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El des-cuento de los tres cerditos y el lobo feroz de las pensiones
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El des-cuento de los tres cerditos y el lobo feroz de las pensiones

"Corta el rollo. Que te pires. Llevas diciendo lo mismo desde hace años y mi padre cerdo ha estado cobrando una generosa pensión hasta que se ha muerto", vociferaba el cerdito

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"Asustaviejas", gritaba uno de los hermanos cerditos desde el interior de la casa que se había construido con las pajas de las pensiones públicas.

"Soplaré y soplaré…"

"Corta el rollo. Que te pires. Llevas diciendo lo mismo desde hace años y mi padre cerdo ha estado cobrando una generosa pensión hasta que se ha muerto", vociferaba el cerdito.

Estaba ya harto de leer que el lobo feroz de las pensiones vendría pronto y derrumbaría la casa, que las pensiones públicas serían insuficientes para mantener su nivel de vida. Sí, había leído que las tendencias demográficas venían ruinosas, que las arcas públicas estaban cada vez peor y se verían cada vez más exigidas…

"Paparruchas", se repetía, aunque miraba por la ventana y se veía perfectamente al lobo llenando los pulmones. "Siempre se han pagado y siempre se pagarán las pensiones. Lo que quieren es meternos miedo para que contratemos planes de pensiones privados. Ya harán algo para arreglarlo".

Foto: dime-que-edad-tienes-y-te-dire-cuanto-dinero-debes-ahorrar-para-tu-jubilacion

Pero de pronto, el lobo empezó a soplar con fuerza. Y las pajas, a volar. Primero, saltaron las de la jubilación a los 65 años, que se fue retrasando paulatinamente. De momento, hasta los 67 años. Y acto seguido, la de la revalorización de las pensiones, que dejó de estar ligada a la inflación y pasó a estarlo a una fórmula más o menos compleja, el factor de sostenibilidad de las pensiones, que en la práctica irá limitando su revalorización.

En pleno soplido, antes de que llegara el lobo, el cerdito salió a toda velocidad hacia la casa de su hermano mediano, que le abrió la puerta. Este también había puesto la misma paja para construir su casa, pero la había recubierto con unos ladrillos elaborados de depósitos, bonos muy seguros y la liquidez que tenía en sus cuentas del banco.

"Aquí estamos a salvo, no te preocupes".

Le dijo a su hermano. Y empezaron a cantar su famoso cantar:

"¿Quién teme al lobo feroz de las pensiones, al lobo, al lobo? ¿Quién teme al lobo feroz de las pensiones, al lobo, al lobo feroz?".

Foto: Jubilados en una playa. (EFE)

De repente, se escuchó la estruendosa voz del fiero animal:

"Soplaré y soplaré, y vuestra casa con la represión financiera derribaré".

"Ja, ja, ja. ¿Pero qué dice el lobo este? Este lo que quiere es engañarnos, que contratemos planes de pensiones privados o seguros, que nos dejemos el dinero en comisiones para nada. Todo eso es un engaño".

Pero el lobo empezó a soplar. La hucha de las pensiones se vació. Los depósitos, que antes ofrecían interesantes rentabilidades, empezaron a no ofrecer nada, porque los bancos centrales habían bajado al subsuelo los tipos de interés, para evitar la quiebra de muchos grandes bancos de muchos países. En algunos casos, incluso se medio liquidaron bancos no sistémicos, alguno muy 'popular', forzando a numerosas pérdidas a sus bonistas, pese a que eran títulos que se consideraban seguros.

Foto: Hombres jugando al ajedrez. (Corbis) Opinión

Los cerditos no se daban cuenta de que la casa estaba volando por los aires con el violento soplido del lobo, mientras seguían con su jovial canto.

"¿Quién teme al lobo feroz de las pensiones, al lobo, al lobo? ¿Quién teme al lobo feroz de las pensiones, al lobo, al lobo feroz?".

De pronto, escucharon a su hermano mayor gritar enérgico desde su sólida casa de al lado, construida con firmes inversiones de largo plazo, poco a poco con el paso de los años, y seleccionando buenos productos de inversión para la jubilación, con rentabilidades consistentes a lo largo del tiempo, que eran pocos, pero fáciles de encontrar:

"¡Rápido, rápido! Venid aquí, rápido, que el lobo está a punto de derribar del todo la casa".

Los otros dos cerditos, que aún no se habían dado cuenta de cómo estaba volando la casa, le miraron con suficiencia:

"¡Qué dices! ¿Pero no te das cuentas de que eso del ahorro privado en un engañabobos? ¿Quién teme al lobo feroz, al lobo, al lobo?".

Foto: Jubilados en una playa (EFE)

"¿No os dais cuenta de que vuestra casa está empezando a volar? Ya habéis visto lo del retraso en la edad de la jubilación, lo del factor de sostenibilidad, lo de la hucha de las pensiones, represión financiera… ¡Y no nos hemos ni acercado a lo peor del problema demográfico!

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Ahora tenéis muchas alternativas. Incluso entre los planes de pensiones, donde además os podéis desgravar las aportaciones en la declaración de la renta, tenéis opciones con muy bajas comisiones. Solo tenéis que mirar y comparar. Y si no queréis planes privados, ni sus alternativas, como las PIAS o los PPA, al menos invertid por vuestra cuenta, con visión de largo plazo, en activos que os puedan dar más rentabilidad para mantener el nivel de vida… El lobo de las pensiones tiene un amigo, el monstruo de la inflación, que aún es más peligroso…".

Colorín colorado se iba poniendo el rostro de los otros hermanos… El tiempo poco a poco se acababa. Ya estaban en el descuento para montarse su propia casa, como lo había hecho su hermano, si no querían vivir el resto de su vida con él de acoplados.

"Asustaviejas", gritaba uno de los hermanos cerditos desde el interior de la casa que se había construido con las pajas de las pensiones públicas.

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