El euro rompe su racha alcista ante la advertencia del Banco Central Europeo

La escalada del euro preocupa a los miembros del Banco Central Europeo (BCE) y esta advertencia se reflejó a la baja en su cotización de la sesión de ayer. El BCE teme un euro fortalecido, mientras la inflación no despega y busca la manera de comenzar a retirar sus estímulos extraordinarios. Así lo explican en las actas de la última reunión de la autoridad monetaria, que se celebró entre los pasados 19 y 20 de julio.

En esa reunión se puso de manifiesto la línea habitual del gobernador del BCE, Mario Draghi, quien espera una corrección del mercado para volver a situar al euro en niveles favorables. Asimismo, la divisa podría encontrarse en su techo (1,19 dólares a principios de agosto), ya que las autoridades no van a permitir que siga con dichas alzas.

En esta línea, el informe ha recogido la inquietud del banco por el impacto de una excesiva apreciación de la moneda única en el futuro y el posible rumbo negativo que pueda experimentar la economía global por las subidas de tipos que se lleven a cabo en Estados Unidos.

La reacción del euro ha sido inmediata, y si antes de su publicación la moneda europea se cambiaba por 1,1768 dólares, tras conocerse la preocupación de la institución por la evolución del tipo de cambio, la divisa caía casi un 1%, hasta los 1,16 dólares. Poco a poco, se fue reajustando, hasta volver a situarse por encima de los 1,176. Desde principios de agosto, cuando tocó techo en los 1,19 dólares, el euro no se recupera y con esta nueva corrección se confirma la ruptura de su tendencia alcista.

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Los consejeros creen que si el 'rally' del euro continúa, podría dañar las expectativas de inflación, aunque confían en que llegará de forma gradual a su objetivo, una tasa cercana al 2%. Por lo tanto, consideran que todavía es necesaria una política monetaria expansiva para que suba la inflación subyacente.

"Hubo acuerdo entre todos los miembros en mantener todos los elementos de la orientación de la política monetaria", añaden las actas. También reconocen que "posponer el ajuste demasiado tiempo podría provocar un desacople entre la comunicación y el estado de la economía".

Será en el otoño, previsiblemente en su reunión de los días 6 y 7 de septiembre, cuando comiencen a debatir en serio sobre el reajuste de sus políticas monetarias: el inicio de la reducción de su programa de compras de bonos puesto en marcha en marzo de 2015.

La entidad presidida por Mario Draghi adquirió deuda pública y privada por valor de 60.000 millones de euros mensuales hasta marzo de 2016, después incrementó la cantidad a 80.000 millones de euros mensuales durante un año.

Con la mirada en Estados Unidos

Por otro lado, el máximo órgano de gobierno del BCE destacó que los riesgos para la actividad económica parecen en gran medida equilibrados, apuntando que las posibilidades de recaída responden a incertidumbres y vulnerabilidades externas.

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"Se expresaron algunas preocupaciones acerca del incremento de estos riesgos a la baja, en particular relacionadas con la incertidumbre de las políticas en EEUU y los crecientes riesgos de balance en algunas economías emergentes", señalan las actas de la reunión.