Wall Street celebra unas legislativas sin grandes sorpresas

Wall Street abre el miércoles al alza tras unas elecciones legislativas que han dado la razón a las encuestas: el Senado continuará siendo de los republicanos, pero los demócratas han recuperado la Cámara de Representantes. Históricamente, las bolsas estadounidenses han respondido positivamente a las legislativas. Mientras que el S&P 500 sube un 1% el Dow Jones avanza un 0,9%, el bono soberano a diez años caía ligeramente pero sin perder la rentabilidad de los tres puntos porcentuales.

Mientras que el control republicano continuará brindando cierta libertad para fomentar las propuestas de la administración, la presencia demócrata en el Congreso supone un peso importante al otro lado de la balanza. Por ejemplo, desde el Congreso, se espera que los demócratas impulsen iniciativas como la investigación de las finanzas de la familia Trump o las relaciones del mandatario con Rusia y Arabia Saudí, además de imposibilitar la agenda del republicano en cuestiones como la reforma sanitaria o el futuro de la inmigración.

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En el plano económico, el Congreso podría intentar ejercer mayor presión sobre la postura fiscal del mandatario. El republicano impulsó a finales del año pasado la mayor bajada de impuestos de los últimos 30 años, una reforma que fue aprobada por ambas cámaras y bien recibida por el sector empresarial ante el impacto positivo de la medida sobre sus cuentas corporativas. No obstante, también existe preocupación por el impacto sobre el déficit que implica esta iniciativa, además de las consecuencias negativas que acarrea para colectivos desfavorecidos del país.

Así, la balanza está ahora más equilibrada, limitando el avance de Trump para consolidar un mayor estímulo fiscal, pero sin obviar el control que todavía poseen los republicanos para afianzar lo ganado en esta materia. Este estancamiento de poder también podría hacerse de notar en las negociaciones presupuestarias sobre el déficit, aumentando la probabilidad de que se produzcan cierres parciales del Gobierno como el de enero de 2018. En marzo de 2019, de hecho, la política estadounidense se enfrenta a la expiración de la ley del techo de deuda aprobada en 2013.

En cuanto a la otra medida 'estrella' del republicano, el proteccionismo estadounidense, es probable que esta no encuentre grandes trabas prácticas por el dominio de los demócratas en el Congreso, ya que los aranceles impulsados hasta ahora contra la Unión Europea o, especialmente, China fueron llevados a cabo directamente por la Casa Blanca, sin necesidad de ser aprobados por las cámaras.

Será en la cumbre de los G20 cuando se vea como respira la administración Trump post-elecciones en temas de comercio internacional. Cruzado el ecuador del mandato, y tras ganar las legislativas en estados en los que Trump hizo campaña de forma intensa, es probable que el mandatario tenga ya el ojo puesto en una re-elección en 2020. Así, ante un estancamiento del poder en las cámaras, Trump puede continuar recurriendo al poder ejecutivo para librarse de la influencia de los demócratas en el Congreso—todo depende de como considere que los efectos de las tensiones comerciales afectan al electorado—.

Uno de los factores clave del ritmo económico y bursátil del país, la política monetaria, guarda poca relación con estas legislativas. La subida de los tipos de interés y destino de la política monetaria en general recae sobre la Reserva Federal, un órgano independiente del Gobierno. Se espera que Jerome Powell, actual presidente de la Reserva Federal, vuelva a subir los tipos de interés en diciembre y luego más veces de forma gradual entre el año que viene y 2020 —unas perspectivas que fueron el foco de las caídas de Wall Street del pasado mes—.