El BCE adelanta el fin de los estímulos pese a la incertidumbre por la guerra en Ucrania
El Banco Central Europeo (BCE) mantiene la hoja de ruta que dibujó Lagarde antes de la invasión rusa. Ha adelantado el fin de las compras al tercer trimestre
Reunión clave del Banco Central Europeo (BCE) ante el golpe a las expectativas de crecimiento e inflación que provoca la guerra de Ucrania y el repunte histórico de los precios de la energía. La institución que preside Christine Lagarde ha mantenido la hoja de ruta a la que apuntó en su última reunión, adelantando el fin de las compras de activos, al actualizar al alza las proyecciones de inflación, con un 5,1% esperado para este año. Asimismo, deja la puerta abierta a que se inicien las subidas de tipos ya en 2022. El mercado reacciona con subidas del euro, ventas de bonos y subidas de los bancos.
El banco central tiene que buscar el difícil equilibrio entre el aumento de la inflación y el deterioro de las expectativas de crecimiento. Su mandato es contribuir a controlar la inflación cerca del 2% en el medio plazo, y ahora está muy lejos de este nivel por la energía, pero no por la inflación subyacente, que depende de elementos más estructurales como la demanda o los salarios. Pero Lagarde ha advertido de que con el aumento de precios de la energía, aumenta la probabilidad de que se estabilice en el 2% a medio plazo. El BCE espera ahora una inflación media del 5,1% en 2022, frente al 3,2% previsto en diciembre. Para 2023, la proyección aumenta del 1,7% al 2,1%, y en 2024 del 1,8% al 1,9%. También aumentan las expectativas del BCE para la inflación subyacente, que alcanzaría el 2,6% en 2022, el 1,8% en 2023 y el 1,9% en 2024, por encima de los niveles proyectados hace tres meses del 1,9%, el 1,7% y el 1,8% respectivamente.
Para el crecimiento, el banco central revisa a la baja las perspectivas. Según Lagarde, "los riesgos para las perspectivas económicas han aumentado sustancialmente" y hay "una pérdida de confianza económica". Para 2022, el crecimiento estimado del PIB baja del 4,2% al 3,7%, mientras que para el próximo ejercicio disminuye desde el 2,9% al 2,8% y para el siguiente se mantiene en el 1,6%. Pero el BCE se ha mantenido firme, y sigue el plan que deslizó el 3 de febrero Lagarde. Ahora lo ha concretado, reduciendo el nivel de compras de activos para el segundo trimestre y apuntando al tercero para dejar de engordar el balance. Esto dejaría la puerta abierta a que suban los tipos ya en 2022, como descuenta de hecho el mercado, aunque las expectativas cambian cada día en función de las noticias que llegan desde Ucrania, las sanciones de Occidente a Rusia y las respuestas de Moscú, y la propia volatilidad que se ha instalado en los mercados financieros.
Asi, la autoridad monetaria dará por finalizado el programa especial de compras por la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) este mes, con 1,677 billones (millones de millones) desplegados para adquirir deuda corporativa y soberana hasta la fecha, y que podría llegar a los 1,85 billones, mientras que los vencimientos se reinvertirán hasta, al menos, final de 2024. En paralelo, en todo momento ha seguido habiendo compras por 20.000 millones mensuales, que venían de antes del covid. Bajo los programas clásicos del APP, el BCE inyectará liquidez a la economía mediante compra de deuda, en este caso principalmente pública y con menos flexibilidad que con el PEPP, por 40.000 millones en abril, 30.000 millones en mayo y 20.000 millones en junio. Posteriormente, "la calibración de las compras netas para el tercer trimestre dependerá de los datos y reflejará la evaluación de las perspectivas".
Es decir, que el Consejo de Gobierno ha rechazado concretar la magnitud de las compras a partir de julio, aunque sí señala que si las expectativas sobre la inflación a medio plazo no cambian, y los nuevos datos respaldan que no se debilitarán, se concluirán las compras en el tercer trimestre. Esta nueva hoja de ruta para el fin de la adquisición de activos, clave para controlar las primas de riesgo e inyectar liquidez, se adelanta respecto a diciembre, cuando dibujó el fin de los estímulos por primera vez, ya que el 3 de febrero no concretó los nuevos planes. Hace menos de tres meses, el BCE esperaba adquirir 40.000 millones mensuales en el segundo trimestre. Es decir, 120.000 millones, frente a los 90.000 millones anunciados este jueves. Asimismo, apuntó que en el tercer trimestre serían 30.000 millones mensuales, y a partir de octubre, 20.000 millones cada mes, como antes de la pandemia.
En cuanto a los tipos de interés, no hay cambios, pero el BCE se deja margen para subir los tipos antes de lo previsto en diciembre. De hecho, el mercado especula con que pueda haber dos alzas este año, y más ahora, con un mensaje más 'hawkish' que 'dovish' de lo esperado. Es decir, más hacia los halcones que hacia las palomas. Los tipos principales siguen en el 0%, los de facilidad de depósito, que penalizan la liquidez de la banca y se cree que serán los primeros que se toque, en el -0,5%, y los de facilidad marginal de crédito, en el 0,25%. Como es habitual, el BCE ha insistido en que no se tocarán los tipos de interés hasta un "tiempo después" de que finalicen las compras netas. Elimina en el mensaje la posibilidad de recortes y, por tiempos, deja viva la posibilidad de que suban este año.
Todos los focos están en Ucrania y en las consecuencias económicas de la guerra y de las sanciones a Rusia, así como las respuestas de Moscú. "La invasión rusa de Ucrania es un punto de inflexión para Europa", ha dicho el BCE. "El Consejo de Gobierno expresa su pleno apoyo al pueblo de Ucrania. Garantizará condiciones de liquidez fluidas e implementará las sanciones decididas por la Unión Europea y los gobiernos europeos", añade. Y, también, como preámbulo de un comunicado más duro de lo esperado, avisa de que "tomará las medidas necesarias para cumplir el mandato del BCE de buscar la estabilidad de precios y salvaguardar la estabilidad financiera".
El BCE también insiste en que habrá flexibilidad en la retirada de estímulos. En concreto, asegura que si vuelve a haber fragmentación del mercado por la pandemia, "las reinversiones del PEPP se pueden ajustar de manera flexible", mensaje que ya deslizó en diciembre, dando la opción de comprar deuda griega. Por otro lado, sobre la financiación a la banca, con tipos de hasta el -1% (TLTRO-III), las condiciones "especiales" finalizarán en junio. "El Consejo de Gobierno también evaluará la adecuada calbiración de su sistema dual de remuneración de reservas" para que no se limite la capacidad de intermediación de los bancos en un entorno de amplia liquidez. Es decir, revisará la 'multa' que impone a la liquidez de la banca con hasta un 0,5% por los tipos negativos.
Otro anuncio que recoge el BCE este jueves es que ante "el entorno de gran incertidumbre provocado por la invasión rusa de Ucrania y el riesgo de efectos de contagio regionales que podrían afectar negativamente a los mercados financieros de la zona euro", se prorroga la línea de repos del Eurosistema para bancos centrales (EUREP) hasta el 15 de enero de 2023. Lagarde también ha señalado que la desconexión de algunos bancos rusos del sistema SWIFT no debería tener efectos en la liquidez del sistema bancario europeo o en el mercado monetario.
Previsiones en medio de la incertidumbre
El BCE ha tenido que actualizar sus previsiones en las últimas semanas con el impacto de la guerra rusa, labor “muy difícil”, como reconoció Lagarde hace dos semanas. Las proyecciones que presenta este jueves la institución, probablemente, serán papel mojado en semanas en función de la evolución de la guerra, de la inflación, de la respuesta de los gobiernos y de la reacción de los agentes.
El banco central había endurecido su discurso antes de la invasión rusa, para acelerar la normalización de tipos de interés. En diciembre anunció el fin del PEPP en marzo, con 1,85 billones desplegados como máximo, y compras adicionales hasta octubre, cuando volvería al nivel previo al covid de engordar su balance en 20.000 millones mensuales.
Sin embargo, en la última reunión, Lagarde apuntó a un endurecimiento monetario. El mercado entonces movió sus expectativas a que las compras finalicen a lo largo del verano y haya las primeras subidas de tipos en una década, en el tipo de facilidad de depósito, que ahora está en el -0,5% y penaliza la liquidez de la banca. Es el tipo más ligado con el euríbor. El futuro a diciembre descontaba dos subidas en 2022 como mínimo, que pasó a ser una como máximo con la invasión rusa, y en los últimos días las expectativas habían vuelto a aumentar.
Reunión clave del Banco Central Europeo (BCE) ante el golpe a las expectativas de crecimiento e inflación que provoca la guerra de Ucrania y el repunte histórico de los precios de la energía. La institución que preside Christine Lagarde ha mantenido la hoja de ruta a la que apuntó en su última reunión, adelantando el fin de las compras de activos, al actualizar al alza las proyecciones de inflación, con un 5,1% esperado para este año. Asimismo, deja la puerta abierta a que se inicien las subidas de tipos ya en 2022. El mercado reacciona con subidas del euro, ventas de bonos y subidas de los bancos.
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