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¿Pensando en huir del calvario bursátil? Los expertos avisan de las oportunidades
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LA BOLSA EN VOLATILIDAD, LOS BONOS EN MÍNIMOS

¿Pensando en huir del calvario bursátil? Los expertos avisan de las oportunidades

Los inversores están nerviosos y los mercados dan fe de ello. Pero la volatilidad también puede brindar buenas oportunidades y los activos refugio no garantizan el cobijo

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Tras años de tranquilidad, la volatilidad se instaurado en los mercados hasta nueva orden. La lista de causas es ya sabida: incertidumbre en la política monetaria, miedo a la ralentización económica, nerviosismo por el proteccionismo comercial, el eterno proceso del Brexit, la inestabilidad política de Italia… Con los mercados en montaña rusa, los inversores ponen los pies en polvorosa en busca de refugio pero ¿para qué refugiarse? Los gestores y asesores recomiendan no dejar que cunda el pánico, e incluso avisan del riesgo de seguir a las masas en busca de cobijo. En vez de huir, los expertos enfocan la situación como una oportunidad para comprar (de calidad) y seguir consiguiendo lo que se supone que tienen que conseguir las estrategias de inversión: ganar dinero.

Con un solo vistazo al mercado, queda claro que los inversores están nerviosos. Pese a los recientes máximos bursátiles —estropeados ahora por los recientes desarrollos entre China y EEUU y otros desarrollos políticos, como Italia— los flujos de suscripciones siguen huyendo hacia los fondos de renta fija, monetarios, garantizados... Y es que los propios precios de los bonos están por los aires, con niveles anómalos de deuda en rentabilidades negativas. Activos refugio, como el oro, han alcanzado en los últimos días máximos de varios años. Todo esto teniendo en cuenta que la volatilidad lleva haciendo acto de presencia ya desde 2018, y que está todavía queda lejos de los niveles de la crisis. Pero la tendencia es clara: a la mínima que los titulares se ponen alarmantes, los inversores huyen a resguardarse, llevándose el mercado por delante.

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Con la volatilidad, el mercado reitera el objetivo inicial de la inversión: ganar dinero. “Parece de sentido común, pero es que hoy en día muchos partícipes están más enfocados en vigilar el ‘benchmark’ o en una política de gestión de riesgos, que en prestar atención a la rentabilidad real”, argumenta Philipp Vorndran, estratega de mercados de Flossbach von Storch. “Llevo 37 años trabajando de esto y nunca había visto un entorno tan fácil para la inversión”.

“Hace años, la gran mayoría de los activos daban rentabilidades contundentes —ganancias del 6-7% en tanto bonos como empresas— y el partido estaba al mismo nivel para todos”, explica Vorndran. “Hoy, apenas hay activos que ofrezcan una rentabilidad real (por encima de la inflación, antes de impuestos, etc.)”. En este entorno, el gestor apuesta por la renta variable: “Si compras de calidad, investigas bien los activos y gestionas adecuadamente los activos con suficiente tiempo por delante, las bolsas son el único sitio donde puedes ganar dinero ahora mismo —ya no es como antes, cuando tenías cientos de activos en verde entre los que escoger—”.

Asimismo, el gestor de la entidad alemana ve las caídas recientes y la volatilidad de los últimos meses como una oportunidad para comprar aquellos valores de calidad que tanto ansia. “Cuando se dispararon los miedos de recesión en diciembre, nosotros lo vimos como una oportunidad para aumentar nuestra exposición a las bolsas hasta niveles que nunca antes habíamos alcanzado —estoy hablando de una proporción del 75% en nuestro fondo de multiactivos —”.

Luego, cuando los índices empezaron a subir, la gestora aprovechó para deshacer posiciones: “No porque no nos gustase la bolsa, si no porque los precios habían subido muy por encima del valor de los activos”, explica Vorndran. Tras los máximos la proporción de renta variable quedó en un 60%, y ahora el gestor asegura que desde Flossbach han aprovechado para volver a llenar la cesta de acciones, en busca de valores de calidad.

Foto: Beltrán de la Lastra, presidente y director de inversiones de Bestinver

“La volatilidad es el requisito fundamental para conseguir las oportunidades de inversión que necesitamos para alcanzar nuestros objetivos de rentabilidad”, zanja Vorndran.

Una táctica por la que también apuestan desde Abante. “Ante este entorno, nosotros miramos las valoraciones de las empresas y las cifras del mercado antes que los desarrollos geopolíticos o macroeconómicos, que tampoco son tan fáciles de predecir”, explica Ángel Olea, director de inversiones de Abante; que, de todas formas considera que la volatilidad actual está totalmente dentro de lo normal.

“Nosotros aprovechamos las correcciones de diciembre para aumentar la exposición a renta variable hasta el 60% de la cartera, y luego fuimos deshaciendo posiciones según fueron recuperándose las bolsas, hasta contar con un 50% del total invertido en renta variable”, expone Olea. De todas formas, el gestor también matiza que han contratado “algo de cobertura” para sus inversiones en acciones —”no porque tengamos miedo a caídas si no que porque ahora mismo nos sale barato proteger estas inversiones de la volatilidad”— y también asegura que es importante entender bien los activos en los que se está invirtiendo y mantener siempre buenos niveles de diversidad.

[La escalada de la guerra comercial aumenta el temor a una crisis global]

“Es cierto que el panorama es complejo, porque hay mucho ruido y ciertos riesgos de desaceleración económica”, admite el experto. “Pero hay que invertir el dinero, no lo puedes dejar inmovilizado”, explica.

Ante los momentos incómodos como el actual, Olea reitera la importancia de “mantener la calma y la mente fría, ni ser demasiado complacientes cuando hay subidas ni dejar que cunda el pánico cuando hay caídas”. Además, apuesta por la diversificación de las carteras —por geografías, activos, liquidez, etc.— como escudo contra los ‘calentones’: “si tienes un abanico variado de inversiones, no sufres tanto cuando se hunde uno de ellos”, ilustra. En un entorno de represión financiera, Olea también resalta que es importante no dejarse llevar por el mercado “e intentar siempre entender bien los activos en los que se invierte”.

En busca de la calidad

Con el mercado barato, los gestores y asesores apuestan por aprovechar para ponerse las botas con valores de calidad. Vorndran esboza las características de las compañías de calidad: “Empresas que dominen con barreras de entrada sobre un sector (es decir, con un modelo de negocio que no puede ser copiado en menos de dos años), con un equipo directivo alineado con los intereses de los inversores (es crucial que este tenga parte de su capital privado en la empresa), que sean globales (y así no se vean gravemente afectadas por los desarrollos políticos de una sola geografía) y cuyo modelo de negocio sea sostenible (las empresas que no tratan bien al cliente, a sus trabajadores o al medioambiente, no durarán a largo plazo)”, zanja el gestor.

También Paul O’Connor, responsable del equipo de Multi-activos de Janus Henderson, apuesta por buscar activos de calidad. El experto sí que guarda “cierto grado de humildad” ante las inversiones actualmente, ya que considera que la situación de los mercados se ha visto especialmente golpeada por las expectativas del fin de la Expansión Cuantitativa (en inglés, QE) tal y como lo conocíamos, que se empezó a producir a la vuelta de la esquina entre 2017 y 2018 —justo cuando los mercados entraron en un terreno más resbaladizo de lo que llevaban viendo en los últimos años—.

La volatilidad es el requisito fundamental para conseguir las oportunidades de inversión que necesitamos para alcanzar nuestros objetivos de rentabilidad

A esto se le añadieron la incertidumbre del Brexit, los choques geopolíticos entre EEUU y China, el miedo a la desaceleración… “Si tomas un paso atrás ante los índices de renta variable, verás que las principales bolsas del mundo (a excepción de las estadounidenses) todavía no han recuperado los máximos de 2017”. Lo que el gestor considera que ha pasado es que, después de años de inyección de dinero y tranquilidad, ahora los mercados son más sensibles al crecimiento económico y los desarrollos políticos: “Ya no tienen una política monetaria clara que anticipar para tranquilizar sus ansias”, contextualiza O’Connor.

Asimismo, la firma busca mantener una actitud de ‘mid-risk’; es decir, mantenerse invertidos en activos de riesgo pero siempre desde la calidad. A parte de comprar bonos (corporativos, de países emergentes, etc) y algo de oro, siguen apostando por la renta variable. “Vemos valor en la calidad para protegernos de las pérdidas que puede ocasionar la volatilidad: mantener la distancia frente a sectores cíclicos (‘retail’, bancos) y las ‘small cap’ y apostar por sectores defensivos (farmacéuticas, utilities) y con buenas políticas de remuneración”.

Aunque también es cierto que ahora mismo hay cierto desequilibrio entre las compañías menos expuestas al ciclo económico y las de mayor estabilidad y retribución al accionista (las llamadas ‘proxy’ por su sustitución frente a los bonos). Olea apuesta por vigilar esta tendencia, que podría revertirse en el futuro: “Ahora estamos viendo cómo las empresas más caras se están poniendo cada vez más caras y como las baratas se vuelven cada vez más baratas… a medio plazo, en unos tres o cinco años, si los tipos se estabilizan o incluso suben, podríamos ver como esta tendencia se revierte”, explica el gestor, que de todos modos puede que para algunos inversores esto sea incómodo porque va a suponer pasar antes por la actual travesía de caídas.

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Imposible refugiarse

¿Es inutil huir?. “Cuando hablamos de activos refugio, riesgos u oportunidades en el entorno actual, es difícil dar una respuesta definitiva porque los mercados actuales no están mostrando lógica financiera”, explica Gonzalo Lardiés, gestor senior de A&G Banca Privada, poniendo de ejemplo los nulos retornos de la renta fija. El experto cree que la guerra comercial trae de la mano un choque de divisas que, a su vez, agudiza una guerra entre los bancos centrales del mundo. Todo esto se da en un entorno donde los inversores están teniendo que digerir ciertos datos macroeconómicos débiles, como los presentados por Alemania esta semana.

“Los países quieren ganar ventaja competitiva y los bancos centrales están sufriendo presiones políticas para conseguir ciertos niveles económicos a corto plazo, cuando su objetivo es garantizar un crecimiento económico estable a medio y largo plazo”, argumenta Lardiés, que pone como ejemplo el caso de EEUU, con la Reserva Federal y el presidente estadounidense, Donald Trump. De todas formas, el gestor considera que ya la situación actual de la política monetaria supone una disrupción de los mercados sin precedentes. “En esta fase de ciclo, los bancos centrales estarían en unos tipos de interés de cerca del 3 o 4%, pero a estos niveles, los reguladores corren el riesgo de perder el control caso se produzca un evento inesperado”, defiende Lardiés.

Cuando hablamos de activos refugio, es difícil dar una respuesta porque los mercados actuales no están mostrando lógica financiera

“Estamos ante una situación donde los bancos centrales bajan tipos de interés cuando las bolsas están en máximos… es un sinsentido: vendría a ser lo mismo que decir de subir tipos cuando la renta variable estuviese en mínimos”, ejemplifica el gestor.

Asimismo, los expertos alertan de la burbuja de los refugios. “Nos encontramos ante un mercado de deuda que está a la mitad en territorio negativo, donde es prácticamente imposible ganar dinero”, explica Alex Fusté, economista jefe de Andbank. Sin embargo, el experto avisa de que todo este afán por la deuda occidental se verá comprometido en un par de años, cuando los mercados se den realmente cuenta de que los bancos centrales se han quedado sin pólvora.

“El precio de los bonos está inflado”, asegura Fusté, que considera la popularidad de la deuda sobre todo en Europa, “una burbuja” que ha sido alimentada por un “control de precios financieros” por parte del Banco Central Europeo que está abocado a fallar: “Esta política monetaria desincentiva el ahorro y a su vez la inversión, lo que termina pasando factura al crecimiento”. Pero el mercado parece no haberse dado cuenta y sigue mimando a la deuda. Hasta que el consenso caiga en la cuenta, Fusté apuesta mejor invertir en bolsa o, en el caso de los bonos, desviarse a los países emergentes, donde ve mucho dinero entrando desde Japón (que busca diversificar más allá de su propio país).

Foto: Las bolsas salvan la cara tras una semana agitada por la guerra comercial y Salvini

Y es que también los activos refugio pueden dar sustos. “Los inversores siguen buscando cobijo en el mercado, lo vemos en los bonos del gobierno, que en las últimas semanas han volado”, señala Lardiés. “Lo que preocupa es si esta tendencia es sostenible en el tiempo, ya que estos activos que en el pasado habían sido refugio, corren el riesgo de volverse peligrosos en un entorno sin precedentes”.

¿Un ejemplo? El gestor recuerda que —aunque no prevé necesariamente que vaya a ocurrir— la inflación podría volver a revivir, echando a temblar todo el esquema de los bonos y política monetaria. Supondría el regreso de la ‘staglation' de los 70: un periodo de ralentización económica donde la inflación se disparó precisamente por culpa de choques geopolíticos (la guerra de Yom Kippur). “No digo que vaya a ocurrir, solo que siempre es una posibilidad que los inversores tienen que tener en cuenta cuando se refugian en masa en ciertos activos”, explica.

Asimismo, Lardiés entona una oda contra la represión financiera y aconseja “que cada uno conozca bien su perfil de inversión y lo tenga claro pese a los movimientos del mercado”, zanja. “Es decir, que los inversores sean consecuentes con su perfil y no se vean obligados a actuar de cierta manera solo por las circunstancias del mercado”.

Tras años de tranquilidad, la volatilidad se instaurado en los mercados hasta nueva orden. La lista de causas es ya sabida: incertidumbre en la política monetaria, miedo a la ralentización económica, nerviosismo por el proteccionismo comercial, el eterno proceso del Brexit, la inestabilidad política de Italia… Con los mercados en montaña rusa, los inversores ponen los pies en polvorosa en busca de refugio pero ¿para qué refugiarse? Los gestores y asesores recomiendan no dejar que cunda el pánico, e incluso avisan del riesgo de seguir a las masas en busca de cobijo. En vez de huir, los expertos enfocan la situación como una oportunidad para comprar (de calidad) y seguir consiguiendo lo que se supone que tienen que conseguir las estrategias de inversión: ganar dinero.

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