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Los inversores que fueron a la ampliación de Santander pierden dinero por la crisis griega
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el valor cae por debajo de los 6,18 euros

Los inversores que fueron a la ampliación de Santander pierden dinero por la crisis griega

Los inversores institucionales que compraron en la macroampliación de 7.500 millones que realizó el Santander en enero han entrado en pérdidas por culpa de los desplomes por la crisis griega

Foto: Ana Botín, presidenta de Banco Santander. (Reuters)
Ana Botín, presidenta de Banco Santander. (Reuters)

La ampliación de capital de 7.500 millones y la reducción del dividendo fueron el gran giro estratégico de Ana Botín tras asumir la presidencia de Santander. La operación era enormemente dilutiva para sus accionistas, pero era el precio que tenía que pagar la firma para poner su solvencia a la altura del tamaño del negocio de la entidad.

Aun así, la colocación fue todo un éxito: se cerró en cuatro horas y acudieron 235 inversores institucionales (se hizo mediante una venta acelerada sin derecho de suscripción preferente para los accionistas), que pidieron acciones por valor de 11.000 millones. El 79% de estos inversores procedían de EEUU o Reino Unido, el 10% de Europa continental y los demás, del resto del mundo.

Inicialmente, estos inversores sufrieron una pérdida cuando la cotización bursátil del banco se colocó el día siguiente por debajo del precio de la ampliación, 6,18 euros. En estas operaciones, y más si son tan grandes, siempre hay que ofrecer un descuento sobre el precio de mercado para atraer a los inversores; pero en este caso el valor cayó todavía más, hasta 5,89 euros.

A partir de ahí, al cotización sufrió un período de altibajos en torno al precio de la ampliación, hasta que lo recuperó definitivamente el 13 de febrero. Y entonces comenzó una escalada que lo llevó a un máximo de 7,15 euros el 13 de abril: un precio que implicaba una ganancia del 15,7% para los que acudieron al llamamiento de Botín en apenas tres meses.

El castigo griego rinde los 6,18 euros

Sin embargo, esta felicidad duró poco. El Santander no pudo continuar su escalada en bolsa y ha terminado por venirse abajo definitivamente con la crisis griega y el consiguiente castigo para toda la banca de los países periféricos, agravado tras la victoria del 'no' en el referéndum del domingo. La razón es el temor al contagio a estas naciones, que se traduce en una subida de la prima de riesgo de la deuda pública... cuyos principales perjudicados son los bancos, que tienen ingentes cantidades de bonos del Estado en sus balances.

Así, el banco perdió el lunes los 6,18 euros víctima del desplome posterior al resultado del referéndum, y el martes cerró por debajo incluso de los 6 euros. Ayer consiguió rebotar junto al Ibex hasta 6,031 euros, con lo que los que acudieron a la ampliación siguen en números rojos. No hay que olvidar que estas pérdidas se suman a la enorme dilución sufrida por los accionistas del Santander, cifrada en 40.000 millones desde el estallido de la crisis financiera en 2007, por culpa de las sucesivas ampliaciones realizadas para reforzar su capital, mantener el pago de dividendo en acciones o canjear los 'valores Santander'.

Aparte de Grecia, el banco cántabro tampoco ha dejado de dar noticias internas, como fue recientemente el anuncio de una nueva revolución en la cúpula con el fichaje de Jaime Pérez Renovales, el ascenso de Rodrigo Echenique y la salida de la mayoría de los hombres que quedaban del equipo de Emilio Botín y del de Javier Marín.

La ampliación de capital de 7.500 millones y la reducción del dividendo fueron el gran giro estratégico de Ana Botín tras asumir la presidencia de Santander. La operación era enormemente dilutiva para sus accionistas, pero era el precio que tenía que pagar la firma para poner su solvencia a la altura del tamaño del negocio de la entidad.

Ana Patricia Botín Ampliación de capital Inversores
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