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Jarro de agua fría de Powell y Yellen a los mercados: ni freno a los tipos ni salvavidas a la banca
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Reacción negativa en Wall Street

Jarro de agua fría de Powell y Yellen a los mercados: ni freno a los tipos ni salvavidas a la banca

La Fed ha allanado el camino para frenar pronto las alzas de tipos. Pero las razones que lo justificarían no son precisamente alentadoras

Foto: Jerome Powell durante una rueda de prensa este miércoles. (Getty/Alex Wong)
Jerome Powell durante una rueda de prensa este miércoles. (Getty/Alex Wong)
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Susto o muerte. El reencuentro del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, con los mercados dejó a estos ante una disyuntiva poco alentadora. O dificultades económicas o subidas adicionales de los tipos de interés. Las fuertes caídas que experimentó Wall Street, con los principales índices restando más de un 1,5%, y el paso atrás del dólar, mientras el dinero de los inversores se refugiaba en los bonos del Tesoro, supuso la mejor evidencia de que el mensaje lanzado por el banco central estuvo lejos de aliviar las preocupaciones de los inversores, tras casi dos semanas de tensión a causa de las turbulencias bancarias.

Precisamente, la crisis desencadenada por la caída del Silicon Valley Bank (SVB) otorgaba al encuentro de la Fed de este miércoles una relevancia especial, ya que había interés en el mercado en conocer cómo podrían impactar esas tensiones a la actuación del banco central. Algunas voces habían alentado que la institución detuviera las subidas de los tipos de interés hasta poder calibrar con mayor precisión los daños ocasionados al sector financiero por la crisis de SVB y sus secuelas, pero Powell y sus compañeros optaron finalmente por un alza de 25 puntos básicos que deja el precio del dinero en el 5%.

Foto: El presidente de la Fed, Jerome Powell. (Reuters/ Kevin Lamarque)

De este modo, la Fed, al igual que hizo el BCE la semana pasada, se aferra a la hoja de ruta trazada previamente, trasladando al mercado la idea de que el sector financiero estadounidense "es sólido y resistente" y que, por ende, la principal preocupación sigue siendo frenar una inflación que se mantiene muy lejos del objetivo del banco central. "Sin estabilidad en los precios, la economía no funciona para nadie", señaló Powell, al tiempo que reconocía que la lucha contra la inflación conlleva, inevitablemente, daño económico.

Pero tras estas palabras, los inversores creyeron leer inicialmente una voluntad clara de poner fin a las alzas de tipos muy próximamente. Al fin y al cabo, en el comunicado desaparecía la orientación habitual de "sucesivas subidas" de los tipos de interés para sugerir la posibilidad de "alguna reafirmación adicional" de la política monetaria y las proyecciones de los miembros de la institución sitúan el precio del dinero al cierre de 2023 ligeramente por encima del 5%, lo que, a priori, dejaría apenas margen para una subida más desde los niveles actuales.

Todo esto podría entenderse como buenas nuevas para un mercado que lleva tiempo mostrando su deseo de liberarse de las subidas de tipos cuanto antes, y, de hecho, por momentos, la reacción de bolsas y bonos reflejó una buena acogida a las palabras de Powell. Pero este buen tono concluyó bruscamente cuando el presidente del banco central les situó ante la alternativa: más dificultades económicas.

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"Si necesitamos subir los tipos más alto, lo haremos. Sin embargo, por ahora, como mencionamos, vemos la probabilidad de un endurecimiento crediticio". Esta fue la fórmula empleada por Powell para comunicar a los inversores que si la institución no se ha atrevido a dibujar una senda de subidas de tipos más agresiva que la proyectada en diciembre, no es por otra razón que por la probabilidad de que las recientes tensiones financieras acaben causando un daño sustancial a la economía.

Es cierto que la Fed apenas varió sus previsiones económicas (de hecho, las mejoró ligeramente), pero a tenor de lo indicado por Powell esta parece ser más una decisión asumida por la falta de visibilidad sobre el impacto real de la crisis bancaria que una muestra de confianza en la evolución a futuro de la economía estadounidense. De hecho, frente al mayor optimismo que rezumaba su mensaje del pasado 1 de febrero, en esta ocasión el banquero central apenas se atrevió a sugerir que sigue habiendo "una vía" para un aterrizaje económico suave, sin osar a calibrarla.

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante una rueda de prensa este jueves. (EFE/Toms Kalnins)

"Incluso antes de los recientes problemas bancarios, los costes de endeudamiento han estado aumentando rápidamente, pero de manera significativa, la economía también ha experimentado un endurecimiento de las condiciones crediticias, lo que consideramos que pesará cada vez más sobre el flujo de crédito en detrimento del crecimiento económico. Creemos que los acontecimientos recientes pondrán más nerviosos a los bancos acerca de a quién prestan, cuánto prestan y a qué tasa de interés. Es probable que los reguladores también perciban la necesidad de ser más proactivos, lo que podría intensificar la aversión al riesgo y hacer que los bancos endurezcan aún más los estándares crediticios. Esto obstaculizará los flujos de crédito, pesará sobre la economía y permitirá que la inflación caiga aún más rápidamente", sugieren los analistas de ING, quienes proyectan recortes de tipos ya en la segunda mitad de este año.

El mercado apunta a tipos de interés al cierre de 2023 próximos al 4%

Precisamente, esa es la visión que se ha abierto paso en el mercado, con los traders apostando ya a tasas cercanas al 4% al término de este ejercicio, lo que explica la brusca caída de rentabilidades de los bonos, con la referencia a dos años situándose por debajo del 4%. El miedo a que este movimiento sea únicamente producto de una fuerte recesión fue lo que impidió a las bolsas acogerlo con optimismo.

Pero no fueron las palabras de Powell las únicas que dieron razones al mercado para desconfiar. En paralelo a la rueda de prensa del presidente de la Fed, tenía lugar la comparecencia en el Senado de su antecesora en el cargo y actual secretaria del Tesoro, Janet Yellen. Durante la misma, Yellen salió al paso de las recientes especulaciones sobre una posible garantía integral a los depósitos bancarios, que evitara el riesgo de pánicos bancarios como el que condenó a SVB. "No es algo que estemos considerando", señaló la responsable económica del Gobierno de Joe Biden, desencadenando casi inmediatamente un hundimiento de las acciones financieras.

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El índice bancario KBW, que a una hora para el cierre de la sesión restaba poco más de un 1%, cerró la jornada con caídas próximas al 5%, con entidades en el centro de las dudas, como First Republic, cediendo más de un 15%. Solo el sector inmobiliario experimentó un tropiezo mayor que el de la banca este miércoles.

Los expertos reconocen que resulta muy difícil calibrar cuál de los mensajes conocidos este miércoles ha pesado más en ánimo de los inversores. Pero, en cualquier caso, ambos se presentan como una evidencia de que el mercado se enfrenta a dificultades muy serias y que haría mal en asumir que el Gobierno o, sobre todo, la Fed podrán protegerlos de cualquier turbulencia.

Al ya delicado escenario creado por las presiones inflacionarias, que han propiciado un endurecimiento de la política monetaria histórico, se han unido unas tensiones financieras que, a juzgar por la reacción a las palabras de Yellen, no será sencillo aplacar y que, a buen seguro, harán mucho más difícil para la Fed el escenario ya de por sí complejo de lograr un aterrizaje suave de la economía. Si el banco central deja pronto de subir los tipos, es probable que los motivos dejen a los inversores poco margen para celebrarlo.

Susto o muerte. El reencuentro del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, con los mercados dejó a estos ante una disyuntiva poco alentadora. O dificultades económicas o subidas adicionales de los tipos de interés. Las fuertes caídas que experimentó Wall Street, con los principales índices restando más de un 1,5%, y el paso atrás del dólar, mientras el dinero de los inversores se refugiaba en los bonos del Tesoro, supuso la mejor evidencia de que el mensaje lanzado por el banco central estuvo lejos de aliviar las preocupaciones de los inversores, tras casi dos semanas de tensión a causa de las turbulencias bancarias.

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