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El mapa del riesgo político en la UE: España preocupa poco... a pesar de las elecciones
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El mapa del riesgo político en la UE: España preocupa poco... a pesar de las elecciones

La renta variable del Viejo Continente continúa sin ser capaz de despegar y mucho menos seguir el ritmo de los mercados americanos

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Los inversores no están teniendo tiempo para aburrirse. El primer trimestre de año, Europa ha saltado de una cuestión a otra prácticamente solapando los imprevistos. De las votaciones fallidas sobre un acuerdo en el Parlamento británico, a las rebajas de previsiones de crecimiento para las principales economías de la Unión Europea, pasando por elecciones, movilizaciones sociales o el fantasma de algún rescate.

De esta manera, la renta variable del Viejo Continente continúa sin ser capaz de despegar y mucho menos seguir el ritmo de los mercados americanos. Y más ahora que parece que las negociaciones entre Estados Unidos y China van a llegar a buen puerto después de que la guerra comercial pesara en el ánimo de Wall Street el año pasado.

El rally experimentado por los mercados en enero de 2018 fue un espejismo y cualquier señal de un momento positivo se vio rápidamente frustrada por acontecimientos con una raíz más política que económica. La lista es larga: la guerra comercial, el resultado de las elecciones en Italia, con la extrema derecha y la extrema izquierda formando gobierno juntas, la recesión en aquel país, la crisis de los chalecos amarillos en Francia, la desaceleración de China y las negociaciones para el Brexit.

"Nuestra matriz macro ha sido muy bajista desde otoño de 2018 y sigue siendo el mejor indicador del continuo malestar económico", asegura Michael Browne, gestor de Martin Currie, filial de renta variable de Legg Mason.

Foto: Foto: Reuters. Opinión

"Las tensiones políticas no deberían ser una sorpresa, con Europa habiendo fracasado en lograr la recuperación completa desde 2008", continúa. Y es que mientras que Europa pudo hacer frente al colapso de Irlanda y Grecia imponiendo medidas severas de austeridad, "este tipo de acciones no funcionarían en otro lugar", asegura el experto. "La escalada y persistencia de los cambios políticos está marcando el comienzo de una nueva era". En este sentido, aunque para Browne el cambio suele ser positivo, también es impredecible: "La naturaleza radical del populismo, nacionalismo, socialismo y proteccionismo dominando la clase política que está emergiendo es profundamente inquietante para los inversores y las compañías".

Polonia, Hungría y Portugal, las de menor riesgo

Dicho esto, Europa no es un bloque heterogéneo y, por tanto, tampoco lo son sus riesgos. Por ello, desde la gestora han establecido un barómetro del 1 al 10 del peligro que cada uno de los países representa para la estabilidad de la región. Así, Reino Unido, como no podía ser de otra manera, representa el máximo riesgo en tanto que "el Brexit está envolviendo a todos sus participantes en un operístico baile de la muerte", afirma Browne.

Es más, echando la vista atrás a todo lo que ha ocurrido desde que se votó el referéndum, el experto sostiene que desde 2016 "la economía lo ha hecho mucho mejor de lo que nadie podría imaginar, pero el riesgo es elevado y la incertidumbre más aún". Por el contrario, Polonia, Hungría y Portugal son las tres economías por las que no tiene que preocuparse la Eurozona y es más, podrían convertirse en ejemplo para que otros copien sus recetas de recuperación.

Lo mismo que España, que aparece en la zona tranquila del radar de riesgos de la gestora. Y ello a pesar de las elecciones generales a la vuelta de Semana Santa, que abren un nuevo periodo de incertidumbre y en el que cualquier resultado es posible en la aritmética parlamentaria. Es cierto es el gestor advierte de que "la reciente subida enorme del salario mínimo puede ser una señal de que las empresas van a salir perdiendo bajo cualquier nuevo Gobierno", pero no lo ve un motivo suficiente como para preocuparse. "La economía española se está ralentizando pero no al mismo ritmo que Italia", afirma.

Foto: El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, comparece en la Comisión de Economía y Empresa del Congreso. (EFE)

De hecho es el país transalpino el que, después de Reino Unido, más peligro representa para la estabilidad europea. Y es que, más allá de los vaivenes políticos, una recesión en Europa puede provocar el colapso de los bancos italianos, mientras que la deuda sobre el PIB alcanzaría el 130%. "La situación es altamente inestable y tiene la capacidad de entrar en una fase crítica".

Eso mientras que el tradicional motor de Europa, Alemania, libra su propia batalla interna con la incertidumbre que supone la posible marcha de Angela Merkel, una vez que ya ha dimitido como líder de su partido en favor de Annagret Kamp-Karrenbauer. "El resultados de las elecciones podría ser la chispa para una difícil segunda mitad del año", aseguran desde la firma que le da 5 puntos en el barómetro de riesgo.

Los mismos, irónicamente, que tiene Grecia, a la que Alemania metió en cintura tras tener que ser rescatada en 2010. Los griegos se enfrentan en verano a unas elecciones en las que podría ganar Nueva Democracia, si se cumplen las encuestas. La llegada del partido liberal conservador para sustituir al Syriza de Alexis Tsipras "inevitablemente supondrá un gobierno más nacionalista pero, al mismo tiempo, más en la línea de las demandas fiscales de la UE", concluye.

Los inversores no están teniendo tiempo para aburrirse. El primer trimestre de año, Europa ha saltado de una cuestión a otra prácticamente solapando los imprevistos. De las votaciones fallidas sobre un acuerdo en el Parlamento británico, a las rebajas de previsiones de crecimiento para las principales economías de la Unión Europea, pasando por elecciones, movilizaciones sociales o el fantasma de algún rescate.

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