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Los acreedores de Pescanova encargan a KPMG que destripe su contabilidad B
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Los acreedores de Pescanova encargan a KPMG que destripe su contabilidad B

A partir de mañana habrá chicos nuevos en la oficina de Pescanova. Será el equipo de KPMG, la firma auditora que deberá evaluar por encargo de

A partir de mañana habrá chicos nuevos en la oficina de Pescanova. Será el equipo de KPMG, la firma auditora que deberá evaluar por encargo de la banca la contabilidad B de la compañía, en la que se oculta una deuda de cerca de 1.500 millones añadidos.

Esta contabilidad B está ligada a un grupo de empresas supuestamente asociadas de Pescanova, que en realidad no eran tales, sino que funcionaban como filiales y cuya gestión estaba controlada por el presidente de Pescanova, Manuel Fernández Sousa, según han explicado fuentes conocedoras del entramado societario. Gracias a estas operaciones cruzadas, Pescanova enmascaró una deuda que suma casi tanto como su pasivo declarado, 1.522 millones, y que ahora es un auténtico quebradero de cabeza.

Sin embargo, todavía no hay cifras concretas de esta contabilidad B que funcionaba, aparentemente, al margen del grupo Pescanova. Ahora, KPMG y BDO, los auditores, tendrán que trabajar codo con codo en la reformulación de las cuentas y establecer la magnitud de la ‘tragedia’. Pescanova opera en 21 países y además cuenta con filiales por diversas actividades, la más destacada la de los viveros de pescado.

El nombramiento de KPMG fue la principal conclusión del encuentro que celebraron ayer en Madrid, en la sede de Banco Sabadell, los acreedores. Las entidades financieras, representadas por los siete bancos del comité de coordinación, están intentado esclarecer la deuda total que acumula el grupo pesquero. Además de nombrar a KPMG, también se acordó que el bufete de abogados internacional Freshfields Bruckhaus Deringer haga de asesor para la reestructuración del pasivo.

Ayer no fue posible recabar la opinión de Pescanova, pero el grupo pesquero está intentando mejorar su imagen en esta crisis. Por ello, enviaron a la reunión con la banca al nuevo director financiero, Carlos Turci. Sin embargo, su presencia no sirvió para aclarar el alcance de los problemas del grupo pesquero. 

Pedir tiempo

Turci centró su intervención en pedir más tiempo y en que la banca no le cierre las líneas de crédito del circulante mientras se reformulan las cuentas. El compromiso al que se llegó en el encuentro es mantener estas líneas operativas para poder llegar a una salida antes de que se celebre la Junta, que ha de tener lugar antes del 30 de junio, según han explicado fuentes financieras conocedoras de los contactos.

A cambio, Pescanova se comprometió a entregar la próxima semana las nuevas cuentas, que deberán incluir el pasivo total. Hasta ahora no había fecha para su entrega.

El papel del presidente

La banca no quiere arrastrar al cierre a Pescanova y está dispuesta a llegar a acuerdos, incluso con su presidente, Fernández de Sousa. Fuentes conocedoras de los contactos de los bancos con la cúpula del grupo pesquero señalan que estarían de acuerdo en que continuase como tal, pero a cambio de que dejase de ser ejecutivo.

Esto supondría un pacto entre la banca y los accionistas, incluyendo los que cuestionan la gestión de Fernández Sousa, para la creación de la figura de un nuevo consejero delegado que tuviese la confianza de todos los actores.

Ayer los trabajadores de Pescanova dieron su apoyo a Fernández de Sousa en un comunicado y recordaron que el grupo siempre ha creado empleo. Más de 8.000 personas trabajan en este momento en Pescanova en todo el mundo.

A partir de mañana habrá chicos nuevos en la oficina de Pescanova. Será el equipo de KPMG, la firma auditora que deberá evaluar por encargo de la banca la contabilidad B de la compañía, en la que se oculta una deuda de cerca de 1.500 millones añadidos.