¿Es Tesla la inversión del siglo o una gran burbuja que acabará explotando?
La compañía crece año tras año a gran ritmo, pero su deuda aumenta todavía más. Elon Musk sigue vendiendo optimismo a largo plazo pero algunos analistas dudan de la firma
El productor de vehículos de alta gama 100% eléctricos Tesla registró la primera semana de agosto un 70% más de pérdidas que el año anterior. Sin embargo, su acción en bolsa no para de crecer. Desde 2008 sus ingresos han aumentado sin parar. El problema para muchos analistas es que su endeudamiento ha crecido por encima de las ventas, lo que hace de Tesla una compañía cada vez más apalancada.
Gran parte de la confianza que le otorga el mercado reside en la capacidad de su fundador y consejero delegado Elon Musk, que consigue mantener la fidelidad de sus inversores a pesar de que los beneficios son aún una promesa de futuro. Sirva como ejemplo la respuesta que ofreció tras presentar unas pérdidas de 293 millones de euros en sus últimas cuentas: "Se podría pensar que Tesla es una compañía que pierde dinero, pero en realidad no es así, no mientras consiga un crecimiento de más del 100% cada año".
Sin embargo, muchos analistas empiezan a dudar de las posiblidades del fabricante de automóviles, que no alcanzó los objetivos de crecimiento anteriormente pactados. ¿Serán los productos de Tesla tan disruptivos y rentables como fue el iPhone de Apple? ¿Es Elon Musk el Steve Jobs del presente? La incertidumbre sobre Tesla se acentúa ante la falta de beneficio presente. Con el favor de los inversores, que mantienen las acciones de la compañía al alza, los expertos empiezan a dudar de las posibilidades futuras de la firma.
Tras la presentación de resultados, Ryan Brinkman, analistas de JP Morgan, decidió infraponderar el valor. Además, recortó drásticamente su precio objetivo. Deja en 180 euros el valor de la acción desde los más de 220 en que cotiza ahora. Entre las causas, apunta a los mayores gastos de lo previsto de su Model 3 (el coche de gama media que llegará en 2017) o los problemas con los márgenes de beneficio.
Otro que ha puesto en cuarentena a Tesla ha sido el analista de Oppenheimer Colin Rusch, que prefiere estar fuera de la compañía mientras no se sepan más detalles de su última adquisición, Solarcity. El propio Musk controlaba antes de la fusión el 20% de Solarcity, un porcentaje similar al que tiene en Tesla. La adquisición se produjo hace días por 2.600 millones de euros. Esta compra, un nuevo e importante gasto que asume Tesla, llevará a Elon Musk a elevar su participación en la compañía. Sin embargo, la operación ha quedado sembrada de dudas. Un bufete de abogados de Nueva York está investigando si el consejo de administración de Tesla ha pagado más de los debido por SolarCity.
Hay dudas con su última operación: un bufete de Nueva York investiga si el consejo de administración de Tesla ha pagado más de los debido por SolarCity
Tanto esta compra como otros productos prometen revolucionar el futuro, de ahí que los inversores mantengan su apuesta por la compañía a pesar de las pérdidas trimestre a trimestre. Pero no todos piensan así. Un demoledor informe publicado en mayo de este año por el analista Javier Hombría en la revista especializada 'Tradersecrets' hacía una enmienda a la totalidad sobre Tesla.
Hombría ofrece infinidad de motivos para dudar de las posibilidades de la compañía a pesar de que su estrategia ha sido un éxito y ha multiplicado por diez el precio de sus acciones en cinco años. Así, destaca una serie de cuestiones a tener en cuenta:
1. Tesla ha conseguido una fortísima reputación con muy pocas ventas.
2. La autonomía de sus vehículos sigue siendo un obstáculo
3. Tesla no fabrica un vehículo por sí misma. Compra unos 3.000 componentes a más de 350 proveedores en todo el mundo, donde destaca su alta dependencia a Panasonic.
4. En cuanto a sus cuentas, Hombría destaca que las ventas de Tesla se logran con pérdidas operativas, como siguen demostrando los números presentados en agosto.
5. Tesla, por filisofía, no defiende sus patentes, lo que añade un manto de incertidumbre. Otras compañías como Apple "las defienden con uñas y dientes", afirma.
En resumen, el experto sostiene que "Tesla ha conseguido de la noche a la mañana convertirse en una referencia automovilística (aunque en un nicho muy muy pequeño), sus ventas multiplicaron por diez en tres años, y tiene un consejero delegado que es una estrella. Por no es rentable a nivel operativo".
La competencia, el gran riesgo
Al margen de todo lo anterior, el análisis de Javier Hombría cita un factor que podría ser la gran criptonita para Tesla. Un riesgo que, de materializarse, haría saltar por los aires los planes de futuro de la compañía y podría explotar la burbuja que ha generado la acción con altas expectativas en los años venideros. "¿Alguien cree que Toyota, Volkswagen o BMW (por nombrar algunos fabricantes) no pueden desarrollar un producto igual o mejor? ¿Que con su cuadro de técnicos e ingenieros y sus vínculos con universidades para investigar y su red de proveedores (a los que muchos les unen décadas de trabajo), no pueden movilizar talento también? La valoración de Tesla está descontando un escenario en el que la compañía puede mantener una posición privilegiada durante mucho tiempo", explica.
A estas incógnitas, el experto apoya datos determinantes: El nivel de apalancamiento de sus rivales es infinitamente menor. Sus plantillas son más de diez veces superiores a la de la firma de Musk y ya están enfocados en la producción de vehículos 100% eléctricos.
Así, su conclusión es que "las empresas no son caras o baratas por sí mismas, sino por su comparación con el sector". Y en este sentido, mientras Tesla cotiza a un beneficio por acción (per) de más de 1.400 veces, sus rivales lo hacen a múltiplos inferiores a 10, lo que hace que su valoración sea mucho más sólida.
El productor de vehículos de alta gama 100% eléctricos Tesla registró la primera semana de agosto un 70% más de pérdidas que el año anterior. Sin embargo, su acción en bolsa no para de crecer. Desde 2008 sus ingresos han aumentado sin parar. El problema para muchos analistas es que su endeudamiento ha crecido por encima de las ventas, lo que hace de Tesla una compañía cada vez más apalancada.