cuentas de las aseguradoras con un modelo de negocio centrado en precio, muy ajustado a los riesgos, y que ahora con el aumento de los costes sufren más", explica Nuria Álvarez, analista de Renta 4.

Este deterioro del modelo se plasma de forma muy notoria en la evolución del ratio combinado. Si Línea Directa se presentó ante el mercado con cifras del 83,4% (favorecidas por la baja siniestralidad de un 2020 marcado por las restricciones pandémicas), al cierre de 2022 esa métrica se había incrementado en casi 13 puntos, a los que se suman otros 11 puntos en el primer trimestre de 2023 (hasta el 107,3%), impulsados por el brusco incremento de la ratio de siniestralidad.

El aumento de los costes de reparación a causa de la inflación y una mayor frecuencia de los siniestros (que pone en jaque su supuesta ventaja en la gestión de los riesgos) han supuesto un cóctel que han obligado a la compañía a replantearse su estrategia, impulsando subidas de precios y poniendo el foco en la rentabilidad, frente a la captación de clientes. Pero este viraje no resulta tan sencillo para una compañía que se ha preciado de garantizar los mejores precios del mercado y, a pesar de las insuficientes subidas de precios ejecutadas hasta la fecha, la tasa de retención de clientes ya se ha deteriorado en unos 200 puntos básicos.

Las incipientes subidas de precios han deteriorado la tasa de retención en 200 puntos

"Al final, cuando gestionas la compañía, tienes que hacer frente a las primas medias en aumento, enfrentándote a la competencia que sigue empujando las primas medias a la baja, lo que desde mi punto de vista es un claro error en términos de la cuenta de resultados, y también tienes que gestionar las tasas de retención de la compañía", señalaba el director financiero de la compañía, Carlos Rodríguez Ugarte, durante la presentación de resultados ante los analistas, celebrada la semana pasada.

Es evidente que los problemas de inflación no son exclusivos de Línea Directa. Pero la participada de Bankinter cuenta con factores que le perjudican especialmente en este contexto: uno, es el ya citado modelo de precios ajustados, que ha evidenciado su fragilidad en los últimos trimestres, conduciendo a la compañía a resultados técnicos negativos; el otro es su dependencia del ramo de autos, sin duda el más sensible a esta situación. Este segmento sigue generando cerca del 80% de las primas de Línea Directa.

"Al final la compañía está muy expuesta al ramo de automóviles, donde los costes de reparación se han encarecido mucho y muy rápidamente. Además, se está retrasando la subida de precios en todo el sector, perjudicando a la rentabilidad. Por otro lado, en salud y hogar, se ha desacelerado el crecimiento", explica Jaime Pallarés, analista de GVC Gaesco.

"Al final, cuando gestionas la compañía, tienes que hacer frente a las primas medias en aumento, enfrentándote a la competencia"

Esta realidad aboca a la compañía a seguir avanzando en su estrategia de subida de los precios, pero el mercado parece dudar de su capacidad para hacerlo a los ritmos necesarios sin ajar de forma significativa su poder para retener a sus clientes en lo que siempre ha sido un mercado muy competitivo.

Por eso y por la debilidad de los números mostrados tras los tres primeros meses del año, los analistas empiezan a dudar de la capacidad de Línea Directa de lograr su objetivo de volver a llevar su ratio combinado en 2023 claramente por debajo del 100%. "A finales de 2022, el equipo gestor indicó un ratio combinado del 95-96% para 2023, estable frente a 2022. Aritméticamente, el grupo tendría que alcanzar un ratio combinado medio del 92% durante los tres próximos trimestres para lograrlo, y esto nos parece mucho pedir, teniendo en cuenta que el ratio combinado siguió en aumento en el primer trimestre", observan en Santander, donde subrayan que, de hecho, durante la presentación de la pasada semana el propio Rodríguez Ugarte no descartó que esta métrica pudiera finalizar el año por encima del 100%.

Foto: Antonio Huertas, presidente de Mapfre. (EFE/Mariscal)

En paralelo al deterioro del ratio combinado, Línea Directa ha experimentado un acelerado desgaste de sus cifras de solvencia. Si al inicio de su andadura en el parqué el grupo exhibía cifras que superaban con creces el 200%, al término del primer trimestre esta métrica había descendido hasta el 183%, cinco puntos menos que al cierre del ejercicio anterior.

En este sentido, la dirección de Línea Directa se ha manifestado cómoda con estos niveles, siempre que se mantengan por encima del 180%. Pero la reducción de ese colchón de solvencia es visto también con recelo por un mercado que veía en él una firme garantía para los dividendos de la aseguradora, otro de sus grandes reclamos cuando se inició en bolsa. "Creo que el mercado está interpretando riesgo a una cancelación o modificación de la política de dividendos", confirma Nuria Álvarez.

Ninguna de las ocho firmas de análisis que cubren el valor aconseja comprar sus títulos

Todas estas cuestiones han acabado suponiendo una rápida pérdida de fe por parte de los analistas. Según los registros de Bloomberg, ni una sola de las ocho firmas que cubren el valor aconseja comprar sus acciones y el precio objetivo medio que le otorgan se ha hundido en menos de un año desde cifras superiores a 1,5 euros hasta los 0,92 euros actuales (lo que aún supone un potencial cercano al 10% desde su cierre del viernes).

Desde la compañía se sigue trasladando el mensaje de que la progresiva subida de las primas, la contención de la inflación y una previsible mejora en las frecuencias de siniestralidad deberían permitir una mejora secuencial de sus cifras durante los próximos trimestres, que abone el camino para la recuperación hacia niveles más parecidos a aquellos que le hicieron acreedora de alabanzas casi generalizadas hace apenas dos años.

Entre los expertos no faltan los que consideran verosímil este escenario, pero advierten de que siguen predominando las incertidumbres. Por eso, señalan, la remontada de Línea Directa difícilmente será una realidad en el corto plazo. "Hasta que no haya una moderación de la inflación y comience a reflejarse el proceso de subidas de tarifas en las primas que dé lugar a una mejora del ratio combinado, vemos difícil que la cotización pueda cerrar el gap de peor comportamiento frente al sector", apunta Álvarez.

0,838 euros por acción. Ese es el precio al que cerraron este viernes las acciones de Línea Directa y con el que el grupo asegurador alcanza su segundo aniversario como compañía cotizada. Un número que en buena medida representa la historia de un fiasco bursátil, el de una empresa que llegó al parqué bajo expectativas muy ilusionantes que, rápidamente, han acabado sepultadas bajo una realidad mucho menos propicia.

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