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Los grandes fondos se lanzan a comprar bonos basura por su bajísimo precio
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Los grandes fondos se lanzan a comprar bonos basura por su bajísimo precio

La debacle de los bonos 'high yield' los ha dejado a precios tan bajos que algunos de los mayores inversores del mundo están comprando a manos llenas. Y este mercado suele adelantarse a la bolsa

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Los bonos 'high yield' (de alta rentabilidad) conocidos popularmente como bonos basura, sufrieron una verdadera catástrofe el año pasado que adelantó el desplome posterior de las bolsas mundiales. Ahora podría suceder lo contrario, porque algunos de los mayores fondos de capital riesgo del mundo, como Apollo, Oaktree o Blackstone están comprando con fuerza porque los precios son tan bajos que pueden obtener rentabilidades espectaculares (con un riesgo altísimo, eso sí).

El miedo a una recesión global y a una oleada de impagos llevó a un desplome de la deuda corporativa de alta rentabilidad en los meses finales de 2015, la de menor calidad crediticia, en especial la del sector petrolero por culpa del hundimiento del precio del crudo. Esta tendencia se ha prolongado en el arranque de 2016, aunque ha sido eclipsada por el depslome de las acciones de estas compañías en bolsa, que fue anticipado precisamente por el derrumbe de los bonos 'high yield'.

Pero este derrumbre ha llevado a los precios de muchos de estos bonos a niveles que algunos de los mayores inversores de capital riesgo ('private equity') consideran suficientemente atractivos como para entrar en estos momentos, en busca de rentabilidades de doble dígito. Así, Apollo duplicó sus inversiones en deuda 'distressed' (en serio peligro de quiebra) entre el tercer y el cuatro trimestres del año pasado. Según su presidente, Leon Black, el fondo lleva 25 años haciendo esto, y ha pasado por cuatro ciclos de mercado, por lo que entiende que el actual es el quinto.

Black no está solo. Howard Marks, el presidente de Oaktree, dijo el mes pasado que era el momento de "dar un paso adelante con menos cautela" en este mercado porque el optimismo y la liquidez en los mercados de crédito -los enemigos de su estrategia 'distressed'-se han evaporado. Este fondo tiene 220.000 millones de dólares en liquidez disponibles para invertir.

Finalmente, el más claro ha sido el presidente de Blackstone, Stephen Schwarzman, quien ha llegado a decir en una conferencia con inversores "oh, Dios mío, esto es el nirvana". Este fondo tienen una unidad de inversión en el mercado de crédito, GSO, con 15.000 millones dipuestos para comprar.

Buscar empresas solventes a precios de quiebra

Ahora bien, la cuestión es si hay suficientes empresas solventes con deuda en niveles que descuentan su quiebra, que es la base de este tipo de inversión: cuando la deuda está hundida pero la compañía cumple sus compromisos, ésta subirá con muchísima fuerza y generará grandes ganancias para el inversor; pero si la empresa acaba impagando, por muy baratos que estén sus bonos, los fondos perderán toda su inversión.

Esta preocupación es máxima en el sector de petróleo y gas, donde sus bonos han alcanzado una prima de riesgo (diferencial frente al bono del Tesoro de EEUU) histórica de 1.600 puntos básicos como media. Pero fuera de este sector, los impagos se han mantenido bajos a pesar de la fuerte caída de los precios de la deuda. Así, Marks señala que, por primera vez desde la crisis financiera de 2008-2009, la deuda de algunas empresas ha bajado desde 90 a 60 (centavos por cada dólar de valor nominal, es decir, desde el 90% hasta el 60% del precio al que se emitieron), y otras han pasado de 50 a 20.

Fuera del sector petrolero hay oportunidades

Hay múltiples ejemplos, porque una cuarta parte del índice de los 255 principales bonos 'high yield' de EEUU está cotizando a niveles de 'distress', lo que implica un diferencial de más de 1.000 puntos básicos con la deuda pública norteamericana. Y aunque 133 de esas compañías son de petróleo y gas, cerca de un tercio de las eléctricas también califican como 'distressed', así como el 40% de las empresas químicas.

En Europa, la situación no es tan extrema porque los mercados de bonos basura y de financiación para las operaciones apalancadas han permanecido abiertos y los precios no han caído tanto. Asimismo, en nuestro continente las petroleras tienen mucho menos peso y los bancos son menos propensos a la práctica de distribuir esa deuda a los inversores. Pero los grandes inversores son más o menos los mismos que en EEUU, por lo que es de esperar un comportamiento similar en el mercado.

Los bonos 'high yield' (de alta rentabilidad) conocidos popularmente como bonos basura, sufrieron una verdadera catástrofe el año pasado que adelantó el desplome posterior de las bolsas mundiales. Ahora podría suceder lo contrario, porque algunos de los mayores fondos de capital riesgo del mundo, como Apollo, Oaktree o Blackstone están comprando con fuerza porque los precios son tan bajos que pueden obtener rentabilidades espectaculares (con un riesgo altísimo, eso sí).

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