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¿En tu cuenta o en la mía? Así aconsejan los asesores gestionar las finanzas en pareja
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¿En tu cuenta o en la mía? Así aconsejan los asesores gestionar las finanzas en pareja

Si ya nos parece difícil a veces la gestión de las finanzas personales, al entrar en juego dos personas se complica todavía más

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"Cariño, ¿qué hacemos con los ahorros? ¿Cómo los invertimos?". Si ves riesgo de matar la pasión, quizá no sea una pregunta que debas hacer en la cena de San Valentín. Pero quizá sí podrías hacerle otras con las que también estarías hablando de finanzas. Por ejemplo: "¿Qué te parece si dejamos de vivir de alquiler y nos compramos una casa?" o "¿qué te parece si nos compramos una casa más grande?" o "¿qué te gustaría hacer al jubilarnos?". O incluso algunas todavía más básicas, en función de la fase de la relación en la que os encontréis.

La gestión del dinero resulta un tema fundamental en las parejas, porque abarca aspectos muy relevantes que van desde el estilo de vida deseado hasta la educación de los hijos o los sueños de cada uno. Sin embargo, la mayoría de españoles no lo abordamos hasta que ya llevamos un tiempo juntos.

El 58% de los españoles deja esta conversación para al menos un año después del inicio de la relación y tan solo un 35,3% la tiene meses después de los primeros besos (el resto ni siquiera lo han tratado), según una encuesta realizada desde Finect. Y es importante tratar este tema pronto, porque un tercio de los encuestados reconoce tener discusiones con su pareja sobre los temas financieros. ¿Cómo aconsejan hacerlo los asesores financieros?

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"Siempre hay que hablar con claridad y sin tabúes, y no dejar que las dudas o los problemas aumenten hasta llegar al momento en que no se le pueda dar la vuelta a la situación", aconseja Egoitz Maya, asesor financiero de Basque Financial Consulting. También lo ve clave María Diaz Novo, asesora de Inversimply: "Las finanzas en una pareja pueden ser el cemento que una los ladrillos de la construcción o el terremoto que la derrumbe".

Tener claro el plan de futuro, antes de hablar de números

En los inicios, lo ideal sería tener una conversación sobre qué expectativas tiene cada uno a corto, medio y largo plazo, para ver las necesidades que eso supondría y cómo afrontar esos objetivos. "Es fundamental tener un plan pensado para el futuro, en el que hay que tener en cuenta muchas decisiones personales y sentimentales", explica Miguel Camiña, CEO de Micappital. Con este plan aspiraríamos a "alcanzar las metas que tenemos propuestas, saber en cada momento cómo está la salud financiera de la pareja y estar preparado para cualquier sobresalto", añade.

¿Pero por dónde empezar? Porque si nos parece difícil a veces la gestión de las finanzas personales, al entrar en juego dos personas se complica todavía más. "Cada persona tiene un perfil de riesgo distinto por lo que es normal que los miembros de la pareja no estén en la misma situación y no entiendan las finanzas de la misma forma", incide Camiña.

Se puede hacer frente a los gastos comunes de forma sencilla sin perder la independencia

En lo más básico, ¿qué hacer con las cuentas corrientes? ¿Mejor juntar ‘meriendas’ o cada uno por su lado? La mayoría de expertos aconseja un formato híbrido. "Cada uno ha de tener una cuenta personal y, además, una cuenta en común en la que depositar el dinero para los gastos de la convivencia. De esta forma se puede hacer frente a los gastos comunes de forma sencilla sin que ninguna de las partes pierda su independencia económica", explican Guillermo Villar, de Inversimply.

¿Y qué hacemos los españoles? Según la encuesta de Finect, este formato lo siguen el 44,5% de las parejas, frente al 28,5% que solo dispone de una cuenta conjunta y un 27% que las tiene separadas. Los asesores inciden, en todo caso, en que cada pareja es un mundo y deben decantarse por lo que consideren más oportuno según su visión conjunta, pero siempre después de haberlo hablado.

Eso sí, siempre conviene dejar "claros los límites de gasto, el porcentaje destinado al ahorro y cuánto dinero se destina a gastos variables, control de las inversiones y diversificación de las mismas", añade María Díaz Novo.

¿Y si tenemos perfiles de riesgo distintos?

Y llegamos a las inversiones, "sin duda, lo más importante de las relaciones en pareja", según David Forcada, agente de GVC Gaesco. ¿En unión o por separado? En su opinión, si el perfil de riesgo y los objetivos son los mismos se pueden organizar juntas. Por el contrario, si hay visiones diferentes, por pequeñas que sean, mejor una gestión individualizada para ahorrarse decisiones conjuntas incorrectas que puedan generar tensiones.

¿Y si la pareja quiere hacerlo en una única cartera, aunque tengan perfiles de riesgo distintos? Para Miguel Camiña, de Micappital, "lo más sencillo es adoptar el perfil de riesgo de la persona que va a supervisar o gestionar esa cartera. Pero si a los dos les gusta gestionar y supervisar las inversiones, siempre recomendamos invertir siguiendo el perfil de riesgo del más conservador", añade.

¿Y cómo lo hacemos los españoles? El 59,8% de los encuestados por Finect asegura tener objetivos financieros comunes y disponer de vehículos de inversión conjuntos. Mientras, un 20,9% reconoce no compartir objetivos; y un 19,3%, aunque sí los comparte, dice no tener contratado ningún producto.

Y sobre el seguimiento, prácticamente la mitad de los encuestados (49,7%) asegura que su pareja comenta sus finanzas de forma periódica y verbal, mientras que un 27% lo hace de forma ocasional y un 2,6% solo cuando hace la declaración de la renta. En los extremos, un 17% asegura compartir una hoja de cálculo con su pareja, y al frente un 3,7% reconoce no compartir información.

Para terminar, ¿cómo vamos de sinceridad? Un 91,4% afirma que ambos miembros conocen los ingresos del otro, frente a un 5% que dice no haber compartido esa información, y a un 3,6% que afirma que solo uno de los dos conoce los ingresos del otro. O sea, que una nota muy alta… O eso creen ellos, porque un 10% reconoce mentir a su media naranja sobre sus finanzas.

Y como estas cosas pasan, y muchas veces la cosa acaba en desamor, los expertos también aconsejan tenerlo en cuenta a la hora de planificar, por muy enamorado que se esté en esa fase de la relación. "Hay que valorar el hecho de que la pareja puede finalizar y que, por lo tanto, es de vital importancia estructurar el patrimonio de tal forma que su reparto sea sencillo en caso de ruptura", concluye Guillermo Villar.

Aunque esto último, por muy posible que sea, sí que conviene no sacarlo en la cena de San Valentín.

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"Cariño, ¿qué hacemos con los ahorros? ¿Cómo los invertimos?". Si ves riesgo de matar la pasión, quizá no sea una pregunta que debas hacer en la cena de San Valentín. Pero quizá sí podrías hacerle otras con las que también estarías hablando de finanzas. Por ejemplo: "¿Qué te parece si dejamos de vivir de alquiler y nos compramos una casa?" o "¿qué te parece si nos compramos una casa más grande?" o "¿qué te gustaría hacer al jubilarnos?". O incluso algunas todavía más básicas, en función de la fase de la relación en la que os encontréis.

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