De China al cambio climático: así ven los mercados el pulso entre Trump y Biden
El mercado tiene los ojos puestos no solo en la presidencia, si no que también en cómo quedarán el Congreso y el Senado. Están en juego medidas fiscales, de comercio, sociales, etc.
Han sido cuatro años intensos para los mercados. Tras la llegada de Donald Trump a la presidencia en 2016, los inversores de todo el mundo han vivido pegados a los tweets del presidente de EEUU, pendientes de noticias sobre recortes de impuestos, aranceles comerciales y, ahora, paquetes de estímulo contra la crisis del coronavirus. No obstante, ese ‘status quo’ alcanza en noviembre un nuevo hito con las elecciones presidenciales, en las que el republicano se enfrenta a Joe Biden y en las que entran en juego una serie de propuestas que pueden cambiar (o no) el avenir de la economía y los mercados.
Pese a la volatilidad, han sido cuatro años de beneficios para el mercado. El S&P 500 ha estado pulverizando los máximos históricos año tras año – incluso durante este 2020 marcado por el coronavirus – mientras que la deuda se aferra a los mínimos. Las distintas políticas que ha impulsado Trump (la reforma fiscal de 2017 o los aranceles de 2018) tienen que ser analizadas junto con la política monetaria de la Reserva Federal, que bajo la presidencia de Jerome Powell intentó seguir con la racha de normalización de tipos de Janet Yellen que pausó en 2019 y que se ha visto obligado a abandonar con la crisis del coronavirus.
Con las elecciones, los inversores se preparan para un posible cambio de paradigma. Aunque los analistas siguen las elecciones de cerca, no pierden de vista el largo plazo. "Aunque este ejercicio de análisis es interesante, la historia sugiere que los mercados de bolsa no son sensibles a si EEUU es rojo o azul - tanto las presidencias de Barack Obama como la de Trump han visto retornos en los mercados de renta variable a doble dígito anualizado y un liderazgo por sectores similar pese a políticas y programas económicos distintos", avisa Kevin Thozet, miembro del comité estratégico de inversión de Carmignac. "Por tanto, en vez de confiarse tanto en los programas de los candidatos, creo que tiene más sentido construir una cartera de empresas y sectores en base a su capacidad de registrar unos beneficios sostenidos y un crecimiento de los ingresos en los próximos años".
Sin perspectivas claras de cuándo acabará la pandemia, estas elecciones vienen marcadas por el contexto de crisis económica. Por eso, los analistas consultados muestran cierta cautela respecto a la reacción inmediata de los mercados al candidato ganador, sobre todo porque esto se verá contaminado por el entorno de la crisis sanitaria y por las propuestas de respuesta económica que lleva barajando cada candidato en las negociaciones por el paquete de estímulo. En este sentido, al barajar los diferentes proyectos de Biden o Trump, el mercado también deberá tener en cuenta la cohesión o división a la que estará sujeta el gobierno, donde no solo la presidencia es clave, sino que también el color del que se tiñan el Congreso y Senado.
Los estímulos y las compras
La cohesión del gobierno es precisamente un punto clave en cuanto a el paquete de estímulos contra la crisis del coronavirus que los dos partidos están negociando actualmente. Con los demócratas en control del Congreso, los republicanos tienen todavía pendiente aprobar nuevas medidas que sustituyan a las anunciadas en el primer golpe de marzo – medidas que, como muchas de las provisiones del CARES act, han empezado ya a caducar. A rasgos generales, los dos partidos están en desacuerdo sobre cuánto dinero gastar y en qué gastarlo (cheques a los ciudadanos, ayudas a las aerolíneas, etc.). Los demócratas redujeron este octubre su propuesta desde los 2,5 billones de dólares hasta los 3,5 billones que habían puesto sobre la mesa en mayo, mientras que el partido republicano han estado valorando una oferta de 1,5 billones de dólares.
En el contexto de las propuestas de estímulo, los economistas del banco Credit Suisse creen que no es tanto una cuestión de quién gana, sino de cómo gana. “Con una victoria general en el gobierno, cualquiera de los dos partidos aprobarán paquetes de estímulo”, explican en un informe a clientes los economistas del banco suizo. Con Biden, el paquete es mayor, por lo que el impacto sobre la economía y, por ende, los mercados, sería de mayor impulso. No obstante, hay que mirar los estímulos junto con el grupo de propuestas económicas al completo: “la versión de los demócratas juntaría subidas de impuestos concretas y un plan de gasto climático y energético complejo”, matizan desde Credit Suisse. “La versión de los republicanos incluiría, entre otras cuestiones, recortes de impuestos”.
Sin embargo, el mayor riesgo es que ninguno de los dos presidentes alcance un control suficiente sobre las cámaras, lo que complicaría la aprobación de leyes – entre estas, el ansiado paquete de estímulos contra la crisis del coronavirus. Con la reanudación de las negociaciones esta semana, las compras se han apoderado del mercado: el S&P 500 ha subido un 3%, el ‘treasury’ ha alcanzado máximos de tipos de agosto. Sin embargo, el resultado final está por ver, y los analistas lo siguen con preocupación. El dólar parece saberlo y ha vuelto a mínimos de septiembre frente al euro.
“Los mercados de renta variable probablemente se seguirán beneficiando de un entorno de tipos de interés bajos en cualquiera de los posibles cuatro escenarios electorales, pero esperamos que se produzcan periodos de extrema volatilidad debido a la incertidumbre económica”, prevé Jared Franz, economista de la gestora Capital Group. En la deuda, el economista solo espera una reacción sólida en el caso de que los demócratas ganen llegando a hacerse con el control del senado (la llamada ‘ola azul’). “Si este fuera el caso, los bonos podrían subir (del 1,5% al 2%), ya que la administración demócrata tendría más facilidades para implementar su agenda política, lo que impulsaría a su vez el crecimiento de la economía estadounidense”.
El comercio y la volatilidad
Una de las obsesiones de Trump durante su mandato ha sido el comercio – particularmente los negocios con China. Sus tuits incendiarios y vetos repentinos han provocado desplomes bursátiles y truncado políticas monetarias. No obstante, los que crean que con Biden EEUU reculará al ‘status quo’ de 2016, los analistas avisan de que los tiros no van por ahí. “Con objeto de recuperar votos de obreros en estados bisagra como Pensilvania, Ohio, Míchigan y Wisconsin, los demócratas han abandonado su previo respaldo casi completo de acuerdos comerciales internacionales y adoptado una actitud dura en este ámbito”, explica Randeep Somel, gestor de renta variable en la gestora M&G. “Aunque una presidencia de Biden sería probablemente positiva para las compañías asiáticas que comercian con Estados Unidos comparado con la alternativa, la etapa idílica de comercio internacional sin restricciones bajo los presidentes Clinton, Bush Jr. y Obama parece ser cosa del pasado”, zanja Somel.
En otras palabras, los aranceles no se van a levantar – al menos no de manera catártica. “Biden critica las tácticas de comercio de Trump pero no está en contra de poner aranceles”, consideran los economistas de Credit Suisse, que creen que puede que el demócrata adopte una actitud más bilateral a las negociaciones comerciales, pero que no va a devolver los aranceles a los niveles de 2016. No obstante, el mercado sí que ganaría en tranquilidad (y, por ende, gozaría de menos volatilidad). “La política de Biden sería menos impredecible que la de Trump, lo cual reduciría la incertidumbre de las políticas”, subrayan los economistas de la firma. “No esperamos anuncios sorpresa de aranceles o negociaciones frecuentes de los plazos – Biden se enfocaría mucho menos en los déficits comerciales bilaterales que lo que ha hecho Trump, lo cual dificultaría que China pudiese dar concesiones superficiales a las negociaciones comerciales (por ejemplo, con una mayor compra de bienes agrarios) pero que les facilitaría juzgar las intenciones de EEUU”.
Los impuestos y la bolsa
Lo que los demócratas te dan, los demócratas te quitan. Es decir, si bien el bando de Biden tiene al mercado a favor en su paquete de estímulos, el partido azul llega dispuesto a subir los impuestos. De hecho, entre sus propuestas está revertir parcialmente esta política a principios de 2021. Unos mayores impuestos impactan al beneficio, y un menor beneficio impacta la subida de las acciones. “El mayor riesgo que enfrentan los mercados es la posibilidad de que Biden eleve el impuesto de sociedades”, apunta Sean Markowicz, responsable de Estrategia, Estudios y Análisis de la gestora Schroders. En 2017, Trump redujo la tasa impositiva del 35% al 21%, lo que dio un gran impulso a los beneficios por acción (BPA) y a los precios de las acciones – una política que el republicano pretende renovar si gana las elecciones. Cabe decir, que según la organización bipartidista del Comité de Presupuestos Responsables de EEUU, este tipo de recortes le costarán al país 1,5 billones entre 2025 y 2030.
"Las estimaciones sugieren que casi el 90% de las ganancias marginales de 2017 a 2019 se debieron directamente a la reducción de la tasa corporativa", añaden por su parte los economistas del banco alemán Deutsche Bank en un informe a sus clientes. "Además, esta reducción en los impuestos ha permitido que las corporaciones aumenten aún más las recompras de acciones, que alcanzan una cantidad récord de más de 800 mil millones de dólares en el año 2018 (como se destaca en el gráfico de barras a continuación)".
La llegada de Biden pondría en peligro este ecosistema. Según ejemplifica Markowicz, UBS estima en un estudio que aumentar los impuestos al 28%, junto con otros cambios fiscales propuestos, reduciría los beneficios del S&P 500 en un 8%. "Todo ello, está claramente condicionado a que el partido demócrata obtenga la mayoría de los escaños en la cámara alta del Congreso (el Senado de los EEUU), sin la cual es poco probable que apruebe una legislación fiscal importante", subraya el experto. "Además, hay una alta probabilidad de que la reforma del impuesto de sociedades pase a un segundo plano en el primer año de mandato de Biden, y se dé prioridad a los paquetes de rescate económico".
"Lo que sí es más probable en caso de victoria demócrata es un aumento del salario mínimo federal, que el equipo de Biden ha prometido elevar desde los 7,5 dólares por hora a 15 dólares por hora", recuerda Somel desde M&G. "Esto debería impulsar el gasto discrecional, pero perjudicaría a las pymes y a los comercios, que ya han pasado apuros durante los confinamientos debidos al coronavirus en 2020".
Sectores amigos (y enemigos)
La necesidad de recuperación económica también destaca los intereses sectoriales de cada candidato. Mientras que Trump sigue titubeando ante el cambio climático, Biden apuesta por su propia versión del ‘Green New Deal’ (la de Bernie Sanders era aún más ambiciosa). Mientras el republicano pretende liberar más terrenos públicos para la extracción de petróleo, el demócrata enfoca su plan de reconstrucción económica en las energías renovables. Su plan tiene pretensiones reducir las emisiones de dióxido de carbono netas para 2050 al 0%. Una apuesta que, a priori, beneficia a sectores de energías renovables como la fotovoltaica, hidráulica o solar – pero hay quien es algo escéptico.
“Las propuestas generarían más empleo en el sector y canalizarían un mayor flujo de inversiones privadas y públicas, implicando no solo un crecimiento a largo plazo, sino que también el resurgir de nuevos jugadores dentro de este sector a EEUU”, subraya Xiao Cui, economista de Credit Suisse. “Pero tengo que decir que también durante la administración de Barack Obama se tomaron medidas como subsidios o reducciones fiscales para las energías verdes, y la respuesta del sector privado no fue tan relevante como a la administración le habría gustado – por eso, soy cautelarmente optimista respecto a los pronósticos de esta industria”.
Por otro lado, está la sanidad. Mientras que Donald Trump ya propone para los presupuestos de 2021 recortes a la red de seguros públicos para la población necesitada, Medicaid, Joe Biden pretende expandir el Affordable Care Act (ACA) que aprobó con Obama, entre otras medidas en esa línea. Los analistas de Credit Suisse recuerdan que “cuando la gente tiene acceso a los seguros, los suelen usar, aumentando el gasto en servicios sanitarios e impactando al alza el crecimiento del PIB (entre 2014 y 2015 el PIB subió en 50 puntos básicos con esta medida)”. “Pese a este pico en el uso de servicios sanitarios, la opción pública competiría de forma directa con los proveedores privados, ya que está diseñada para una captación a lo grande que presionaría a las aseguradoras”, argumentan los economistas. “Los aseguradores públicos tienden a ser mejores negociando con los proveedores médicos, lo cual también puede presionar los márgenes de la industria”, explican.
Por su parte, Trump tiene a sus espaldas el legado de la desregulación – aunque hace una excepción. “En 2016, el mercado se apresuró a valorar el alivio regulatorio en los sectores financiero, energético, de servicios de comunicación e industrial. Este alivio regulatorio llegó en forma de una interpretación mucho más indulgente de la ley DoddFrank, nuevos arrendamientos para perforar en tierras federales y una reducción más amplia de la "burocracia" para las empresas”, recuerdan desde Deutsche Bank, que añaden que el rendimiento superior del sector de materiales se vio impulsado por las esperanzas de un gran acuerdo de infraestructura, algo que podría replicarse con una victoria de Biden. “Dicho esto, la administración Trump ha mostrado su preocupación sobre las grandes empresas de tecnología, y las acciones recientes tomadas por su Departamento de Justicia sugieren que están revisando activamente las políticas antimonopolio de estas empresas”, defienden los analistas.
Han sido cuatro años intensos para los mercados. Tras la llegada de Donald Trump a la presidencia en 2016, los inversores de todo el mundo han vivido pegados a los tweets del presidente de EEUU, pendientes de noticias sobre recortes de impuestos, aranceles comerciales y, ahora, paquetes de estímulo contra la crisis del coronavirus. No obstante, ese ‘status quo’ alcanza en noviembre un nuevo hito con las elecciones presidenciales, en las que el republicano se enfrenta a Joe Biden y en las que entran en juego una serie de propuestas que pueden cambiar (o no) el avenir de la economía y los mercados.