La banca da por hecho que subirán los tipos y se lanza a cubrir sus créditos al consumo
Las entidades con mayores carteras de préstamos para el consumo están contratando derivados para proteger los márgenes ante el aumento de los costes de financiación
Los bancos asumen la curva de tipos de interés que dibuja el mercado, con varias subidas entre 2022 y 2023, y realizan movimientos para protegerse en crédito al consumo. Este segmento está penalizado, ya que la cartera de préstamos es de tipo fijo, pero las entidades tendrán que asumir más costes de financiación para obtener liquidez. Por ello, parte del sector está contratando derivados para cubrirse, aunque asumiendo cada vez precios más altos.
El aumento de tipos de interés que adelante el Banco Central Europeo (BCE) con su actual guía (‘forward guidance’) y que el mercado compra con siete alzas entre este y el próximo año favorece al negocio bancario. Los márgenes aumentan si suben los tipos, ya que la revalorización de la cartera de crédito, por la exposición a hipotecas a tipo variable, es mayor que el aumento de la remuneración de los depósitos.
Sin embargo, hay algunas ramas del negocio bancario que se ven perjudicadas a corto plazo. Una de ellas es la parte de crédito al consumo, por la que tanto han apostado los bancos en los últimos años para obtener rentabilidad, tan castigada en su negocio tradicional. Según datos del Banco de España, el crédito al consumo supera los 90.000 millones. Además, hay un cajón de sastre en las estadísticas, más allá de hipotecas y consumo, que se denomina “otros fines”, y ahí se contabilizan muchos préstamos que en realidad podrían ir a consumo, y alcanza los 89.000 millones.
La cartera de crédito al consumo cuenta con un tipo de interés medio del 5,9%, que contrasta con el 1,1% en hipotecas. En nuevas operaciones, en febrero el tipo medio ponderado fue del 6,3%, con un 8,3% en renegociaciones. Estos tipos muestran cómo de rentable ha sido en los últimos años este crédito para los bancos, que obtenían liquidez mucho más barata en los mercados de capitales. Santander Consumer, por ejemplo, tiene varios bonos cotizando con cupones inferiores al 1%. Uno de ellos, un título sénior con un cupón del 0,75% emitido en 2018 y que vence en 2023, ha pasado en un año de cotizar en el mercado secundario al -0,2% a alcanzar un pico en las últimas semanas del 0,25%.
La subida no es significativa en comparación con el movimiento que está experimentando la deuda ante el ‘shock’ inflacionario y el cambio de perspectivas con los tipos de interés, pero da un aviso de que los bancos tendrán que asumir más costes para fondearse. De hecho, Santander Consumer no ha acudido al mercado de capitales en los dos últimos meses, y tampoco ninguna otra entidad de crédito al consumo o banco para financiarse en este segmento.
Hay que tener en cuenta que estos bancos asumen más coste por morosidad, ya que es más alta y más difícil de recuperar. No en vano, cuando venden carteras de crédito moroso a los fondos oportunistas, lo hacen con descuentos de hasta el 95% en el valor bruto de la cartera. Pero cuentan con un margen mucho más alto entre el tipo del préstamo y el coste de la liquidez. Aun así, este margen tenderá a disminuir según suban los tipos, ya que la cartera es de tipo fijo y el pasivo o liquidez es de tipo variable.
Por esta razón, las decisiones financieras juegan un papel clave. Esto es, la gestión con derivados de la cartera. Varias entidades importantes, según fuentes financieras, han decidido vincular parte de la cartera del crédito al consumo a flotante, como si fuera a tipo variable, contratando derivados en el mercado. Este movimiento protege el margen ante subidas de tipos de interés, pero también supone un coste.
La clave del éxito es cuándo se haya hecho, con qué agresividad y cuál acabe siendo la curva de tipos de interés. Si los tipos acaban subiendo más de lo que se prevé actualmente, es una operación que reporta más beneficio a la entidad, incluso aunque se haga ahora, porque, cuanto más tarde, más coste asumido. Mientras que, si la realidad del futuro año y medio es de menos alzas del ‘precio del dinero’ de las que se proyectan, entonces este seguro construido en forma de derivados acabará reduciendo el beneficio reportado por la cartera de crédito al consumo, teniendo en cuenta estos instrumentos ‘swap’ se han encarecido este año, especialmente en las últimas semanas.
La curva de tipos ha cogido más verticalidad en las últimas semanas. De hecho, ya se esperan más subidas de tipos que antes de la invasión rusa. En primera instancia, la reacción del mercado fue prever que el BCE limitara la reducción de estímulos ante el deterioro de las perspectivas económicas, pero ha acabado ocurriendo lo contrario al ponerse el foco en la inflación, que se ha desbocado hasta alcanzar, por ejemplo, el 9,8% en marzo en España.
El BCE dibujó un ‘forward guidance’ de mayor agresividad en el fin de las compras de activos, terminando de engordar el balance en el tercer trimestre, como anticipo a subidas de tipos de interés. Ya hay miembros del banco central apuntando a alzas este año. El mercado proyecta que el euríbor alcance el 1,3% en diciembre de 2023, cuando el 31 de diciembre situaba el futuro en torno al 0%. Justo antes de la invasión de Ucrania había escalado hasta el 0,8%, y después reculó hasta el 0,4%.
Desde principios de marzo, las expectativas de subidas de tipos han cogido fuerza. Este futuro se vincula al tipo marginal de depósito, que está en el -0,5% y penaliza la liquidez de la banca. Es decir, implicaría que en los próximos 21 meses habría entre siete y ocho subidas de tipos, con dos o tres este año. Se espera que el BCE toque primero esta referencia antes de subir, por primera vez en una década, el tipo principal de financiación, que sigue en el 0%.
Los bancos asumen la curva de tipos de interés que dibuja el mercado, con varias subidas entre 2022 y 2023, y realizan movimientos para protegerse en crédito al consumo. Este segmento está penalizado, ya que la cartera de préstamos es de tipo fijo, pero las entidades tendrán que asumir más costes de financiación para obtener liquidez. Por ello, parte del sector está contratando derivados para cubrirse, aunque asumiendo cada vez precios más altos.
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