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Las cotizadas se lanzan a recomprar acciones en pleno torbellino bursátil
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PRÁCTICA GENERALIZADA EN EEUU

Las cotizadas se lanzan a recomprar acciones en pleno torbellino bursátil

Con Meliá esta semana, la lista de programas de recompra de acciones no deja de crecer, con las empresas utilizando su exceso de tesorería para remunerar al accionista y aupar su valorización

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El año pasado, fueron seis las firmas del Ibex 35 que recurrieron a programas de recompra de acciones, estabilización o autocartera: ACS, Ferrovial, IAG, Iberdrola, Mediaset España y Repsol. Este año, la lista es mucho más larga: Acerinox, ACS, Bankia, Ferrovial, Iberdrola, Mediaset España, Meliá, Naturgy, Repsol, Viscofan… Fuera del selectivo, también hay casos curiosos, como el de las promotoras con Neinor, Quabit y Aedas en un año lleno de altibajos bursátiles para el sector.

Es decir, la lista de empresas que han decidido apostar por sus propias acciones para retribuir al accionista ya presenta un auge que apunta a otro año de alzas en la recompra de acciones. Un ejercicio en el que los mercados han conseguido recuperarse del golpe propiciado a finales de 2018 pero que, sin embargo, siguen cotizando con cierto nerviosismo.

Foto: Hotel Meliá en Vietnam (Reuters)

No todas las medidas responden al mismo contexto. Por ejemplo, el anuncio de Meliá coincidió con los mínimos anuales de la hotelera en bolsa, con la compañía respondiendo con fuertes subidas a la noticia. Por otro lado, sin embargo, hay planes de recompras que se encuadran dentro de una operativa mayor, como en el caso de Iberdrola, que anunció en verano un plan de reducción de capital para aliviar la dilución de los programas de dividendo flexible.

Pese a los casos concretos de cada valor, el aumento de las medidas de reinversión bursátil como retribución al accionista es una tendencia que viene ya de 2018. El porcentaje de capital en autocartera de las empresas del Ibex 35 aumentó desde el 0,62% en 2017 hasta el 0,7% en 2018, hasta alcanzar un valor de mercado de 3.298 millones de euros. Aunque esta cifra es un 6,6% inferior al valor de la autocartera de las empresas componentes del Ibex 35 un año antes, si se le agrega el valor de las acciones amortizadas durante el año, el valor del mercado se eleva hasta los 6.621 millones de euros, un 9,9% más que los 6.029 millones registrados en 2017.

“Se trata de una tendencia que viene desde EEUU, donde la recompra de acciones es una práctica mucho más extendida a la hora de retribuir a los inversores”, explica Luis Benguerel, consejero de Anattea Gestión, matizando que en España las empresas suelen recurrir más bien a los dividendos.

Una realidad que corrobora a su vez Patricia López del Río, responsable de renta variable de Credit Suisse Gestión: "en los últimos 20 años, el importe acumulado de las recompras de acciones a nivel global ha ascendido a 9,8 billones de dólares, de los cuales el 50% ha sido realizado en los últimos 5 años apuntando a una clara reaceleración de este tipo de remuneración al accionista", explica. "De ese total, el 70% ha sido realizado en EE.UU, país en el que es una medida extremadamente popular. Europa en su conjunto va muy por detrás de EEUU en esta práctica. Japón es otro de los países donde se ve una mayor tendencia de uso".

López del Río hace una visión más amplia del auge de la recompra de acciones en España: "Si nos centramos en el mercado español, la política de recompra de acciones comienza en el año 2004", argumenta. "Desde ese año, los datos muestran una tendencia a la baja de este tipo de medidas de remuneración al accionista: en 2018 por ejemplo, la recompra de acciones ascendió a 11.300 millones de euros cuando hace unos ocho años por ejemplo estaba en 10.700 millones de euros, por lo que apenas han subido en su cuantía. En 2007 las empresas españolas recompraron acciones más activamente, ascendiendo a 30.400 millones de euros (ese mismo año los diviendos agregados fueron de 21.400 millones de euros, quedando por debajo de la recompra de acciones).

Foto: El oso representa las bajadas en bolsa y el toro, las subidas. (iStock)

Los medios estadounidenses apuntaban a cierre de 2018 que la bolsa estadounidense había alcanzado récords de más de un un billón de dólares en recompras durante el ejercicio.

Los llamados ‘buybacks’ son el estado normal de la bolsa estadounidense, con empresarios del renombre de Warren Buffett, avalando esta medida. El llamado ‘oráculo de Omaha’ lo explicó en una conferencia de inversores en 2004: “El mejor uso de la liquidez es invertirla cuando las acciones pueden ser compradas por debajo del valor del negocio”. Según el inversor, cuando la recompra de acciones se hace en el entorno correcto y por las razones correctas, esta beneficia tanto a los inversores que quieren quedarse como a los que quieren irse.

El propio Buffett se aplica esta filosofía en su empresa Berkshire Hathaway, que nunca en su historia se ha decantado por el dividendo. Eso sí, también es cierto que, con una liquidez de 122.000 millones de dólares, y tras años sin haber cerrado una de sus insignias inversiones ‘elefante’, el americano no tiene otra cosa más que hacer con su tesorería que recomprar sus propios títulos.

Foto: Foto: iStock.
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“La recompra de acciones es una opción que se toma cuando la empresa ya ha descartado usar una determinada cantidad de la tesorería en el crecimiento orgánico del negocio”, explica Gonzalo Lardíes, gestor sénior de A&G Banca Privada. “En vez de repartir dividendos, las compañías pueden entonces elegir la recompra de acciones como remuneración al accionista —sobre todo si consideran que la acción no refleja el valor de la empresa—”.

Según argumenta el experto, este tipo de medidas se enmarcan dentro de un contexto de los mercados delicado. “El mercado pasa por unas circunstancias en las que la percepción puede estar jugando un mayor rol que la realidad, en un momento de cierto nerviosismo”, explica Lardíes, que ejemplifica esta dinámica en la huida de los inversores a la renta fija. “Asimismo, se crean distorsiones en las valoraciones que dan pie a casos en los que las compañías se decantan por la recompra de acciones”.

De todas formas, Lardíes, al igual que el resto de expertos, recuerda que las razones de la recompra de acciones tienen que ser analizadas empresa por empresa. “Estas operaciones se vinculan específicamente a las particularidades de cada firma, por lo que no se pueden abordar con una visión global”, explica Manuel Porras, director de Global Markets y responsable de Strategis Equity de BNP Paribas en España, que matiza que los programas también pueden ser continuaciones de planes pasados. “Sí es cierto que cada vez más firmas contemplan estas opciones por las condiciones de financiación, en una tendencia general en el mercado que nace de la facilidad de acceso a financiación barata”.

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Por otro lado, Benguerel también argumenta que un motivo que pueden tener las compañías a la hora de lanzar estos programas es reflotar el precio de las acciones para que los directivos se lucren con el bonus. “Cuando el bonus de los ejecutivos está ligado al precio de las acciones, se puede dar la situación de que estos presten más atención a su bolsillo que al beneficio de la empresa”, explica Benguerel.

De todas formas, el gestor avisa: en momentos de crisis y caídas fuertes, “el papel pesa más que las recompras”. Y si no que se lo pregunten a Wall Street en pleno estallido de la burbuja en 2008. Con todo, Benguerel se refiere a tiempos de crisis, ya que reconoce que hay casos en los que las empresas sí consiguen impulsar sus acciones con este tipo de programas. Por ejemplo, Apple, conocida por sus multimillonarios programas de recompras de acciones, ha vuelto a cotizar en verde respecto al último año natural —superando así el ‘profit warning’ de principios de 2019 y el nerviosismo generalizado de la economía—.

Pese a todo, los programas de recompras de acciones, al igual que los dividendos, pueden verse comprometidos en tiempos difíciles. Esta semana, los analistas de Goldman Sachs avisaban en un informe de que las recompras de acciones estaban decayendo: “Si los programas de recompras del S&P habían aumentado en un 5% interanual en el primer trimestre, en el segundo ya llevan cayendo un 18%”, alertaban.

Foto: Panel informativo en la Bolsa de Madrid. (EFE)

En un contexto de guerra comercial y elecciones, los analistas de Goldman explican que “las empresas [de EEUU] gastan menos liquidez cuando la incertidumbre de políticas es alta”. Asimismo, la gestora estadounidense espera que, a cierre de 2019, la recompra de acciones haya menguado en un 15% respecto a 2018.

Los analistas llevan meses avisando de la relevancia de los programas de recompra de acciones en las subidas de las bolsas, pero aumentando la deuda contable. “La recompra de acciones con deuda en vez de con tesorería en momentos de dificultad son casos que se dan más fácilmente (que no siempre) en EEUU, donde la reinversión en la cotización es una práctica generalizada”, explica Lardíes.

De todas formas, Lardíes no cree que Europa vaya a llegar todavía a esos niveles, y ejemplifica el caso de los bancos y muchas industriales, que aunque vuelan bajo en bolsa, no ejercen este tipo de medidas en el Viejo Continente porque no tienen el flujo de caja como para hacerlo.

Para el inversor

"Muchas son las voces en el mundo financiero que se han vuelto críticas sobre la utilización de la recompra de acciones si se hace de forma desmesurada: en concreto, puede ser una forma de alterar injustificadamente las valoraciones de las compañías cotizadas, ya que hacen que múltiplos como el PER bajen, muchas veces la remuneración de los equipos gestores va ligada a un incremento del beneficio por acción que se ve favorecido cuando se recompran acciones propias y se amortizan, al reducirse la base total del número de acciones en circulación lo que puede usarse entonces de forma interesada", explica López del Río. "Y además se argumenta que es un uso de los recursos poco productivos, que tienden a expulsar la iniciativa de reinversión en el propio negocio o en la contratación de personal".

De todas formas, la experta insiste en que "nada es blanco y negro" y matiza que esta medida puede tener ventajas, como, por ejemplo, en materia de fiscalidad, "ya que el dividendo lleva una retención asociada".

Desde la gestora ven que la recompra de acciones puede cumplir con dos objetivos: por un lado complementar un dividendo cuando los cash flows de la empresa crecen muy rápido y la deuda total es baja pues no tiene sentido reducir deuda, y recomprar acciones puede ser muy valorado, y por el otro mandar un mensaje al mercado cuando la acción ha caído, y el equipo directivo considera que la mejor inversión que pueden realizar con estos niveles de la acción es recomprarlas. "Es un espaldarazo de confianza en el negocio y en la potencialmente atractiva valoración implícita", explica la López del Río.

Con todo, si la empresa se aboca a recomprar acciones pese a un alto nivel de apalancamiento, la gestora avisa de que puede haber problemas. "El inversor tiene que mirar toda la casuística disponible, es muy importante analizar en qué casos tiene sentido y aporta valor a una empresa recomprar sus propias acciones", defiende López del Río. "Como mecanismo de apoyo a las cotizaciones en las horas bajas es un respaldo a las valoraciones, más por el mensaje de infravaloración que mandan, que probablemente por el impacto real en la acción".

El año pasado, fueron seis las firmas del Ibex 35 que recurrieron a programas de recompra de acciones, estabilización o autocartera: ACS, Ferrovial, IAG, Iberdrola, Mediaset España y Repsol. Este año, la lista es mucho más larga: Acerinox, ACS, Bankia, Ferrovial, Iberdrola, Mediaset España, Meliá, Naturgy, Repsol, Viscofan… Fuera del selectivo, también hay casos curiosos, como el de las promotoras con Neinor, Quabit y Aedas en un año lleno de altibajos bursátiles para el sector.

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