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Paramés vuelve con más ganas de dejar huella que de revancha
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Paramés vuelve con más ganas de dejar huella que de revancha

La estrella que más luce de la gestión de la inversión en España vuelve tras dos años en el dique seco con un libro más cercano al ensayo que al manual de gestión

Foto: Francisco García Paramés
Francisco García Paramés

Si la gente esperaba un Paramés reivindicativo tras dos años de parón obligado por la cláusula que le prohibió ejercer tras su salida de Bestinver, se equivocaba. O por lo menos eso demuestra en su puesta de largo ante los medios de comunicación. La expectación se multiplicó tras la sorpresa anunciada hace unos días: en esta nueva etapa irá en solitario y no de la mano de sus antiguos compañeros que ahora pilotan en solitario aZvalor.

Otro motivo para la expectación era su manera de decir "aquí estoy otra vez": con la presentación de un libro. Una publicación cuyo contenido se ha guardado con celo hasta su llegada a las librerías. A pesar de ello, no es el clásico libro de un político que utiliza el negro sobre blanco para saldar cuentas pendientes y congraciarse con la historia. Tampoco lo han sido sus primeras declaraciones públicas. Si algún periodista se esperaba un Paramés con ánimo de revancha con titulares cuyo sujeto fuera aZvalor o Bestinver, se habrá llevado un buen chasco. Circulen.

'Invirtiendo a largo plazo' (Deusto), pinta más como ensayo filosófico que como guía de la buena gestión

Su libro, 'Invirtiendo a largo plazo' (Deusto), pinta más como ensayo filosófico que como guía de la buena gestión. Algo que concuerda con alguien que dice cada vez menos usar las matemáticas y más algunas corrientes de pensamiento. En concreto, la Escuela Austriaca. Si ya era alguien que afirmaba dedicar una parte del día a pensar cuando movía el dinero, sus dos años de retiro en Londres le han permitido además poner esos pensamientos en papel. Hecha la vista atrás y piensa que la economía que se enseña en la facultad, la numérica, esa la que da prestigio, no sirve para nada. Él mismo reconoce que le empezó a gustar lo que estudiaba cuando vio un fichaje de la NBA en la revista 'Bussiness Week'.

Francisco Paramés habla de cómo los mercados son irracionales, lo mismo que lo somos las personas y cómo no seguir al rebaño, tener una personalidad propia, mantener unas convicciones y abstraerse del ruido diario es más importantes para tener éxito en la inversión que lo que advierte una gráfica o los guarismos fundamentales de determinada empresa cotizada.

Todo eso va en la filosofía de inversión que ha mantenido durante más de 25 años. Pero ahora que ha tenido dos años para dejar de aplicar sus principios a la inversión, vuelve con más ganas de demostrar cuáles son, de dejar huella, de poner su nombre al mismo nivel que su estrategia a la hora de gestionar: a largo plazo.

Ferrán Adriá ganaba cada año el mejor restaurante del mundo con El Bulli, le llovían los reconocimientos. Sin embargo, un buen día decidió cerrarlo y poner todas sus energías en que su filosofía culinaria trascendiera más allá del lauerado establecimiento catalán. Además de su libro, antes de arrancar su nuevo proyecto va a hacer asesoría. ¿A quién? No ha querido desvelarlo. Quiere que su gestora de fondos obtenga la fórmula para que pequeños inversores sean partícipes del proyecto: "Está claro que a menor capital también es más difícil obtener rentabilidad, pero estamos viendo cómo podemos hacer que un señor de un pueblo de Cuenca pueda invertir con nosotros". Habla de poner un límite para que las comisiones no sean una barrera imposible. Dice que el objetivo es de nuevo contribuir a mejorar la cultura de la inversión en España. Y eso que no es de los que sataniza el inmobiliario: "De momento es un bien real que puede utilizar".

"Estamos viendo cómo podemos hacer que un señor de un pueblo de Cuenca pueda invertir con nosotros"

Paramés ha hecho ganar mucho dinero, lo que ha hecho que para él el dinero tampoco sea ya una preocupación. Dejó Bestinver rico. En la presentación de su libro podía haberse afanado en mandar guiños de rentabilidad a una hinchada que espera con ansia su vuelta para que gestione su dinero. Pero no lo ha hecho.

No parece que su principal preocupación sea reinvindicarse trimestre a trimestre con una gráfica de rendimiento. Ya supera la cincuentena. Dos años en el dique seco para alguien que le gusta dedicar tiempo a pensar y reflexionar sobre psicología y control de las emociones es mucho tiempo. Vuelve más delgado, la fiebre por hacer deporte también le ha llegado. Vuelve a establecerse en Madrid. Sólo tiene que hablar del sol de la capital española comparado con la del Reino Unido para dar a entender el motivo de su vuelta. De momento, el color de piel aún es más de la rivera del Támesis que de la del Manzanares.

Dice que no tiene presión por la expectación generada: "Haremos lo que sabemos hacer y que hemos hecho desde hace 25 años". De nuevo, da la rentabilidad por descontada. No necesita demostrarlo, su experiencia le avala. ¿Tranquilidad o la procesión va por dentro? Lo cierto es que su huella se hará cada vez más indeleble en la medida en que sea capaz de exprimir al mercado para que los números le sigan avalando. Por ahora, un aperitivo: los bancos extranjeros podrían ser una presa apetecible.

Si la gente esperaba un Paramés reivindicativo tras dos años de parón obligado por la cláusula que le prohibió ejercer tras su salida de Bestinver, se equivocaba. O por lo menos eso demuestra en su puesta de largo ante los medios de comunicación. La expectación se multiplicó tras la sorpresa anunciada hace unos días: en esta nueva etapa irá en solitario y no de la mano de sus antiguos compañeros que ahora pilotan en solitario aZvalor.

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