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Las subidas de tipos al borde de la recesión amenazan con agravar la desigualdad
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Las subidas de tipos al borde de la recesión amenazan con agravar la desigualdad

El coronavirus y la inflación han elevado la desigualdad de renta por hogares, y ahora las subidas de los tipos de interés añaden una nueva presión al encarecer el crédito

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La desigualdad de la renta repuntó en 2008 con la gran crisis financiera, tuvo otro impulso con el covid, la inflación se ha ensañado este año más con los hogares de menor renta y, ahora, la subida de tipos amenaza con darle otro hachazo al reparto de riqueza entre los hogares. El encarecimiento del crédito ahoga en mayor medida a las rentas más bajas.

Los bancos centrales tienen como principal objetivo controlar los precios. En el caso de la Reserva Federal (Fed), lo compagina con el pleno empleo en el mercado estadounidense, pero en la eurozona el Banco Central Europeo (BCE) tiene como meta controlar la inflación a medio plazo cerca del 2%. Es decir, la desigualdad es algo que se escapa a sus atribuciones, aunque han publicado estudios que lo analizan.

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La Fed de Cleveland ha divulgado este verano un informe que analiza cómo las subidas de tipos elevan la desigualdad, tanto geográficamente como entre familias. "Los 'shocks' de política monetaria inducen a aumentos en la desigualdad", explican los economistas Juan Herreño y Mathieu Pedemonte. Desde el BCE, la alemana Isabel Schnabel analizó el fenómeno de la desigualdad el año pasado, al defender que la política expansiva del banco central contribuía a reducir la desigualdad de ingresos laborales. Sin embargo, este año la política monetaria está girando hacia una dirección opuesta, de reducir crecimiento para mitigar la inflación, que alcanzó el 8,9% en la eurozona en julio.

Schnabel recordó que los últimos datos del Eurosistema muestran que, en 2017, el 40% de los hogares de menor renta tenía solo el 3% de los activos, mientras que el 10% más rico contaba con la mitad, porcentaje que se disparó hasta el 70% en 2019 en Estados Unidos. La economista alemana aludió a dos factores para explicar el incremento estructural de la desigualdad en las últimas décadas: el cambio tecnológico y la erosión al poder de negociación salarial de los trabajadores. En ambos casos, esto castiga al poder adquisitivo de los salarios de los empleados no cualificados.

Efectos opuestos

Hay varias dimensiones de desigualdad, que de hecho no es fácil medir. Por una parte, están los ingresos laborales, la renta que genera una familia, o su capacidad de compra. Aquí es donde las subidas de tipos sin reducir, por ahora, la inflación, suponen una tormenta perfecta para la desigualdad. Por otro lado, está la desigualdad patrimonial. Dado que muchos activos son financieros, y las rentas más altas son propietarias de los mismos en mayor medida, hay un efecto estadístico por el que el viraje monetario puede reducir la desigualdad en la medida en que contribuya a una corrección de los mercados financieros.

"El endurecimiento de la política del banco central puede reducir la desigualdad de riqueza al estallar las burbujas de activos, pero la desigualdad de ingresos puede aumentar aún más a medida que la pérdida de empleos y las tasas de interés más altas afecten de manera desproporcionada a los hogares de bajos ingresos", arguye Simon Ward, economista de Janus Henderson.

"Las bajadas de tipos y las compras de activos de los bancos centrales buscaban luchar contra el desempleo (lo han conseguido) y así mejorar la igualdad de ingresos, sin embargo, la consecuencia supuso subida de precios de activos (especialmente casas) lo que incrementó la desigualdad de riqueza", apunta en la misma línea Ignacio de la Torre, socio y economista jefe de Arcano Partners. Por ello, las subidas de tipos provocarán efectos opuestos, profundiza: "Una ligera subida de la desigualdad de ingresos cuando el crecimiento se estanque o entre en negativo, y una menor desigualdad de riqueza provocada por las caídas de los mercados".

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Los economistas tienen claro que la desigualdad palpable en rentas generadas o disponibles para consumir está aumentando. Normalmente, se usa como referencia el índice de Gini, que sirve para comparar países. Si es 1, habría una distribución total de la renta por la que todas las familias estarían en la misma posición. En el otro extremo, en 100, una única persona u hogar tienen toda la renta. En España se situó en 33 en 2021, según Eurostat, por encima del coeficiente de 32,1 en 2020, año en el que Francia estabas en 29,3 (no hay datos de 2021). En Alemania se situó en 30,6 en 2021, en Italia en 32,9, y en Portugal en 31,2 (datos en este caso de 2020).

Por otro lado, según el INE, en 2021 el 20% de los hogares con menor gasto dedicó más del 64% de su presupuesto a gastos relacionados con vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles y alimentos y bebidas no alcohólicas. Mientras que el 20% con mayor gasto no llegó al 42% de su presupuesto para este concepto. Se trata de variables en las que se está ensañando la inflación.

Asimismo, los hogares de menor renta son los que tienden más a recurrir al crédito al consumo, que se encarece con las subidas de tipos de interés. Y también son los que más sufren el encarecimiento de las hipotecas. El Banco de España calcula que la proporción de familias con deuda que pasarían a tener una carga financiera neta en zona de riesgo por ser "elevada" aumentan en los dos quintiles (el 40%) de menor renta. El incremento de un 1% en el euríbor aumenta en 1,2 puntos el porcentaje de familias con deuda elevada, mientras que si aumenta el 3%, y va por ese camino si se compara el -0,5% del año pasado con el nivel superior al 2% que prevé el mercado para 2023, es de 3,9 puntos.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE, y Luis de Guindos, vicepresidente. (Reuters/Rattay)

El aumento del euríbor también pesa en mayor medida a las rentas más bajas cuando van a pedir un crédito, ya sea para adquirir una vivienda o de consumo, o para refinanciar. "La subida de tipos no se traslada uno a uno al sistema hipotecario, sino con un múltiplo, y dependiendo del perfil del consumidor es más o menos punitivo, y depende de los activos. Los bancos suelen pedir más colateral a los que están endeudados", advierte Gonzalo de Cadenas-Santiago, director ejecutivo de Mapfre Economics.

"La desigualdad tiene muchas dimensiones, renta, capacidad de consumo, patrimonio o stock de activos. El endurecimiento de las condiciones financieras asociadas a un incremento de subidas de tipos tiende a ahondar en esa asimetría entre los percentiles de mayor renta y capacidad de consumo y los que menos", añade el experto, que insiste en la penalización a través del crédito y que normalmente están más endeudados los agentes de menor renta. En este sentido, pide que los diseñadores de políticas piensen cortafuegos, como se ha hecho entre países con los fondos europeos o el plan antifragmentación del BCE.

El punto del endeudamiento es clave. El apalancamiento suele ser mayor en las rentas más bajas, que tienen que recurrir en mayor medida al crédito para la vivienda o el consumo. Así, si sube el euríbor se encarecen las cuotas de las hipotecas a tipo variable, pero también de los nuevos préstamos. "Los prestatarios necesitan más dinero nominal para cubrir los costes de los tipos de interés más altos. Así que sí, la desigualdad aumenta, y la riqueza y la distribución de la renta cambian. Cuanto más altas y rápidas sean las variaciones de los tipos de interés y de la inflación, mayor será la perturbación. Los gobiernos pueden intentar amortiguar los efectos con medidas de política fiscal", resume Thomas Hildebrandt, economista y gestor de la gestora nórdica Evli Fund Management.

Lucha contra la inflación

En cualquier caso, los expertos coinciden en que, aunque la subida de tipos ahonde en la desigualdad, la inflación es el principal vector que castiga en mayor medida a las rentas más bajas. Por ello, aunque a corto plazo suponga más sufrimiento, se hace necesaria la normalización monetaria. La inflación es "el impuesto a los pobres", recuerda Diego Fernández Elices, director general de Inversiones de A&G.

A su juicio, el mayor generador de desigualdad es la inflación, por lo que la política monetaria debe ser más restrictiva aunque la economía esté cerca de la recesión. "Es posible que termine siendo necesaria una política fiscal algo expansiva", añade, aunque orientándose a la inversión, con un efecto multiplicador sobre el crecimiento.

Foto: Fábrica de automóviles en España.

El problema es que "la política monetaria es una herramienta carente de precisión para gestionar los niveles de crecimiento de una economía, por no hablar de cómo se distribuyen los recursos. La política fiscal y la redistribución son una forma más directa de abordar los problemas de desigualdad", sostiene Stuart Canning, gestor de M&G Investments.

Stefan Hofrichter, jefe de economía y estrategia global de Allianz Global Investors, indica que la desigualdad puede estar en su nivel más alto desde la Revolución Industrial: "Solo en Estados Unidos, el 1% superior poseía más del 38% de la riqueza total en 2016". "Aceptamos que las distorsiones de la política monetaria no son la única explicación del bajo crecimiento de la productividad y el aumento de la desigualdad; otros factores como la política de competencia, la regulación bancaria y la política fiscal también son relevantes. Sin embargo, el marco monetario puede provocar por sí mismo efectos negativos sobre la productividad, el crecimiento y la distribución de la riqueza y la renta", apostilla.

La desigualdad de la renta repuntó en 2008 con la gran crisis financiera, tuvo otro impulso con el covid, la inflación se ha ensañado este año más con los hogares de menor renta y, ahora, la subida de tipos amenaza con darle otro hachazo al reparto de riqueza entre los hogares. El encarecimiento del crédito ahoga en mayor medida a las rentas más bajas.

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