¿Qué impacta más en las carteras: perderte los mejores días de bolsa o los peores?
Esta semana, tras el desplome del futuro hasta precios negativos, bastaba con echar un vistazo a Twitter para encontrar miríadas de usuarios soñando con adivinar el gran rebote
La loca de la casa. Santa Teresa definía así la imaginación. Los inversores también podrían utilizar esa expresión para catalogar sus fantasías de acertar cada techo y cada suelo de mercado; sus anhelos de descifrar el momento correcto para comprar unas acciones de Telefónica o de vender el valor de moda justo antes de que empiece su declive.
Esta semana, tras el desplome del futuro hasta precios negativos, bastaba con echar un vistazo a Twitter para encontrar miríadas de usuarios soñando con adivinar el gran rebote, ávidos de sacarse un dinero fácil apostando fuerte por el repunte de esta materia prima. Su loca de la casa volando por las alturas y dándose un chapuzón tras otro en la piscina de oro negro instalada en su jardín.
Pero ¿realmente se puede? ¿Es posible anticipar los movimientos de mercado? La historia de los mercados ilustra que más bien muy pocos lo consiguen. Quizá los que deja la estadística a la pura aleatoriedad, poco más. En el mundo del 'trading', hay diversos estudios que reflejan que la mayoría absoluta de inversores pierde dinero: un 75% en los estudios con resultados más benévolos para esta práctica y un 99%, en periodos anuales, en los más desfavorables.
Las gestoras de inversiones suelen advertir de la importancia de evitar el llamado 'market timing'. "Cuando los inversores intentan acertar con los tiempos del mercado y entran y salen de sus inversiones, pueden correr el riesgo de erosionar las rentabilidades futuras, ya que se pueden perder los días de mayor recuperación del mercado y las oportunidades de compra más atractivas que generalmente aparecen en periodos de pesimismo", explican desde Fidelity.
Y, para ilustrarlo, muestran gráficos como este, a continuación. Como se puede ver, el impacto de salir del mercado a destiempo puede ser muy alto, ya que en un periodo de 26 años puede suponer ganar un 400% acumulado menos, si nos perdemos los 4 mejores días de mercado, y 10 veces menos si nos perdemos las 30 mejores jornadas.
Ahora bien, muchos inversores se preguntarán… ¿Pero qué pasaría en el otro lado de la balanza? Es decir, ¿qué efecto tendría en nuestras carteras evitar que el mercado nos pille dentro cuando se producen los mayores desplomes diarios? Y aquí es muy interesante el siguiente gráfico visto en una presentación de Newton, una de las gestoras de BNY Mellon.
Como se puede ver, la verdadera diferencia en las carteras a largo plazo la haría ser capaz de evitar esos desplomes. En concreto, un inversor que tuviera una varita mágica que le permitiera esquivar las 10 peores sesiones de mercado le sacaría una diferencia en rentabilidad del 160% al que permaneciera todo el rato invertido, de acuerdo con los cálculos hechos sobre el S&P 500 en los últimos 40 años, aunque este a su vez le sacaría una buena distancia al que se pierde los 10 mejores, como ya hemos comentado.
La pena, claro está, es que no tenemos adivinos capaces de sortear esas sesiones negras en las bolsas, como tampoco las de mayores subidas.
Y, con base en esta realidad, la estrategia de permanecer invertido podría dar mejores resultados que la de asustarnos tras las primeras caídas y salir del mercado, porque tenemos una alta probabilidad de acabar perdiéndonos las grandes jornadas alcistas de bolsa y entrar más tarde.
Ahora bien, lo que indican los datos es que realmente es mucho más importante evitar las peores sesiones de la bolsa que anticipar las mejores. Quizá, en el próximo gran mercado alcista de bolsa, sea conveniente recordarlo mientras suena la música bien alta y todo el mundo baila en la fiesta.
¿Cuánto puedo ganar invirtiendo a largo plazo?:
La loca de la casa. Santa Teresa definía así la imaginación. Los inversores también podrían utilizar esa expresión para catalogar sus fantasías de acertar cada techo y cada suelo de mercado; sus anhelos de descifrar el momento correcto para comprar unas acciones de Telefónica o de vender el valor de moda justo antes de que empiece su declive.