Explota la burbuja de la marihuana en Wall Street: "Ha sido especulación pura y dura"

La industria del cannabis está estancada y los inversores de Wall Street lo saben. La euforia que se vivió a principios de año, alentada desde redes sociales como Reddit, ha dado paso a la desazón. El mercado tenía la esperanza de que la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca y los visos de regulación de la marihuana medicinal en diferentes países europeos impulsara el sector. Pero nada más lejos de la realidad. Ni el presidente estadounidense ni los gobiernos del Viejo Continente han dado todavía un paso adelante y el pesimismo se ha instaurado en el parqué neoyorkino.

Así lo demuestran las abultadas pérdidas que acumulan las principales acciones del cannabis desde que tocasen sus máximos anuales en febrero. La burbuja de la marihuana ha explotado. Y para muestra un botón: los títulos de Canopy Growth se pagaban el 10 de febrero a 52,17 dólares (máximo anual) y ahora solo valen 11,69 dólares (al cierre de la sesión del viernes). Estamos hablando de una caída del 76% en nueve meses que ha dejado prácticamente en nada el repunte del 111% que había conseguido desde que comenzó el año hasta la mencionada fecha que supuso el punto de inflexión.

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Ni siquiera se salva Tilray, la principal empresa del sector con una capitalización bursátil de 4.900 millones de dólares. Sus acciones comenzaron el año disparadas, con un avance del 673% entre el 1 de enero y el 10 de febrero, hasta situarse en los 63,91 dólares. A partir de esa jornada, el valor comenzó una caída libre que le ha llevado a perder un 75% para situarse en los 10,57 dólares, valor muy cercano al que tenía cuando comenzó 2021. Otro ejemplo es Hexo Group, que entre el 1 de enero y el 10 de febrero acumuló una subida del 179%, hasta los 10,28 dólares, pero que desde entonces ha perdido un 87%, hasta colocarse en 1,47 dólares. Si se observa el comportamiento del resto de compañías del sector, la situación no es muy diferente.

"Ha sido especulación pura y dura", explica el analista de XTB, Darío García, porque "las cifras de capitalización no estuvieron en ningún momento justificadas". El mercado estaba totalmente sobredimensionado por culpa de la apología de estos activos que se hizo desde las redes sociales. Los inversores se lanzaron a comprar confiando en un 'boom' del cannabis medicinal, con su aprobación en diferentes países. Una previsión que nunca sucedió ni se espera que suceda en el corto plazo. "Ha sido una especulación mayor que la de 2017 con el bitcoin", insiste García.

De hecho, los precios objetivos se encuentran mucho más cercanos al valor actual que al espejismo que vivió el sector en febrero. Por seguir con los mismos ejemplos, el consenso del mercado recogido por Bloomberg considera que las acciones de Canopy cuestan 13,71 dólares, mientras que a Tilray le otorga 13,16 dólares y a Hexo Group 1,67 dólares. García avisa: "En el corto y medio plazo no va a suceder nada que vuelva a disparar el precio, habría que esperar como poco un año para volver a tener en cuenta estos valores".

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Al preguntar a otros analistas bursátiles, la opinión es prácticamente la misma. El cofundador de Traders Business School, Miguel Hernández, también asegura que los títulos de la industria del cannabis han vivido "una elevada supervaloración, impulsada por la comunidad de Reddit, que no fue respaldada por resultados positivos en estas compañías".

Respecto al futuro cercano de la cotización, este experto también lo ve un poco oscuro: "A corto plazo diría que no habrá fuertes incrementos debido a las restricciones económicas y financieras que aún sufre este sector". Pero advierte de que, en el medio y largo plazo, "no se pueden descartar en absoluto subidas relevantes en la cotización" porque cada vez más inversores relevantes están apostando por estos activos.

Las acciones del cannabis están a merced de que las pretensiones de la industria lleguen a buen puerto. Aunque, con la mayoría de gobiernos inmersos en la recuperación de la crisis del coronavirus, el debate sobre la legalización del cannabis, ya sea para uso recreativo o medicinal, ha quedado en un segundo plano, como se ha constatado en EEUU. Joe Biden prometió despenalizar el uso y la posesión de pequeñas cantidades de marihuana a nivel federal, pero ha tenido otras prioridades. Sin ir más lejos, ha focalizado sus últimos esfuerzos en poder aprobar en el Congreso un plan de infraestructuras de 1,2 billones de dólares.

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Biden ha metido este debate en un cajón de Resolute, el histórico escritorio del Despacho Oval, pero el 'lobby' del cannabis ha conseguido recientemente un potente socio. Nada más y nada menos que Amazon. El gigante del comercio electrónico apoyó este verano una propuesta de ley para legalizar el cannabis a nivel federal en Estados Unidos. Y la empresa ha empezado a actuar en consecuencia, eliminando las pruebas antidrogas a aquellos que opten a un empleo en la compañía, a excepción de los puestos vinculados a su Departamento de Transporte. Por el momento, sus presiones no han surtido ningún efecto legislativo.

Quien sí ha desempolvado este debate es el nuevo gobierno de Alemania. La coalición recientemente formada entre socialdemócratas, verdes y liberales ha pactado legalizar la venta de marihuana para uso recreativo entre adultos y desde tiendas con licencia, según ha informado Bloomberg. Aunque el acuerdo todavía no se ha materializado, esta noticia provocó el jueves una subida del 33% en la cotizada germana Synbiotic, que el viernes prolongaba su buena tendencia al repuntar un 15%. No obstante, la euforia no ha conseguido cruzar el Atlántico y los títulos del cannabis que se negocian en Wall Street permanecieron impasibles.

En España, el Ejecutivo de Pedro Sánchez se ha negado a debatir una Proposición de Ley de Más País para regular el uso medicinal, la compra y venta de cannabis, así como su autoconsumo o el cultivo profesional. Durante unos pocos días, la formación de Íñigo Errejón consiguió que esta propuesta provocase algo de ruido, pero ya se ha tornado en silencio, relegando el debate a una subcomisión en el Congreso para estudiar la posible regulación del uso terapéutico de esta sustancia.