Furor bursátil con los fabricantes de armas en EEUU: doblan su valor en 2020

Parece un estereotipo, pero los americanos compran cada vez más armas. La evolución de la pandemia y la explosión de movimientos como el Black Lives Matter, que han provocado disturbios y protestas en casi todas las zonas del país, han hecho que las ventas de armamento estén en sus niveles más altos desde hace 20 años.

Según los datos del FBI y de la National Shooting Sports Foundation, una suerte de organismo que aglutina a los principales actores de la industria armamentística, las peticiones de licencias de armas superaron los 7,8 millones entre enero y junio para luego, en ese mismo mes, dispararse un 136% hasta los niveles más altos desde que comenzaron a registrarse hace dos décadas. Hasta un 40% de esas peticiones procedía de usuarios que no tenían ninguna licencia de armas previamente.

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El Confidencial

Eso ha hecho que los fabricantes de armas estén viviendo un año muy bueno en bolsa. Smith & Wesson, el mayor productor de armas del país, ha visto cómo sus acciones se disparaban un 131% desde el comienzo del año, unos avances que desde el 1 de junio alcanzan el 82%. Tras pasar por muchas dificultades, la compañía fundada en 1856 ha recuperado el tono y su valor roza ya los 1.200 millones de dólares, no muy lejos de los máximos históricos que marcara en julio de 2016.

El consenso de los analistas que cubre el valor es, además, optimista: ninguno recomienda vender y sitúan su precio objetivo casi un 8% por encima de los 21,5 dólares en los que cotiza a día de hoy.

Misma evolución ha vivido Ruger, otro de los gigantes de la industria. La firma de Connecticut, presidida por Christopher Killoy, ha avanzado un 64% en bolsa desde que se iniciara el año en curso. Además, sus ganancias llegan al 23% desde el 1 de junio y ya capitaliza más de 1.350 millones de dólares.

Ambas compañías han vivido épocas mejores, pero parece que empiezan a recuperar el tono cuando la economía ha tomado el camino contrario. Así, Smith & Wesson prevé facturar este año 679 millones de dólares, muy lejos de los 903 millones con los que cerró el año 2017. Ruger, por su parte, tiene previsto echar el cierre al ejercicio actual con unos ingresos de 595 millones de dólares, también mirando con cierta distancia a los 664 millones que entraron en las arcas de la compañía en 2016. Su ebitda, eso sí, será el mejor de aquel año, instalado en los 123 millones de euros.

La industria armamentística no está sufriendo el golpe de la pandemia de la misma forma que otros sectores productivos. Eso se debe a que en Estados Unidos ha sido considerada una actividad esencial, lo que ha servido para regatear la obligación de cerrar cuando se han decretado los confinamientos en las principales ciudades.

Por supuesto, del mismo modo que no han cerrado las fábricas, tampoco lo han hecho las tiendas y armerías, donde se han ido amontonando las colas de gente para poder comprar sus armas.

Eso provocó las quejas de, entre otros, el alcalde de Filadelfia, el demócrata Jim Kenney, que en una entrevista explicaba: "Tuvimos que cerrar todos los negocios no esenciales, pero las tiendas de armas estatales siguieron abiertas. ¿Por qué ese es un negocio esencial?".