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¿Cuánto debo tener en el colchón de emergencia para poder invertir tranquilo?
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¿Cuánto debo tener en el colchón de emergencia para poder invertir tranquilo?

Más de uno ha tenido que tirar de sus acciones o fondos de inversión desde que llegó la pandemia y empezamos a notar sus secuelas económicas

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Más de uno ha tenido que tirar de sus acciones o fondos de inversión desde que llegó la pandemia y empezamos a notar sus secuelas económicas. Ante la pérdida de ingresos o la falta de liquidez, los hogares necesitan realizar efectivo para mantener el nivel de vida y no queda más remedio que tirar de las posiciones en mercados financieros.

El problema es que un entorno así suele ser el peor para tener que tirar de las inversiones. Cuando se da una situación en la que tienes urgencia por disponer del dinero, los mercados financieros no suelen estar precisamente en su mejor fase, como pasó sobre todo en marzo y abril, y toca salir a malvender unas inversiones que teóricamente teníamos destinadas para nuestro futuro.

Para reducir este riesgo, los asesores financieros recomiendan construirse un colchón de emergencia con nuestros ahorros. Es decir, tener prácticamente en liquidez y con disponibilidad inmediata una parte de nuestro dinero.

En un escenario de crisis, reduce el riesgo de verte precipitado a vender las inversiones en momentos de pánico

Esto aporta varias ventajas: por un lado, en un escenario de crisis, reduce el riesgo de verte precipitado a vender las inversiones en momentos de pánico, cuando los precios están más bajos, y acabar sufriendo pérdidas notables en la cartera; por otro, nos permite quedar menos expuestos a las emociones, gracias a la seguridad que nos aporta saber que ese colchón nos permitirá resistir durante un tiempo sin tener que malvender buenos activos. Pero también tiene una desventaja: por ese dinero no obtendremos rentabilidad, con lo que conviene resguardar aquí sólo lo que necesitamos, ni más ni menos. ¿Cuánto es lo ideal?

Antes de definir la cantidad, primero habrá que diferenciar entre los ahorros, que se guardan con un objetivo concreto (por ejemplo, comprar un coche, una casa, etc), y el fondo de emergencias, que se creará únicamente para hacer frente a los imprevistos.

Foto: Wall Street (Reuters) Opinión

A continuación, hay que hacer un mínimo ejercicio de repasar nuestras cuentas y ver cuánto dinero se nos va en gastos fijos e imprescindibles. Es decir, pagar la luz, la hipoteca o alquiler, la calefacción, la alimentación familiar, transporte, etc. Esta cifra es muy importante porque se suele tomar como referencia para calcular el tamaño de nuestro bunker financiero particular.

Lo siguiente sería pensar en la estabilidad de nuestros ingresos. Por ejemplo, un funcionario tiene una garantía mucho mayor que un autónomo de seguir ingresando un dinero fijo todos los meses cuando la cosa se pone fea. Y, por lo tanto, debería tener mucho menos dinero en este fondo para imprevistos que alguien con contratos parciales o trabajos inestables. Y lo mismo con otras circunstancias personales, como las cargas familiares. Por ejemplo, un empleado con varios hijos a su cargo tendrá necesidad de tener un colchón mayor que una persona joven sin dependientes. Y, por supuesto, nuestro perfil inversor. Alguien muy conservador deberá aumentar también la cuantía.

¿Pero hay alguna regla general? Los asesores creen que un buen acercamiento medio rondaría los 12 meses de gastos fijos. Es decir, una persona con unos costes fijos próximos a los 800 euros debería tener unos 9.600 euros en este colchón de liquidez.

De ahí ya, se movería a una cantidad mayor o menor en función de las circunstancias. Por ejemplo, según Pablo J. Domínguez, asesor financiero, cree que un trabajador por cuenta propia debería ampliar esta cantidad hasta los 15 meses de gastos fijos, mientras que a un funcionario podría valerle con tener entre 6 y 9 meses.

Si miramos a la opinión de los inversores, muchos se muestran todavía más precavidos. De hecho, en una encuesta que realizamos esta semana en Twitter, la opción preferida eran los 24 meses, que seleccionaron el 33,5% de los participantes, por el 27% que elegía algo más cercano a los 15 meses y el 32% que se decantaba por 6 meses.

Para construir este fondo de emergencias, se recomienda destinar periódicamente una parte recurrente de nuestros ingresos. Por ejemplo, si nuestra situación financiera nos lo permite, hacer una aportación del 10% mensual a la cuenta que tengamos pensada para este fin. Una vez alcance el tamaño deseado, los asesores aconsejan mantener esta cifra periódica que apartamos, pero en este caso destinándola directamente a la inversión, para sacar rentabilidad a nuestro dinero.

De hecho, hay quienes aconsejan no esperar a tenerlo plenamente mullido para invertir, sino dividir esa aportación periódica y destinar, por ejemplo, la mitad de ese ahorro al colchón de emergencia y la otra mitad a la inversión. Así, hasta que de nuevo tengamos constituido al 100% este refugio de liquidez y ya podamos destinar todo ese ahorro a la inversión.

Más de uno ha tenido que tirar de sus acciones o fondos de inversión desde que llegó la pandemia y empezamos a notar sus secuelas económicas. Ante la pérdida de ingresos o la falta de liquidez, los hogares necesitan realizar efectivo para mantener el nivel de vida y no queda más remedio que tirar de las posiciones en mercados financieros.

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