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Regreso a 2020: ¿están exagerando las bolsas los riesgos a los que se enfrenta la economía?
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Regreso a 2020: ¿están exagerando las bolsas los riesgos a los que se enfrenta la economía?

El súbito rebote de las bolsas este jueves ha azuzado la teoría de que el mercado podría estar cerca de un suelo. Pero los riesgos siguen siendo elevados y la visibilidad muy limitada

Foto: Un operador bursátil en el parqué de la Bolsa de Nueva York. (Reuters/Brendand McDermid)
Un operador bursátil en el parqué de la Bolsa de Nueva York. (Reuters/Brendand McDermid)
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Del drama a la euforia en cuestión de minutos. Las bolsas mundiales experimentaron este jueves uno de los virajes más intensos de su historia, sumiendo a los analistas del mercado en la mayor de las confusiones. El Ibex, que a apenas una hora para el cierre cedía algo más de un 1,2%, bajaba la persiana con ganancias de similar magnitud. Y más reseñable era el giro experimentado en Wall Street, donde los fuertes recortes iniciales —que en el caso del Nasdaq 100 llegaron a superar el 3%— dejaron lugar al término de la sesión a ganancias claramente por encima del 2%.

Las tensiones que había desencadenado un dato de inflación en Estados Unidos por encima de las estimaciones se diluyeron con una rapidez inusual y los expertos luchaban por encontrar justificaciones convincentes (que iban desde supuestos rumores de conversaciones entre Rusia y Ucrania al supuesto efecto de un dato inmobiliario de escasa entidad en EEUU), hasta que al final acabaron imponiéndose las explicaciones basadas en cuestiones técnicas.

"Circulan múltiples teorías para la reversión intradía del S&P 500: soporte técnico al 50% del nivel de Fibonacci, activación de grandes órdenes automáticas de compra al 50% del retroceso de las ganancias posteriores a la pandemia y cierre de posiciones cortas, solo por nombrar un pocos. Cualquiera que sea la razón, los movimientos del mercado de ayer demostraron una vez más que los factores técnicos pueden dominar los mercados a corto plazo", señalaba Mathieu Racheter, jefe de estrategia de renta variable de Julius Baer.

Foto: EC.

La virulencia del movimiento, que tuvo su correlato en los mercados de bonos y divisas y que los índices europeos prolongaban este viernes (no así los estadounidenses), podría dotar de argumentos a quienes defienden que las bolsas se acercan ya a un suelo, que las pérdidas superiores al 25% que acumulan en el ejercicio reflejan ya en gran medida las dificultades que encara la economía global y que podrían estar sentándose las bases de una recuperación de larga data.

No en vano, el hundimiento que han experimentado en las últimas semanas las principales bolsas internacionales a los niveles en los que se movían en noviembre de 2020, antes incluso de que la aparición de las primeras vacunas permitiera atisbar un próximo fin a los bloqueos del coronavirus, representa una señal de pesimismo que fácilmente puede llevar a cuestionarse si los inversores no han ido demasiado lejos. ¿La crisis actual nos aboca a una situación tan mala o peor que la que afrontábamos entonces?

La respuesta a esta cuestión resulta tan difusa como las propias perspectivas de la economía mundial. Entre los expertos parece haberse impuesto ya la idea de que las grandes economías se encaminan de forma inevitable a una próxima recesión, ante la persistencia de unas tasas de inflación históricamente elevadas y la consecuente respuesta de los bancos centrales, en forma de un agresivo endurecimiento de la política monetaria. Pero entre el estancamiento que avista el FMI en el caso, por ejemplo, de la eurozona (con una tasa final estimada del 0,5%) o la contracción superior al 2% que auguran los expertos de Deutsche Bank existe margen suficiente para dar cabida a muy diferentes teorías en los mercados.

Las dudas sobre el tipo de recesión que encara la economía restan visibilidad a las bolsas

En un artículo reciente, el economista Nouriel Roubini pronosticaba la inminente llegada de la 'gran estanflación', un tipo de crisis en el que, defendía, las bolsas experimentarían caídas adicionales de hasta el 40% desde sus niveles actuales.

Sin necesidad de dibujar un escenario tan lúgubre, el equipo de estrategia de Barclays liderado por Emmanuel Cau también apunta a las perspectivas económicas como un obstáculo insalvable para cualquier intento de mejora de las bolsas. En su opinión, será la evolución de los resultados empresariales —con especial foco en los márgenes y los flujos de caja— el principal conductor de las bolsas en los próximos meses.

Precisamente, los resultados empresariales han sido señalados de forma constante como una de las guías fundamentales para las bolsas en el escenario actual. Aunque las previsiones se han ido moderando considerablemente a lo largo del año, el hecho de que el consenso aún espere beneficios crecientes en Wall Street tanto este ejercicio como el siguiente lleva a un amplio número de expertos a sugerir que el ajuste de expectativas aún está incompleto y podría motivar mayores caídas en las bolsas. Así, los analistas de Julius Baer consideran que, en caso de recesión en EEUU, los resultados del S&P 500 se situarían más de un 20% por debajo de lo que actualmente espera el mercado.

En este sentido, la temporada de presentación de resultados del tercer trimestre, recién estrenada, se antoja como uno de los factores clave a corto plazo para dirigir el rumbo de las bolsas. Ignacio Cantos, director de inversiones de atl Capital, considera que esta campaña mostrará una resistencia de beneficios y márgenes superior a la que parece estar descontando el mercado, lo que podría dar lugar una considerable remontada de las bolsas a corto plazo, de hasta 10 o 15 puntos porcentuales, similar a la que ya tuvo lugar desde mediados de julio y hasta la mitad de agosto. "Nosotros hemos ampliado peso en bolsa confiando en este movimiento. Si se diera una recuperación como la que pronosticamos, desharemos posiciones, porque no creemos que vayamos a ver una remontada continuada hasta que no veamos una mejora clara de los datos de inflación", apunta.

Foto: Gráfico del bono estadounidense a 2 años. (Reuters/Brendan McDermid)

En opinión de Cantos, sí podría considerarse que las caídas que arrastran las bolsas ya reflejan en gran medida las dificultades económicas actuales, siempre que estas deriven en una recesión técnica y breve, con escasa incidencia en los beneficios corporativos, y no en una crisis más severa. Con las bolsas europeas cotizando al alrededor de 10 veces los beneficios esperados para el próximo año [más de un 30% por debajo de su media de los tres últimos lustros] y los múltiplos de Wall Street rondando las 15 veces, el experto de atl Capital considera que "o hay un deterioro muy grande de los beneficios o se puede decir que el mercado está barato".

En cambio, "si nos dirigiéramos a una depresión más profunda y larga, es posible imaginar caídas adicionales que lleven los índices a cotizar en torno a un 40% por debajo de sus máximos", añade Cantos. Esto supondría ampliar en unos 15 puntos las pérdidas ya acumuladas en el año.

Desde que se iniciara 2022, la capitalización total de las bolsas mundiales ha sufrido un desplome superior a los 30 billones de dólares (unas 60 veces el valor conjunto del Ibex 35), una destrucción de dinero sin parangón en la historia, que ha arrasado con todas las ganancias cosechadas desde la aparición de las primeras vacunas contra el coronavirus. Resulta muy tentador sugerir que el retorno a los niveles de aquel periodo tan incierto puede ser excesivo, pero algunos expertos advierten de que hay que tener en cuenta un factor clave que distorsiona la comparativa entre ambos escenarios: la liquidez.

Las bolsas mundiales han destruido más de 30 billones de dólares de capitalización en 2022

"En aquel momento, estábamos asistiendo a una inyección de liquidez absolutamente brutal, como nunca antes, que iba directamente al mercado. Y eso inevitablemente favoreció una subida de los precios de los activos [a inicios de noviembre de 2020, la bolsa mundial ya cotizaba un 43% por encima de los mínimos de marzo]", apunta Alberto Matellán, economista jefe de Mapfre Inversión. En contraposición, señala Matellán, actualmente los principales bancos centrales están drenando del sistema entre 30.000 y 40.000 millones por semana, "y eso tiene un claro efecto en las valoraciones". Según los registros de Bloomberg, la liquidez global en dólares se ha reducido un 7% desde su pico registrado el pasado marzo.

Esporádicamente, algunos analistas recurren a los gráficos superpuestos de la oferta monetaria global y la evolución de las bolsas para subrayar la relación directa que existe entre ambas variables, lo que reforzaría la idea de que, a la larga, la liquidez es uno de los factores más determinantes de la evolución de las bolsas. Desde esa perspectiva, el proceso de retirada de liquidez en el que se hallan inmersos varios bancos centrales (especialmente, la Fed), que no tiene visos de detenerse a corto plazo, sería entendido como una señal nada prometedora para el futuro de las bolsas. "Desde luego, favorable no es", comenta Matellán.

El experto de Mapfre puntualiza, sin embargo, que este proceso no es el único determinante de la evolución bursátil y, además, se está produciendo "de manera ordenada", sin dar pie a episodios de crisis de liquidez. Matellán recalca que la reciente decisión del Banco de Inglaterra, con su intervención para aplacar las tensiones generadas por los planes fiscales del gobierno británico, ha representado una señal positiva para aplacar los temores de los inversores. "En cierto modo, se ha mandado el mensaje de que, aunque estemos en una fase de endurecimiento monetario, los bancos centrales están preparados para responder ante una posible crisis de liquidez", añade.

Foto: Jerome Powell, presidente de la Fed Opinión
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Nada de esto permite deducir que las bolsas hayan tocado fondo. "Es que indicar dónde está el suelo de las caídas es muy difícil, especialmente en una situación tan volátil como la actual", observa Kevin Koh, jefe de análisis y distribución de activos en Finizens, quien augura que esta volatilidad seguirá imperando en el mercado al menos hasta inicios de 2023.

Koh considera que los mercados ya han descontado gran parte de las dificultades económicas que encara la economía global ("es una de las recesiones más esperadas de los últimos años", apunta). Pero también advierte de que el hecho de que los bancos centrales sigan inmersos en un ciclo de subidas intensas de los tipos de interés a escala mundial exacerba el riesgo de turbulencias en algunos mercados, lo que podría dar pie a caídas adicionales en las bolsas. De hecho, según sus cálculos, de las medias históricas de mercados bajistas previos se deduce que la renta variable internacional aún podría recortar otro 10%.

Sin embargo, "más importante que la cuestión de cuánto nos queda para ver el suelo, es qué debe hacer un inversor. Y ahí lo principal es actuar con calma y no tomar decisiones precipitadas", señala Koh, quien recuerda que "después de este tipo de crisis siempre hay un rebote fuerte, que tiende a durar varios años". De hecho, en los últimos 40 años, el índice global MSCI World solo ha cerrado en negativo nueve ejercicios y nunca ha enlazado dos años seguidos de pérdidas, salvo entre 2002 y 2004 (en pleno pinchazo de la ‘burbuja puntocom’). “¿Es esta situación peor que lo que se vivió en 1974 o en 2002 o en 2008?”, se pregunta el experto de Finizens, para responderse a renglón seguido: "Creemos que no. Y tras esas crisis las bolsas se acabaron recuperando con fuerza".

La bolsa mundial no ha encadenado dos años seguidos de caídas desde 2002

Un mensaje similar traslada Julián Pascual, presidente de Buy & Hold, quien también anima a observar el escenario actual como una oportunidad a largo plazo. "Hacía muchos años que no veía valoraciones tan bajas. Así que, desde un punto de vista fundamental, sí que pienso que el castigo es excesivo". Sin embargo, advierte Pascual, el momento del rebote vendrá determinado por la evolución de los datos de inflación, crecimiento económico y paro, tanto en Europa como Estados Unidos, con la paradoja añadida de que podrían ser los malos datos los que ayudaran a iniciar la recuperación del mercado, dado que "cualquier síntoma de debilidad podría moderar los discursos tan duros desplegados por los grandes bancos centrales en sus comparecencias más recientes".

Con todo eso, el responsable de Buy & Hold defiende que "este es un buen momento para entrar en bolsa. Si un inversor está invertido a largo plazo, su rentabilidad se verá poco afectada por el punto de entrada específico y existe un considerable potencial alcista desde los precios actuales".

Del drama a la euforia en cuestión de minutos. Las bolsas mundiales experimentaron este jueves uno de los virajes más intensos de su historia, sumiendo a los analistas del mercado en la mayor de las confusiones. El Ibex, que a apenas una hora para el cierre cedía algo más de un 1,2%, bajaba la persiana con ganancias de similar magnitud. Y más reseñable era el giro experimentado en Wall Street, donde los fuertes recortes iniciales —que en el caso del Nasdaq 100 llegaron a superar el 3%— dejaron lugar al término de la sesión a ganancias claramente por encima del 2%.

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