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¿Suspenso para la bolsa española? No es el Ibex el problema, son la banca y las 'telecos'
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A la zaga de las bolsas globales

¿Suspenso para la bolsa española? No es el Ibex el problema, son la banca y las 'telecos'

El lastre de los gigantes del mercado español vuelve a eclipsar el buen tono de un amplio número de pequeños valores y descuelga a la bolsa nacional de los índices mundiales

Foto: Interior del Palacio de la Bolsa de Madrid. (EFE)
Interior del Palacio de la Bolsa de Madrid. (EFE)
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Las últimas semanas han supuesto un indiscutible soplo de aire fresco a la maltrecha imagen de la bolsa española. Las ganancias superiores al 25% que acumula el Ibex desde el pasado 30 de octubre, y que permitieron al índice cerrar en noviembre el mejor mes de su historia, han logrado aliviar muchas de las heridas infligidas por la crisis del coronavirus.

Pero lo cierto es que, a día de hoy, el mercado español sigue luciendo como uno de los más penalizados desde que la pandemia comenzó a azotar al mundo occidental, a mediados del pasado febrero. Las caídas cercanas al 20% que aún arrastra desde entonces le sitúan como el tercer peor entre los principales índices mundiales. Solo los números de las bolsas de Mauricio y Bulgaria empeoran los de la española en este periodo.

Y este negativo desempeño no ha hecho sino ahondar en la débil evolución del Ibex desde el estallido de la crisis financiera, un periodo en el que el índice referente de la bolsa española se ha dejado casi la mitad de su valor —frente a las ganancias superiores al 50% que suman los índices globales— y en el que se ha acostumbrado a aparecer a la zaga de los principales mercados internacionales.

Foto: Pantallas de cotización del Ibex en el interio de la Bolsa de Madrid. (EFE)

Existen muchas formas de explicar la debilidad de la bolsa española desde hace algo más de una década. Y una de ellas, esencial para calibrar la magnitud del problema, requiere contemplar los rendimientos del Ibex, en su conjunto, incluyendo los dividendos abonados por los miembros del índice. Las cotizadas españolas han sido tradicionalmente más generosas que las de otros mercados en la retribución a sus accionistas y esto tiene un obvio reflejo en los números: las abultadas pérdidas acumuladas desde el verano de 2007 tornan en ganancias, aunque tímidas —apenas un 0,25% anualizado—, si se incluyen estos pagos. De hecho, el índice Ibex 35 con Dividendos cotiza a poco más de un 17% de sus máximos históricos, que datan del pasado mes de febrero.

Pero este ejercicio no es suficiente para eliminar la brecha abierta en los últimos años entre el índice español y los principales mercados internacionales. Porque más allá de los mayores o menores dividendos abonados por las empresas españolas, el mercado nacional se enfrenta desde hace años a un problema de composición: sectores en declive, como la banca o las telecomunicaciones, que han experimentado descensos casi generalizados en Europa, representan una parte fundamental del mercado que ha eclipsado el buen tono de otros muchos valores.

Desde 2008, solo dos sectores cotizan con caídas: el financiero y el de las 'telecos'

El negativo efecto que ha tenido en el Ibex el importante peso relativo de la banca y de gigantes en horas bajas como Telefónica ha sido repetido de forma recurrente a lo largo de los últimos años. Pero los números que evidencian ese lastre no dejan de resultar llamativos. Si se observa la evolución de los seis subíndices sectoriales de la Bolsa de Madrid desde el cierre de 2008 (el año del colapso de Lehman, tras el cual las principales bolsas mundiales comenzaron a dibujar su recuperación), solo dos de ellos registran pérdidas en el periodo: Servicios financieros e inmobiliario y Tecnología y telecomunicaciones.

Pese a estar en inferioridad, frente a los otros cuatro, que firman ganancias desde entonces, la importancia de esos sectores en el mercado español determina que el Índice General de Madrid arrastre pérdidas de más del 17% desde ese momento. Los recortes superiores al 85% de Bankia (desde que comenzó a cotizar en 2011) y de Sabadell, el retroceso en torno al 50% de Telefónica o los rendimientos negativos superiores al 10% de Santander o BBVA, por citar solo los grupos más grandes, eclipsan el buen desempeño de otras muchas compañías. De hecho, en esos 12 años, más de la mitad de las cotizadas del mercado nacional han registrado ganancias; de ellas, una docena ha ofrecido rendimientos superiores al 500% y casi 40 superan el 100% de retorno.

La brecha del tamaño

Si el análisis se centra en el presente ejercicio, resulta indiscutible que el mal tono de Telefónica (-40%), Santander (-27%) o BBVA (-20%) ha sido una vez más determinante en el tono negativo general. Pero en este caso sí son mayoría las compañías del mercado español que acumulan pérdidas.

Con todo, puede visualizarse otra brecha que viene a ser reflejo, en gran medida, de la misma dinámica: la que separa la evolución de los grandes valores de los más pequeños. Desde el inicio del año, el Ibex 35 registra unas pérdidas (en términos de retorno total) superiores al 13%, que contrastan de forma marcada con las ganancias superiores al 14,5% del Ibex Small Caps, que a lo largo del ejercicio se ha visto espoleado por el buen desempeño de grupos como Berkeley Energía, Duro Felguera, Solarpack, Rovi o Reig Jofre.

Por supuesto, el índice también incluye un buen número de compañías que se han visto duramente golpeadas en medio de la crisis del coronavirus, entre las que resaltan Quabit, Tubacex, Nextil, Prosegur, Prisa u OHL. Pero ninguna de ellas ha provocado el efecto de arrastre que sí han generado sobre el Ibex 35 los gigantes del mercado.

placeholder Evolución comparada del Ibex 35 y el Ibex Small Caps, en términos de retorno total.
Evolución comparada del Ibex 35 y el Ibex Small Caps, en términos de retorno total.

Aunque habitualmente se suele considerar que las grandes cotizadas ofrecen mayor seguridad en periodos de convulsiones económicas, en plena crisis del coronavirus el índice de los pequeños valores del Ibex ha salido beneficiado por una serie de factores, que van más allá de la menor relevancia que tienen en su evolución los sectores más penalizados por la pandemia.

La menor exposición que suelen tener estas compañías a los mercados latinoamericanos (que han supuesto un lastre durante los últimos trimestres, por la fuerte depreciación de sus divisas) y el menor peso que tienen los inversores extranjeros en su capital (en un momento de evidente desafección internacional hacia la bolsa española) han supuesto, igualmente, dos razones nada desdeñables por las que los pequeños valores han tenido un mejor comportamiento. Factores que vienen manifestándose desde hace ya varios ejercicios y que se plasman en el hecho de que en los últimos seis ejercicios el Ibex Small Caps ha arrojado un rendimiento anualizado cercano al 12%, frente a las pérdidas próximas al 0,5% que ha sufrido el Ibex 35.

Todos estos números vienen en respaldo de las voces que defienden que, en un mercado como el español, es especialmente aconsejable ser selectivos y no recurrir tanto a los productos indexados, que pueden derivar en una exposición excesiva a algunos sectores con perspectivas de negocio poco alentadoras, como sería el caso de la banca, condenada a moverse aún durante varios años más en un entorno de tipos de interés mínimos.

Las últimas semanas han supuesto un indiscutible soplo de aire fresco a la maltrecha imagen de la bolsa española. Las ganancias superiores al 25% que acumula el Ibex desde el pasado 30 de octubre, y que permitieron al índice cerrar en noviembre el mejor mes de su historia, han logrado aliviar muchas de las heridas infligidas por la crisis del coronavirus.

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