Service Point lanza un órdago a la banca para intentar salvar a sus familias nobles

Ayer, a las cuatro de la tarde, la cotización de Sevice Point se paró. La CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) había suspendido a la compañía, ante la noticia de que ésta estaba siendo incapaz de arrancar a sus entidades acreedoras un acuerdo para refinanciar su deuda.

Enseguida se encendieron las alarmas, ya que la compañía amenazaba en su comunicado con iniciar un proceso de preconcurso si los bancos continuaban rechazando las dos propuestas de recompra de deuda que había puesto sobre la mesa y seguían adelante con el vencimiento anticipado de los créditos y la ejecución de garantías.

Tras horas de negociaciones, ninguna de las dos partes dio su brazo a torcer y Service Point comunicó a las siete de la tarde que "había decidido presentar la solicitud prevista en el artículo 5 bis de la Ley Concursal". No obsante, a renglón seguido añadía que "la compañía seguirá trabajando en la consecución de un acuerdo que permita la reestructuración de su balance", en referencia a los tres meses que le concede ahora la ley y durante los cuales sus acreedores están obligados a negociar.

“Forma parte del guión para presionar a los bancos. Ahora la pelota está en su tejado y, si no llegan a un acuerdo, se verán abocados en un concurso y, por tanto, a terminar recibiendo menos dinero del que les han ofrecido ahora”, señala una fuente conocedora de las conversiones.

Hoy, a primera hora, la CNMV ha levantado la suspensión de cotización del valor. Y sus títulos han reaccionado en consonancia con los problemas reconocidos por la compañía, ya que se han desplomado un 58,36%, hasta los 0,15 euros.

Sorpresa entre los accionistas

Entre los primeros sorprendidos con las noticias surgidas ayer estaban algunos de los principales accionistas de Service Point, donde destaca el fondo TviKap, ya que en los últimos tiempos la compañía había empezado a ver algo de luz al final del túnel y sus principales inversores habían empezado a confiar en el proyecto después de muchos años.

No en vano, desde que la banca concedió al grupo un periodo de gracia, conocido en la jerga del sector como standstill, el pasado abril, sus títulos se habían disparado en bolsa un 236%, al pasar de los 0,11 a los 0,37 euros a los que cotizaba hasta ayer.

Esta remontada bursátil se había visto acompañada por la vuelta a los beneficios en el segundo trimestre del año, y por la búsqueda de nuevos inversores, labor que la compañía había encargado a N+1 y que, según confirman fuentes conocedoras, ha cuajado en la aparición de fondos interesados en comprar la deuda a los bancos.

Además, según el reza el hecho relevante, quien presenta el preconcurso es la sociedad hólding, que es la que tiene la deuda, mientras que las garantías que quieren ejecutar los bancos están en las filiales que operan en Reino Unido, Estados Unidos, Noruega y Suecia.

Las grandes fortunas pierden dinero

Detrás de todos estos movimientos está la labor de un viejo conocido del mercado, José Manuel Arrojo, actual presidente de Service Point y promotor del fondo TviKap, que hace cinco años consiguió convencer a ilustres apellidos como Jove, Frías o la recientemente fallecida Rosalía Mera para invertir en este vehículo, que posee el 11,098% de la compañía.

Junto a ellos, también está presente en el capital de Service Point Jaime Castellanos, el presidente de Lazard, pero que en esta ocasión se sienta en el consejo en defensa de los intereses de las sociedades Paosar y Casgo, dos firmas a través de las cuales gestiona su fortuna familiar y que controlan el 6,442% de la empresa.

Todas estas ilustres familias acumulan millonarias pérdidas en Service Point, motivo de peso para que Arrojo haga acopio de su apellido y lance órdagos para intentar doblegar a sus acreedores y evitar así que sus inversores vean esfumarse definitivamente parte de su fortuna.

En el caso de TviKap, el fondo entró en Service Point en la primavera de 2008, cuando la acción cotizaba en torno a los 2,5 euros, frente a los 0,37 euros actuales; mientras que el desembarco de Castellanos se remonta a diciembre de 2012, cuando los títulos de la compañía estaban próximos a los 3 euros.