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El contorsionismo del BCE para impulsar el crecimiento sin irritar a los alemanes
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DEFIENDE SUS ESTÍMULOS PERO ADMITE INFLACIÓN

El contorsionismo del BCE para impulsar el crecimiento sin irritar a los alemanes

Lagarde consolida el mensaje de compras, pero admite las presiones inflacionistas. El discurso sobre expectativas y el de los hechos vuelven a tener signos diferentes

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE)
Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE)

El Banco Central Europeo (BCE) lanzó dos mensajes contradictorios este jueves, aunque su presidenta, Christine Lagarde, se esmeró en que sean compatibles. La autoridad monetaria defiende la necesidad de impulsar y acompañar la recuperación económica tras el covid con su programa de estímulos y, a la vez, admite mayores presiones inflacionistas.

La autoridad monetaria de la eurozona tiene que lidiar con realidades muy diferentes. Desde países golpeados por la pandemia con el golpe al turismo, por ejemplo, como España, hasta el dinamismo de los países del centro y norte de Europa. Quizá por ello, el BCE realiza un equilibrismo con sus estímulos, su discurso y sus proyecciones.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE)

Lagarde combinó el reconocimiento de una mayor inflación (tanto la general como la subyacente) con hacer hincapié en que se debe a factores temporales. De hecho, el BCE ha revisado al alza las previsiones de crecimiento real del PIB y también del aumento de los precios, aunque en este caso solo para 2021 y 2022, cuando rozará el 2% que tiene como objetivo, y dejando sin cambios la estimación de 2023 en el 1,4%.

Este último punto es clave para la guía (‘forward guidance’) del banco central. El BCE mantiene su ritmo de compras netas en un perímetro de 1,85 billones (millones de millones) con el programa especial contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) y, de hecho, confirma que en el próximo trimestre acelerará las adquisiciones respecto a los números de los primeros meses del año.

“Todavía es prematuro discutir cambios en el PEPP”, especificó Lagarde. “A pesar de la significativa aceleración del ritmo de la campaña de vacunación desde la última reunión y de la gran mejora de los datos a medida que las economías se reabren, el BCE está enviando un claro mensaje de que no está dispuesto todavía a retirar el apoyo”, interpreta Anna Stupnytska, economista global de Fidelity International.

“Los miembros moderados del consejo de gobierno aparentemente han prevalecido, nuevamente, en el sentido de que se acordó que cualquier conversación sobre la reducción sería perjudicial para las condiciones de financiación, la recuperación en curso y la inflación en el medio plazo”, comenta Annalisa Piazza, analista de renta fija de MFS Investment Management.

Pese a defender su esquema actual de estímulos, que acumula compras de 1,15 billones con el PEPP, y con tipos al 0% en operaciones principales y en el -0,5% para el exceso de liquidez de la banca, reconoce, como se ha dicho, el impulso de la inflación. “Esperamos una aceleración de la economía en la segunda mitad del año”, dijo Lagarde, tomando parte del punto de vista de los halcones (‘hawkish’, más restrictivos), aunque los actos son más de palomas (‘dovish’, más proclives a impulsar el crecimiento).

Foto: Tribunal Constitucional en Karlsruhe. (Alemania)

Esta dicotomía se aprecia de forma sencilla en el índice de bancos centrales Haw-Dove que ha creado Bank of America para evaluar la posición de cada autoridad monetaria. Como se ve en el gráfico, el BCE es el que tiene más disparidad. Los economistas del banco de inversión norteamericano ponen siete niveles, de más ‘hawkish’ a más ‘dovish’, sobre ocho cuestiones.

Sobre orientación de política monetaria, Bank of America pone el BCE en el centro, en una posición neutral. Para la meta de inflación, el BCE está en el segundo peldaño más restrictivo, ya que no ha modificado su objetivo a diferencia de otros bancos centrales, que han buscado más flexibilidad. Para poner el foco en la inflación actual o la esperada, el banco central de la eurozona estaría con los halcones más duros. Con el programa principal de compras de bonos, está en un puesto intermedio, y se asoma a una postura más ‘dovish’ con otros programas. Con los tipos de interés, estaría en el segundo escalón más ‘dovish’, vuelve a caer al puesto intermedio con el ‘forward guidance’, y cae al antepenúltimo escalón con los halcones en estabilidad financiera.

El BCE ha tenido siempre que lidiar con críticos, como ejemplificó el exministro alemán de Finanzas Wolfgang Schäuble, que llegó a acusar a Mario Draghi de fomentar populismos y expropiar el ahorro de los alemanes. Los tipos de interés reducidos penalizan el ahorro conservador, y esto hizo daño a muchos ahorradores alemanes.

placeholder Janet Yellen, Mario Draghi y Wolfgang Schäuble. (EFE)
Janet Yellen, Mario Draghi y Wolfgang Schäuble. (EFE)

Pero precisamente el banco central busca que el dinero fluya a inversiones o préstamos y no se quede parado en cuentas corrientes, depósitos o deuda de corto plazo. El discurso de Lagarde defiende los estímulos y, a la vez, deja abierta la puerta a que los inversores especulen con que se inicie pronto el ‘tapering’, como se conoce la retirada de compras de activos. También se desmarcó de Estados Unidos, donde la Reserva Federal (Fed) tendrá que lidiar con una inflación interanual que ha alcanzado el 5%, el dato más alto desde 2009.

“Seguimos esperando una reducción gradual de las compras de PEPP a partir de septiembre, con un final del programa en marzo de 2022. También creemos que el BCE terminará compensando parte del ajuste aumentando las compras en el marco de la APP. La dinámica de la inflación a principios del próximo año probablemente será decisiva para determinar los próximos pasos del BCE a medida que la economía continúa recuperándose”, resumen en Oxford Economics.

El Banco Central Europeo (BCE) lanzó dos mensajes contradictorios este jueves, aunque su presidenta, Christine Lagarde, se esmeró en que sean compatibles. La autoridad monetaria defiende la necesidad de impulsar y acompañar la recuperación económica tras el covid con su programa de estímulos y, a la vez, admite mayores presiones inflacionistas.

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