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Chupa Chups, paradigma del fracaso de la empresa familiar
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Chupa Chups, paradigma del fracaso de la empresa familiar

La familia Bernat deja el negocio. La venta de Chupa Chups a la multinacional italiano-holandesa Perfetti Van Melle por una cantidad que, por el momento, se

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Chupa Chups, paradigma del fracaso de la empresa familiar

La familia Bernat deja el negocio. La venta de Chupa Chups a la multinacional italiano-holandesa Perfetti Van Melle por una cantidad que, por el momento, se desconoce ejemplifica el fracaso de todo un modelo de negocio: el de la empresa familiar. El emblemático proyecto que inició el catalán Enric Bernat a finales de los cincuenta pasa a manos extranjeras después de los últimos sinsabores.

La cuesta abajo de la conocida compañía comenzó a finales de 2000, cuando Hacienda inició una inspección por no haber abonado 13 millones de euros por IVA e Impuesto de Sociedades entre 1996 y 1999. Toda una pastizara que la empresa va pagando a plazos hasta febrero de 2008. Esa fue la puntilla para una compañía aderezada con los problemas típicos de las empresas familiares: crisis interna, falta de nuevos proyectos y escaso interés de las nuevas generaciones

Pero hagamos un poco de historia. En el caso de los Bernat, las raíces de su negocio familiar vienen de lejos. Josep Bernat se convirtió a mediados del siglo XIX en el primer confitero que elaboró caramelos en España. Su nieto, Enric Bernat, mantuvo la vocación y trabajó en compañías del sector hasta que, en 1957, cuando estaba a cargo del grupo Granja Asturias, surgió la idea (atribuida por algunos al propio Bernat) de poner un pequeño palo a los caramelos para evitar que los niños se mancharán. Una década más tarde, la compañía Chupa Chups iniciaba su expansión internacional hasta llegar a 150 países y registrar una facturación de 260 millones de euros.

Tras dos años apartado de los negocios, el fundador de una de las empresas más innovadoras del país falleció en diciembre de 2003. Los Bernat no retomarían la gestión de la compañía hasta 2005, cuando Xavier Bernat, hijo del fundador, volvió como presidente ejecutivo y consejero delegado, cargos que había abandonado en 2001 en medio de una dura crisis que afectaba al grupo.

En 2002 se vivieron momentos difíciles, cuando unas pérdidas de casi 15 millones de euros les obligaron a desprenderse de una fábrica de Bayona (Francia). Poco después, en 2003, tuvieron que hipotecar la mítica casa Batlló, diseñada por Gaudí, propiedad de la familia, para obtener 35 millones y regresar a los beneficios. No obstante, tras esos ejercicios, la compañía registró beneficios en 2005, un giro que consolidó en el primer semestre de este año al elevar su facturación un 6%.

“La decisión no ha sido fácil, porque la familia Bernat son los creadores, son el alma mater. Ha sido una decisión necesaria. (…) No es que se buscará vender, ha sido el resultado de un proceso. Hace unos meses se pensó en la necesidad de lograr una mayor presencia geográfica en un sector que está muy segmentado, donde hace falta tener tamaño, tener masa crítica”, asegura un portavoz de la compañía.

Chupa Chups cumplirá sus compromisos

Desde la empresa catalana también subrayan que se cumplirán los compromisos alcanzados con trabajadores y sindicatos y el carácter familiar y europeo de Perfetti Van Melle, con quien ya realizó una joint venture en Reino Unido y Alemania en 1997. La operación, incluso, “podría potenciar alguna de las fábricas en España”. La multinacional, con sede en Holanda e Italia y que está en 130 países, presenta unas previsiones de facturación de 1.500 millones de euros para este año.

Mientras, en el Instituto de Empresa Familiar ven la venta de Chupa Chups como un episodio “que sucede al de Panrico y Cortefiel, cada uno por diversos motivos. Cuando hablamos de la ‘mortalidad’ de la empresa familiar es que deja de ser familiar pero sigue siendo empresa. La venta puede ser un gran ingreso para la familia que emprende nuevas aventuras empresariales. Otras veces puede darse por necesidad de financiación”, afirma Adrián Cordero, director de comunicación.

La familia Bernat deja el negocio. La venta de Chupa Chups a la multinacional italiano-holandesa Perfetti Van Melle por una cantidad que, por el momento, se desconoce ejemplifica el fracaso de todo un modelo de negocio: el de la empresa familiar. El emblemático proyecto que inició el catalán Enric Bernat a finales de los cincuenta pasa a manos extranjeras después de los últimos sinsabores.