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"Danzad, danzad malditos"... al son de la música de los bancos centrales
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los peligros de los qes infinitos

"Danzad, danzad malditos"... al son de la música de los bancos centrales

La música de los bancos centrales ha vuelto a sonar con fuerza y aquellos que están bailando parece que se han olvidado de todas las preocupaciones

Foto: Helicóptero monetario (Montaje: Carmen Castellón)
Helicóptero monetario (Montaje: Carmen Castellón)

“Aquellos que eran vistos bailando, eran considerados locos por quienes no podían escuchar la música”, Friedrich Nietzsche. Y es que la música de los bancos centrales ha vuelto a sonar con fuerza y aquellos que están bailando parece que se han olvidado de todas las preocupaciones, explica Alberto Gallo, jefe de análisis y estrategia de Albegris Investment.

No en vano, desde oriente a occidente las principales instituciones monetarias han vuelto a primera línea de fuego para hacer frente a las nuevas incertidumbres -y también las antiguas- que planean sobre el mundo desarrollado.

Prueba de ello ha sido la atención que ha centrado esta semana la reunión del Comité Monetario del Banco de Inglaterra, de la que prácticamente todo el consenso de los analistas de 'Bloomberg' -un 80% de los mismos- apostaban por una bajada de los tipos de interés al 0,25% que no llegó.

Sin embargo, aunque finalmente la institución gobernada por Marck Carney se mostró prudente a la espera de publicar en agosto su informe trimestral sobre la inflación, con las primeras estimaciones completas sobre el efecto del Brexit en la economía, es cuestión de tiempo, probablemente antes de que acabe el verano, que el regulador británico actúe no sólo bajando tipos, sino ampliando su programa de compras de bonos, en hibernación desde 2012.

Carney le ha dado el testigo a Draghi, que esta semana centra las miradas en la reunión de política monetaria a la espera de más estímulos

Ahora, Carney le ha dado el testigo a Mario Draghi, que esta semana también presidirá la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), que probablemente va a prolongar la duración de su QE y, ya a finales de año, es posible que incremente la flexibilidad de sus compras.

Después vendrán el Banco de Japón, del que se espera anuncie medidas más agresivas tanto en materia fiscal como estímulos monetarios en el llamado 'helicopter money' para revivir la tercera economía del mundo; y la Reserva Federal de Estados Unidos, en situación de poder nadar a contracorriente gracias a la mejor situación macro. No obstante, se va a ver frenado su camino hacia la normalización monetaria por la debilidad y las sombras que planean sobre el resto de países.

Consecuencias de los QEs

El mundo se ha sumido en un QE infinito en el que las reglas normales de la economía y de los mercados ya no funcionan. De hecho, son muchas las voces de alarma que vienen avisando desde hace años sobre las consecuencias que prolongar los estímulos puede tener.

1) Aumento de las desigualdades. La compra de activos amplía el hueco de la riqueza entre los que más tienen y los que menos. Esta es una de las razones, precisamente, del sorprendente resultado del referéndum en Reino Unido a favor de la ruptura con Europa, dividiendo completamente a la sociedad británica. También es la razón por la que está creciendo el populismo en Estados Unidos, donde cada vez gana más posiciones la victoria de Donald Trump en las presidenciales de noviembre. En otros tantos países de Europa sucede algo similar.

2) Creación de burbujas. Según Gallo, esto ya se está produciendo tanto en el mercado de bonos como en la renta variable.

3) La tercero y más peligrosa consecuencia de este QE infinito es que puede transmitir incentivos equivocados a los inversores, provocando un exceso de financiación en sectores de la economía que no lo necesitan. Tal es así que los economistas del BIS (Banco de Pagos Internacionales) han activado la alarma sobre la mala asignación de activos que puede llevar a que compañías zombies y bancos que necesitan ser reestructurados puedan mantenerse vivos financiándose barato.

El juego acabará en las calles

“¿Cual es el final del juego? Sabemos ahora que los QEs y los tipos negativos están teniendo unos peligrosos efectos colaterales”, afirma el experto. “A pesar de ello vamos a tener más de lo mismo, ¿por qué? Porque no hay alternativa”.

En este sentido, Alberto Gallo explica que hay dos maneras de salir de esta trampa de los estímulos infinitos, eso mientras está sobre la mesa la posibilidad de que la Reserva Federal siga subiendo tipos de interés pero que se está encontrando con la realidad de que los vínculos entre su mercado financiero y el resto del mundo se han estrechado.

Los bancos centrales van a llevar su lucha hasta el final, pero el final del juego se va a decidir en los parlamentos y en las calles

La primera, la “buena” parte de un mayor equilibrio de las políticas y reformas, donde los estímulos fiscales se combinen con las políticas monetarias. A largo plazo, es necesaria una reestructuración del sistema financiero para hacerlo más flexible y resistente, desvinculando la economía de la deuda fija y buscando una financiación más flexible.

La manera “mala” de hacerlo es no acometer estímulos fiscales y una reestructuración de los balances, con lo que las economías desarrolladas acabarán estancándose como Japón. Pero con una diferencia, y es que mientras el país nipón es un país cohesionado, Europa puede encontrarse con fuerzas centrífugas y populismo aumentando el riesgo de esta región.

“Los bancos centrales van a llevar su lucha hasta el final”, afirma Gallo, “pero el final del juego se va a decidir en los parlamentos y en las calles”, concluye.

“Aquellos que eran vistos bailando, eran considerados locos por quienes no podían escuchar la música”, Friedrich Nietzsche. Y es que la música de los bancos centrales ha vuelto a sonar con fuerza y aquellos que están bailando parece que se han olvidado de todas las preocupaciones, explica Alberto Gallo, jefe de análisis y estrategia de Albegris Investment.

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