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Si no sube ni con el BCE... los inversores tiemblan por la debilidad de la bolsa
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EL MERCADO SE VIENE ABAJO TRAS LLEGAR A GANAR EL 3%

Si no sube ni con el BCE... los inversores tiemblan por la debilidad de la bolsa

El movimiento de la bolsa ayer es muy preocupante. Después de subir el 3%, se vino abajo. Preocupa el mensaje detrás de unas medidas tan extremas: la amenaza de deflación es real

Foto: El presidente del BCE, Mario Draghi. (Reuters)
El presidente del BCE, Mario Draghi. (Reuters)

Muchos inversores particulares y clientes de banca privada andaban ayer desconcertados. "Vamos a ver, si a lo que tenía miedo el mercado es a que el BCE decepcionara, y ha sorprendido por todo lo contrario, lo que tenía que haber hecho es subir. Y ha subido al principio. Pero luego se ha venido abajo. No se entiende". En efecto, parece complicado, pero hay que tener en cuenta dos cosas: que las medidas de Mario Draghi implican que el miedo a la deflación está justificado, y que el mercado sigue siendo bajista a pesar del fuerte rebote de las últimas semanas.

Nada más conocerse las medidas históricas aprobadas por el consejo del Banco Central Europeo, las bolsas europeas se dispararon entre el 2% y el 3%, con el Ibex 35 español en la parte alta de este rango -no hay que olvidar que la caída inicial del año fue más pronunciada en España por el plus de la incertidumbre política-. Sin embargo, los índices no aguantaron estas alzas y se vinieron abajo: el Ibex acabó plano, pero el CAC parisino cedió más del 1% y el Dax alemán, más del 2%. La cotización del euro frente al dólar hizo lo mismo: tras una caída inicial a 1,086 dólares, se vino arriba hasta superar niveles de 1,11.

Incluso cuando todavía reinaba la euforia, numerosos bancos de inversión y gestoras de fondos empezaron a emitir informes cautelosos cuando no abiertamente críticos, centrados en la parte negativa de la rueda de prensa de Draghi: los tipos de interés no van a bajar más (Blackrock, Henderson), el BCE quema todos sus cartuchos y se queda sin munición (M&G, Self Bank) y, sobre todo, la fuerte rebaja en sus expectativas de crecimiento e inflación (UBP). En este sentido, llama mucho la atención que la previsión oficial para los precios en 2016 pase del 1% al 0,1%.

La deflación es una amenaza muy real

Y esa es la lectura con la que se quedaron los mercados al cierre. Porque conforma un cóctel potencialmente muy peligroso: el principal argumento para justificar los desplomes de finales del año pasado y principios de este es el miedo a un posible escenario de deflación -con la consiguiente recesión-, que desde ayer es mucho más creíble porque el BCE le ha dado carta de naturaleza; y para luchar contra él, la autoridad monetaria ya ha sacado todas las armas que tiene y se ha quedado sin balas (por lo que, si fracasa, ya no hay nada más que hacer).

Visto desde otro ángulo, Draghi está diciendo al resto de agentes -especialmente a los gobiernos y a la banca- que él ha hecho todo lo que está en su mano para impedir la deflación y que, si al final ocurre, la culpa será de otros. Es decir, que son esos otros los que deben ponerse las pilas. En el primer caso, los ejecutivos nacionales deben tomar las reformas estructurales que necesita Europa para mejorar su productividad y sus mercados, que han podido esquivar hasta ahora gracias a la política monetaria ultralaxa (Draghi siempre ha insistido en la necesidad de tomar ya estas medidas).

El mercado necesitaba algo que le diera confianza en que el escenario de deflación no se va a producir, pero las medidas de Draghi han hecho justo lo contrario

En el segundo caso, el BCE deja claro que los bancos ya no tienen excusa para conceder más crédito a la economía real si no solo les va a cobrar más por tener el dinero guardado en Fráncfort, sino que les va a pagar para que lo presten (el nuevo TLTRO va a tener tipos negativos para las entidades que incrementen su cartera de crédito). El problema es que el mercado no tiene demasiada confianza en que los gobiernos vayan a adoptar políticas impopulares -y mucho menos en países con una situación política tan complicada como la española- ni en que los bancos vayan a conceder más crédito en condiciones precrisis.

El mercado es muy vulnerable... y bajista

A esto hay que añadir que el mercado sigue estando en tendencia bajista a pesar del fuerte rebote de las últimas semanas: igual que los mercados alcistas tienen correcciones bajistas sin por ello dejar de ser alcistas, los bajistas tienen correcciones al alza (rebotes) que tampoco anulan la tendencia principal. Y de momento eso es lo único que hemos visto en la bolsa mientras no se superen más niveles -ayer el Ibex falló en su ataque a la resistencia de 8.900-. Las tendencias solo cambian cuando hay algo que altera sustancialmente el escenario en que se basan. Ese algo podía haber sido la reunión de ayer del BCE, pero no ha sido así, en vista de la lectura que hicieron ayer las cotizaciones.

Y no solo eso, sino que si la bolsa no cerró al alza con una noticia como esta, significa que necesita mucho para subir... y muy poco para bajar. Es decir, que el mercado se encuentra muy vulnerable. No sería extraño ver en los próximos días una recaída a las resistencias recientemente superadas, como los 8.500 puntos del Ibex. Y si estos niveles se pierden, se abriría el escenario de vuelta a los mínimos anuales.

Muchos inversores particulares y clientes de banca privada andaban ayer desconcertados. "Vamos a ver, si a lo que tenía miedo el mercado es a que el BCE decepcionara, y ha sorprendido por todo lo contrario, lo que tenía que haber hecho es subir. Y ha subido al principio. Pero luego se ha venido abajo. No se entiende". En efecto, parece complicado, pero hay que tener en cuenta dos cosas: que las medidas de Mario Draghi implican que el miedo a la deflación está justificado, y que el mercado sigue siendo bajista a pesar del fuerte rebote de las últimas semanas.

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