Los bancos europeos se postulan como la inversión ganadora en bolsa de 2018
El sector bancario sube en el inicio de año. Los expertos creen que inicia un ciclo positivo por el crecimiento, su mayor eficiencia y las futuras subidas de tipos de interés.
Los bancos están ante su gran año. Al menos estas son las previsiones de las grandes casas de inversión, que anticipan el inicio de un ciclo alcista en bolsa para las entidades financieras europeas tradicionales. Por lo pronto, las tres primeras semanas de 2018 han cumplido con estas perspectivas como anticipo: el Euro Stoxx Banks, índice que aglutina a los principales bancos del viejo continente, sube un 8%. Mientras que los primeros resultados del conjunto del pasado año son alentadores en España. Bankinter incrementó su beneficio un 1% hasta una cifra récord de 495 millones en 2017, por encima de lo previsto por los expertos, con lo que sus acciones se dispararon un 5% y empujaron al resto de bancos cotizados.
Los números del ejercicio que se publican estas semanas serán clave para la evolución en bolsa. El próximo en publicar será Bankia, el 29 de enero, con un resultado neto esperado de 842 millones, un 3% menos que en 2016. Banco Santander, según las estimaciones del consenso de analistas que recoge Bloomberg, presentará un beneficio de 7.461 millones de euros, un 13% más que el año anterior, el próximo 31 de enero. Para BBVA, la previsión es de unas ganancias de 4.001 millones, un 15% más, que anunciará el 1 de febrero. Un día después será el turno de CaixaBank, con un beneficio que se disparará un 56% hasta los 1.778 millones de euros. El mismo día, Sabadell publicará un resultado neto de 794 millones, un 6% por encima del ejercicio previo, si se cumplen los pronósticos. Fuera del Ibex 35, el consenso prevé un beneficio de 153 millones en Unicaja y pérdidas de 231 millones en Liberbank.
Remontada del sector
El sector bancario es uno de los que más han sufrido en el parqué durante la última década, en medio de una oleada de ampliaciones de capital, intervenciones públicas, fusiones e, incluso, quiebras como la de Banco Popular en 2017, que fue adjudicado a Banco Santander por un euro. Los accionistas de la mayor parte de entidades aún no han recuperado lo perdido estos años, al menos en comparación con el pico de 2007.
[Siga aquí la cotización de Banco Santander en el Ibex 35]
El punto de partida de este año es mucho más positivo que en los ejercicios anteriores, aunque el comportamiento a corto plazo dependerá de la temporada de resultados que inició Bankinter este jueves. Hasta tal punto de que algunas firmas sobreponderan la renta variable europea frente a la estadounidense por el potencial que ven en los bancos, como AXA IM. También en Bankinter señalan a las entidades como su activo favorito. “Pensamos que inician un ciclo muy bueno en bolsa”, explica el analista Rafael Alonso.
El experto argumenta varias razones para justificar este pronóstico. En primer lugar, por los fundamentales, ya que aunque las valoraciones se han ido ajustando con las recientes subidas, los bancos aún cotizan con ratios reducidas tanto respecto a su media histórica como en comparación con el resto de la renta variable. En segundo lugar, las expectativas de los inversores es que los diferenciales de los tipos de interés comiencen a reducirse con un crecimiento económico sólido y la inflación repuntando.
Este elemento es crucial. El modelo tradicional de negocio de los bancos comerciales consiste en captar dinero, a cambio de pagar tipos de interés a los depositantes, y dar crédito a consumidores y empresas, con un ‘precio’ para este dinero mayor. De tal forma que la rentabilidad de este negocio se basa en la diferencia entre los tipos de interés. El Banco Central Europeo (BCE) estimó el año pasado que los tipos bajos le han costado más de 10.000 millones de euros en ingresos a la banca española entre 2008 y 2016: “El sector financiero tiene, en promedio, más activos que pasivos que devengan intereses. Cuando los tipos de interés de los activos y los pasivos descienden en la misma medida, los ingresos netos por intereses del sector se reducen”, explicó la autoridad monetaria que preside Mario Draghi.
La explicación de por qué se redujo drásticamente la rentabilidad del segmento tradicional de la banca comercial arroja, a su vez, motivos que sustentan el optimismo de algunos analistas respecto a la industria bancaria. Rafael Alonso lo resume así: “Los bancos han sido capaces de ganar dinero en el peor de los mundos. No había demanda de crédito, los tipos de interés estaban en negativo, tenían que reducir costes y debían aumentar provisiones. Todo esto cambia ahora a mejor”, argumenta.
En efecto, las entidades han buscado alternativas durante estos años para ganar dinero. Por una parte, han incrementado los recursos de clientes fuera de balance, como los fondos de inversión, los planes de pensiones u otros activos gestionados, con los que cobran comisiones más rentables que el préstamo de hipotecas. Por otra parte, mientras el euríbor marca mínimos históricos por debajo de cero, con un -0,19% en diciembre, los bancos han aprovechado la recuperación de la demanda de préstamos para reorientar su pasivo hacia hipotecas a tipo fijo y crédito al consumo, que llevan aparejados tipos de interés mayores que las hipotecas a tipo variable, que dominaron el panorama nacional -y europeo- en la época de la burbuja. Asimismo, han optado por reducir costes. En España, por ejemplo, sólo entre 2008 y 2016 las entidades redujeron un 30% sus plantillas, lo que supuso la destrucción de más de 80.000 empleos y el cierre de un tercio de las oficinas.
Los bancos aún suspenden en rentabilidad
Esto no ha sido suficiente para que los bancos arrojen cifras de rentabilidad por encima del coste del capital. Es decir, que el ROE alcance a la rentabilidad exigida por los inversores para realizar una inversión. Según estimaciones de Goldman Sachs en diciembre, sólo Bankinter podía presumir de sacar buena nota en esta comparativa. “La banca en general todavía tiene cuentas pendientes, entre ellas las de incrementar su rentabilidad, algo muy complicado de lograr en un entorno de bajos tipos de interés”, explica Juan José Fernández-Figares, director de análisis de Link Securities.
“Cuando se empieza a vislumbrar el final de las políticas monetarias ultra laxas de los bancos centrales, algo que se descuenta en el mercado de bonos, el sector bancario está entre los favoritos de los inversores”, añade el experto de Link Securities. Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank, cree que los datos macro y el ‘rally’ reciente de los precios del petróleo provocan en los inversores “una revisión al alza de las expectativas de inflación que acerca la posibilidad de que el BCE normalice su política monetaria”, lo que favorece la cotización de las entidades.
El argumento de los analistas, por lo tanto, se centra en que los bancos han elevado su eficiencia durante los últimos años y ahora afrontan un ciclo más benigno, con tipos al alza en el futuro y crecimiento económico, lo que reduce la morosidad e incentiva la demanda de crédito.“La mayoría de los bancos europeos ha hecho los deberes, ha saneado sus balances y ha reducido la presencia de activos improductivos, antes de que empiece este ciclo positivo que se notará en las cuentas de resultados de 2019, pero los mercados intentan anticiparse con un ‘re-rating’”, opina Rafael Alonso, que cree que el coste del capital se ha reducido, como muestra la disminución de los tipos de interés de títulos de deuda anticrisis como los CoCos “desde niveles del 8% y el 9% hasta cotizar con un 2% o un 3%”, agrega.
¿Hacia dónde irá la presión regulatoria?
El entorno al que se enfrentan los bancos no está exento de riesgos. Uno de ellos es el regulatorio, aunque “la presión ya ha tocado máximos”, expone Alonso. No obstante, las entidades se enfrentan este año a la llegada de MiFID II, que afecta al negocio de fondos de inversión y carteras gestionadas, la nueva circular contable IFRS9, que obliga a los bancos a provisionar las pérdidas potenciales en vez de esperar a que se reconozcan, y la obligación desde el BCE para que doten provisiones por el 100% de los activos improductivos (NPLs, por sus siglas en inglés) durante los próximos dos años. Los bancos españoles han acelerado en 2017 la venta de estos activos, con acuerdos como el de Banco Santander con Blackstone o el de BBVA con Cerberus.
De hecho, “la regulación ha llegado a extremos asfixiantes en muchos casos, lo que lastra la rentabilidad”, advierte Fernández-Figares. Asimismo, “a pesar de la evidente mejoría, las ratios de morosidad siguen siendo elevadas en términos relativos históricos en países como España o Italia; y la eficiencia baja en mercados como el alemán o el italiano”, agrega. Esta última parte va en línea con el discurso de los altos mandos del BCE. El propio Mario Draghi, en su visita a Madrid en mayo, pidió un esfuerzo adicional a la banca para mejorar su eficiencia.
Los bancos italianos han alentado el temor de los inversores al sector a escala europeo. Todavía tienen problemas con una elevada presencia de activos improductivos, pero hay buenos ejemplos entre entidades de gran tamaño como Unicredito o Intesa San Paolo, arguye Rafael Alonso. Sobre Unicredito, destaca que “hizo un acto de reconocimiento y limpió su balance con una macroampliación. Ahora tiene una rentabilidad operativa que se irá hasta entornos del 10% o el 12%, aunque el objetivo que tiene es del 9%”. Mientras que sobre Intesa señala que “es uno de los bancos más saneados, y se quedó dos entidades a coste cero (Veneto Banca y Banca Polare di Vicenza, tras ser intervenidas) para aumentar su cuota de mercado”.
En Alemania, las cosas son diferentes. “Deutsche Bank ha hecho los deberes de saneamiento y recapitalización, pero está en medio de una transición en la que los ingresos de la banca de inversión caen porque hay poca volatilidad, como ocurre en Estados Unidos”, sostiene el analista de Bankinter. Sobre Commerzbank, parcialmente nacionalizado, cree que cotiza barato para quien lo compre, con 0,5 veces su valor en libros.
Deutsche Bank ha hecho los deberes de saneamiento y recapitalización, pero está en medio de una transición en la que los ingresos de la banca de inversión caen porque hay poca volatilidad, como ocurre en Estados Unidos
La evolución de los bancos también depende del crecimiento económico, al ser negocios muy cíclicos en los que aumenta la demanda de crédito y se reduce la morosidad cuando hay una expansión de la economía y viceversa. Por ello, cualquier amenaza sobre el crecimiento altera las cotizaciones. “El sector bancario suele ser el más castigado cuando crece la crispación en Cataluña, pero a medida que el proceso independentista pierde fuelle, rebotan”, pone como ejemplo López-Gálvez.
Sabadell y CaixaBank ya han recuperado en el parqué los niveles previos al 1 de octubre. Aunque Banco Santander y BBVA, con potenciales de entre el 2% y el 3%, y Liberbank, con más de un 10%, son las entidades españolas para las que las recomendaciones de los expertos que sigue Bloomberg son mejores. Los analistas se han quedado atrás, por ahora, del ‘rally’ de inicio de 2018.
Los bancos están ante su gran año. Al menos estas son las previsiones de las grandes casas de inversión, que anticipan el inicio de un ciclo alcista en bolsa para las entidades financieras europeas tradicionales. Por lo pronto, las tres primeras semanas de 2018 han cumplido con estas perspectivas como anticipo: el Euro Stoxx Banks, índice que aglutina a los principales bancos del viejo continente, sube un 8%. Mientras que los primeros resultados del conjunto del pasado año son alentadores en España. Bankinter incrementó su beneficio un 1% hasta una cifra récord de 495 millones en 2017, por encima de lo previsto por los expertos, con lo que sus acciones se dispararon un 5% y empujaron al resto de bancos cotizados.