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Amper negocia con varios fondos darles entrada como accionistas en el capital
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Amper negocia con varios fondos darles entrada como accionistas en el capital

La compañía tecnológica, que está sufriendo la fuga de varios accionistas, mantiene conversaciones con diversos fondos para darles entrada en el capital

Foto: Sede de amper
Sede de amper

No va a ser fácil. Prácticamente hasta el momento de tomarse las uvas, Amper va a seguir trabajando para conseguir cerrar al mismo tiempo un convulso año 2013, en el que está sufriendo la fuga de varios accionistas,y la reestructuración definitiva de su deuda.

Ésta pasa por conseguir convencer a sus 23 bancos acreedores de la conveniencia de mover desde la matriz hasta las filiales latinoamericanas los 121 millones de deuda del grupo.Detrás de esta jugada está el hecho de que más del 80% del negocio proviene del otro lado del Atlántico y, por tanto, resulta menos oneroso y más operativo pasar los compromisos financieros allí donde se genera el negocio.

En principio, el 95% de sus acreedores ven con buenos ojos este movimiento, pero lo consideran insuficiente para conceder al grupo un balón de oxígeno definitivo. Para llegar a ese punto, quieren que Amper les presente un nuevo plan de negocio y que el primer accionista del grupo, Veremonte, inyecte todo el dinero que dijo que iba a aportar el pasado mes de diciembre.

Este último punto ya está completado con la ampliación de capital que ha puesto enmarcha la compañía esta semanay que, sorprendentemente, desaconsejaa los accionistas acudir a ella.El motivo es que estas nuevas acciones se van a suscribir a un precio de 1,7 euros por título, cuando la cotización del grupo se limita a 1,3 euros, debido a que la operación que ahora se está llevando a cabo fue acordada en diciembre y modificada en julio.

A pesar de su advertencia, la compañía se revalorizó ayer, primer día de mercado con la ampliación en marcha, un 5,6%. Sin embargo, apenas se trata de una gota en mitad del océano, ya que en lo que llevamos de año se deja casi un 20%.

En diciembre fue cuandoEnrique Bañuelos, propietario de Veremonte inyectó 10 de los 15 millones que se había comprometido a suscribir. Los otros cinco los desembolsó el julio, aunque debido a un problema con la conversión en acciones de la compra que había llevado a cabo Amper con su filial estadounidense, se ha retrasado hasta ahora la ejecución definitiva.

Periodo de gracia hasta diciembre

Estos movimientos han permitido a la compañía garantizarse un periodo de gracia, conocido en la jerga del sector como stand still, hasta el 16 de diciembre,para terminar de apuntalar el plan de negocio y la reestructuración.Ésta pasa por dar entrada a nuevos accionistas, ante lo cual, la compañía ya está hablando con varios fondos, muchos de ellos de los denominados buitres.

Además de inyectar nuevo capital -que se sumará al de la ampliación en marcha-cubrirán el vacío dejado por Marcos Fernández-Fermoselle, Liquidambar y TviKap.Este último fondo, aunque continúa controlando el 15% del capital -porcentaje sólo superado por el 21% de Bañuelos- prevé ir desahaciendo paulatinamente y de forma amistosa toda su participación.

En todo el proceso de reestructuración que está llevando a cabo también cuenta con KPMG; mientras que las entidades acreedoras han contratado aPWC.Por lo que respecta a los bancos, HSBC, BBVA, Santander y Bankia están liderando el proceso y tutelando al resto de entidades.

No obstante, un 5% de los acreedores todavía se resiste a dar el visto bueno y, aunque su apoyo es irrelevante para seguir adelante con el plan de reestructuración, sí que es necesario para levantar las garantías que la banca ha obligado a la compañía a poner hasta que logre llegar a buen puerto la refinanciación.

Además de la entrada de nuevos accionistas que aporten capital, el plan de reestructuración busca conseguir una prórroga de entre dos y tres años, convertir parte de la deuda senior en mezzanine para poder capitalizar los intereses y un agresivo plan de ajuste que se ha plasmado en un recorte del 35% de la plantilla, bajadas de sueldo de entre el 5% y el 20% y reducir a menos de la mitad los gastos operativos en España.

No va a ser fácil. Prácticamente hasta el momento de tomarse las uvas, Amper va a seguir trabajando para conseguir cerrar al mismo tiempo un convulso año 2013, en el que está sufriendo la fuga de varios accionistas,y la reestructuración definitiva de su deuda.

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