El coronavirus presiona a los bancos centrales y ahoga la nueva estrategia del BCE
La expansión del virus por Italia hunde los mercados con la mayor caída del Ibex desde el Brexit. El BCE estudia medidas para paliar el impacto en la economía
El pánico a que el coronavirus se convierta en una pandemia a lo largo de Europa se ha llevado por delante a los mercados y, como advierten algunas empresas, tiene efectos ya en la economía real. La oleada de ‘profit warnings’ de compañías cotizadas muestra el riesgo sobre el crecimiento en un entorno de escaso margen de actuación por parte del Banco Central Europeo (BCE) y presión para todas las autoridades monetarias.
Los mercados amanecieron el lunes con la noticia de una remesa de más de 200 afectados en Italia que desataron las alarmas por el tamaño que ya está adquiriendo la pandemia en geografías alejadas de China, supuesto lugar de origen del virus. De hecho, la Organización Mundial de la Salud hizo un llamamiento a “hacer todo lo posible” para prepararse para una “potencial pandemia”.
El Ibex 35 sufrió el lunes una caída del 4%, la mayor desde los resultados del Brexit en junio de 2016, con el Eurostoxx y el resto de selectivos del Viejo Contiente haciendo lo propio. Al otro lado del Atlántico, el S&P 500 cerró con una caída del 3,35%, su mayor caída en dos años. El mercado de los bonos también se vio afectado: de hecho, la prima de riesgo de Italia subió un 10% hasta equipararse a la griega en los más de 140 puntos. El petróleo se desplomó y el oro gozó de alzas. Todo esto en un contexto de complacencia en los mercados financieros en el arranque de año, con los analistas apuntando a la política monetaria como motor de la negligencia de los inversores. De momento, el único que ha tomado medidas monetarias ha sido el banco central de China, que rebajó los tipos de interés a medio plazo el pasado día 17.
Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, ya ha incluido el coronavirus y “su potencial efecto sobre el crecimiento global” en los riesgos sobre las perspectivas de crecimiento e inflación, al agregar “una nueva capa de incertidumbre”. El ex ministro español defendió la orientación expansiva de la política monetaria heredada del mandato de Mario Draghi, pero lo cierto es que la munición disponible cada vez es más escasa.
Por ello, siempre en segundo lugar al impacto humano, la propagación del virus amenaza la economía justo cuando los indicadores han venido mostrando que el frenazo económico tocaba suelo. “A no ser que haya una rápida resolución de la epidemia, los efectos por el lado de la demanda aparecerán en la próxima remesa de datos de actividad. Por eso creemos que los consensos previos de una fuerte recuperación económica [tras el estallido del brote] en forma de V empiezan a aparecer cada vez más cuestionables”, avisa Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers.
Las zonas afectadas en Italia (Lombardia, Vénto y Emilia-Romagna) suponen el 40% del PIB italiano y el 6% del producto de la eurozona
El ejecutivo recuerda que las zonas afectadas en Italia (Lombardia, Vénto y Emilia-Romagna) suponen el 40% del PIB italiano y el 6% del producto de la eurozona. El servicio de estudios de Mapfre calcula un impacto de dos puntos porcentuales en el crecimiento acumulado de China, reduciéndolo por debajo del 4% en 2020. “Los efectos indirectos son difíciles de predecir, aunque hay dos canales diferenciados: el canal de precios -correcciones en activos financieros- y el canal de expectativas”, agregan.
“Incluso antes de que estallara la crisis en Italia, estábamos convencidos de que el BCE ya empezaba a comprometerse con la preparación de planes de emergencia”, explica Moëc, aludiendo al último discurso de De Guindos. Sin embargo, el margen es escaso: “Otra ronda de TLTRO probablemente sería inútil”, arguye, debido a que los bancos tendrían dificultades para encontrar demanda de crédito y cumplir los requisitos.
Por otro lado, un recorte adicional en la tasa de depósitos (está en el -0,5% y penaliza la liquidez de la banca) ahogaría aún más al sector financiero y debilitaría al euro, “lo que provocaría un estrés adicional en la ya tensa relación comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea”. Por ello, el experto de AXA IM apuesta por que la opción más clara del BCE sería “elevar el volumen de compra de bonos corporativos”, lo que incentivaría a seguir invirtiendo al sector privado en un contexto de incertidumbre.
Actualmente, el BCE compra 20.000 millones netos de bonos al mes. Un aumento del peso de la compra de bonos corporativos “es menos problemático desde un punto de vista técnico y político”, expone el economista. “Estimamos que en lo que va de 2020 el volumen neto de emisión por parte de entidades no financieras es de unos 45.000-50.000 millones de euros, de los que probablemente dos tercios son elegibles”, agrega el economista jefe de AXA IM.
La Fed sí tiene pólvora
La Reserva Federal de EEUU, en cambio, sí que tiene pólvora con la que disparar. La actual horquilla de los tipos de interés todavía se sitúa en el 1,5-1,75%. Según la herramienta de predicción de política monetaria de la operadora de opciones y futuros CME Group, el mercado estaría esperando ya una probabilidad del 56% de recorte para la reunión de abril y este porcentaje se dispara hasta un 76% en la de junio. Un panorama distinto al de hace un mes, donde los futuros no se decantaban por una bajada hasta la reunión de septiembre.
En su última comparecencia ante el Congreso, el presidente de la Fed, Jerome Powell, mencionó al coronavirus como un factor a vigilar. El estadounidense dijo que el brote tendría impacto sobre China y sus vecinos, así como sus socios comerciales, y que “probablemente tendría algún efecto sobre EEUU”. “La cuestión es si estos efectos terminarán siendo persistentes como para llevar a una revisión de las perspectivas económicas”, aseveró aquel 11 de febrero el responsable de política monetaria. Para entonces, Powell consideraba que era demasiado pronto para saberlo. La próxima reunión de política monetaria es el 18 de marzo.
Los analistas tienen sus dudas. “Creemos que lo que se está produciendo es una respuesta exagerada ante el incremento de los afectados en Europa (Italia)”, considera Rosa Duce, economista jefe de Deutsche Bank . “La clave por lo tanto no está en lo que haga el mercado (que esperamos rebote en los próximos días) sino en los efectos económicos de las medidas tomadas para evitar más contagios: en el caso de China, esperamos un fuerte impacto sobre el crecimiento económico durante el primer trimestre (-1,5% trimestral anualizado), si bien la historia hace esperar un fuerte rebote de la actividad en los trimestres siguientes”.
En el caso de Europa, “la llegada del coronavirus ha reemplazado a las dudas sobre la negociación comercial, por lo que también se espera un crecimiento débil en este primer trimestre”, explica Duce. “Los bancos centrales van a estar muy atentos a la evolución de la actividad económica. A priori, nuestros analistas esperan ningún cambio en los tipos de interés ni por parte de la Fed ni por parte del BCE, pero siempre bajo el supuesto que, como es esperable, la enfermedad empiece a remitir”, zanja desde Deutsche Bank.
También hay debate sobre cómo podría paliar la política monetaria el impacto de la epidemia. Philippe Waechter, director de investigación económica de Ostrum AM (Natixis), “la epidemia actual ha comenzado a generar un shock de oferta que la política monetaria no podrá gestionar”. “Una rebaja en los tipos de interés elevaría la demanda, pero la oferta no puede aumentar a corto plazo porque las personas en muchos lugares de China no pueden acudir a su puesto de trabajo”. Por ello, Waechter advierte: “no contamos con que la Fed, el BCE u otros bancos centrales sean una fuente de solución ya que su único papel es limitar la bancarrota de las empresas”.
Por otro lado, el ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Olivier Blanchard, escribía en su cuenta oficial de Twitter este lunes que las políticas regulatorias sí eran de utilidad. Avisando de que “aunque el coste letal sea limitado, el coste económico podría ser grande”, explicaba que “la política monetaria puede ayudar a sostener la demanda, puede ayudar al sector financiero a ayudar a las firmas que tengan problemas o bien por bajas ventas o por disrupciones en el suministro”.
Esta dicotomía se enmarca dentro de la presión política que ya se está materializando de cara a los comicios estadounidenses en noviembre de 2020. El recorte de los tipos de interés fue uno de los temas estrella del actual presidente, Donald Trump, que tras los acercamientos diplomáticos con China ha relajado un poco la soga a Powell. No obstante, al republicano le interesa que la economía mantenga la tendencia expansionista de cara a la reelección, por lo que no sería de sorprender que Trump volviese a las andadas en unos meses. Fue tal la presión del republicano que incluso Powell tuvo que lanzarle indirectas en sus discursos sobre la importancia de la independencia de los reguladores monetarios.
El pánico a que el coronavirus se convierta en una pandemia a lo largo de Europa se ha llevado por delante a los mercados y, como advierten algunas empresas, tiene efectos ya en la economía real. La oleada de ‘profit warnings’ de compañías cotizadas muestra el riesgo sobre el crecimiento en un entorno de escaso margen de actuación por parte del Banco Central Europeo (BCE) y presión para todas las autoridades monetarias.
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