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Martinsa negocia con sus acreedores créditos participativos para seguir en pie
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Informe de auditoría

Martinsa negocia con sus acreedores créditos participativos para seguir en pie

La inmobiliaria se haya nuevamente en causa de disolución y necesita reforzar su capital para conseguir salir de ella.

Foto: El presidente de martinsa, Fernando Martín
El presidente de martinsa, Fernando Martín

Cinco años después de haber sido suspendida de cotización, Martinsa-Fadesa continúa con respiración artificial y lucha in extremis para evitar su disolución. Un triste destino que podría llegarle este mismo año si no logra convencer a sus acreedores para que conviertan parte de sus préstamos subordinados en participativos.

Así lo advierte Deloitte, auditor de la inmobiliaria, en el informe semestral de gestión, donde señala que la compañía se halla en “causa legal de disolución al 30 de junio de 2013, existiendo un déficit patrimonial de 162,3 millones de euros”.

Para salir de este agujero, el grupo de Fernando Martín ha solicitado a varios acreedores convertir sus créditos subordinados en participativos. Se trata de una jugada financiera, ya que estos segundos pueden computarse como capital y, por tanto, sirven para retocar la foto contable de la compañía.

Deloitte también señala que Martinsa ha conseguido ya “comunicación escrita favorable por parte de varios acreedores” que suma 139 millones de euros, pero que todavía está pendiente de ser formalizada.

A esta cantidad se deben sumar los 26,6 millones de intereses de la deuda concursal que la inmobiliaria también quiere convertir en créditos participativos, tras obtener el visto bueno de la Comisiónde Control y Seguimiento del convenio de acreedores de la sociedad.

Martinsa-Fadesa tiene ya 1.487,5 millones de euros en préstamos participativos que son considerados como patrimonio neto a la hora de determinar si la empresa se encuentra en causa de disolución.

Suma y sigue, porque a estos problemas se añaden los problemas de liquidez que prevé tener la compañía a final de año y que ponen en juego la capacidad del grupo para hacer frente a sus pagos. En concreto, como señala Deloitte, “la previsión de tesorería para el cierre del ejercicio 2013 presenta un saldo negativo de 18 millones de euros”.

Cinco años después de haber sido suspendida de cotización, Martinsa-Fadesa continúa con respiración artificial y lucha in extremis para evitar su disolución. Un triste destino que podría llegarle este mismo año si no logra convencer a sus acreedores para que conviertan parte de sus préstamos subordinados en participativos.

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