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Los afectados muestran su indignación: “Nos tratan de tontos por haber invertido en Afinsa”
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Los afectados muestran su indignación: “Nos tratan de tontos por haber invertido en Afinsa”

La sede principal de Afinsa en la calle de Génova sigue cerrada. El precinto colocado por la Policía y Hacienda continúa allí custodiado por dos agentes

Foto: Los afectados muestran su indignación: “Nos tratan de tontos por haber invertido en Afinsa”
Los afectados muestran su indignación: “Nos tratan de tontos por haber invertido en Afinsa”

La sede principal de Afinsa en la calle de Génova sigue cerrada. El precinto colocado por la Policía y Hacienda continúa allí custodiado por dos agentes uniformados, pero a su lado apareció la mañana del jueves otra nota que convoca a todos los afectados a una reunión ante las puertas de la compañía, prevista para las 20.30 horas del próximo martes. “Tenemos que estudiar la querella antes de hacer nada; el martes ya se sabrá todo y podremos constituir la plataforma”, repite insistentemente a quien le pregunte Vicente Marcos, un ahorrador de la compañía que ha tomado las riendas de la organización entre los inversores y que desde el miércoles anda recogiendo los datos del resto de afectados.

“¿Tú no serás abogado?”, le preguntan al igual que el día anterior. Por su juventud y el traje de chaqueta muchos le confunden con un letrado. “No, yo soy un afectado como usted y como todos”, repite él.

Marcos se encarga de explicar el procedimiento que piensan seguir: una vez presentada la reclamación ante Consumo por parte de los afectados más veloces, ahora quieren que todas las ‘víctimas’ de la estafa se sumen a la iniciativa y, para eso, han organizado la convocatoria del martes. “Yo pensaba ir a un abogado privado, pero prefiero ir por la plataforma porque unidos seguro que tenemos más fuerza”, dice una de las afectadas, que siente cierta vergüenza por haber invertido en Afinsa: “Que mi familia no se entere de que me han timado, es lo que me faltaba”, dice rehusando dar su nombre.

Adiós a su primer vehículo

Enseguida se acercan Nati y su hijo, un veinteañero “que está estudiando en la universidad y se iba a comprar un coche con este dinero”. Cuando explican su caso no lo hacen exentos de una pizca de humor: “Nos tratan por tontos por haber invertido y me lo estoy creyendo”, explica la madre. El hijo asiste callado y asiente con la cabeza confirmando el relato: “Hasta ahora, a él le habían pagado siempre, en los tres años que ha estado ha recibido los intereses sin problemas. Incluso el martes tenía que cobrar un cheque; el lunes por la tarde le llamaron para decir que lo podía recoger al día siguiente. Y yo misma había firmado un contrato por un año”.

Después de compartir impresiones con otros pequeños ahorradores los dos emprenden el camino hasta el segundo punto de interés de la mañana: la otra sede de Afinsa, en la calle de Lagasca. “Si vas ahí te informan los empleados tranquilamente”, indicaba Ana, que acaba de llegar y cuenta su historia particular: “Yo llevaba en Afinsa un año y medio; había metido aquí un dinero que me sobró cuando compré mi casa”.

Igual que le ocurre a otras personas, Ana estaba a punto de cobrar: “Tengo en mi poder un pagaré con los intereses, pero ahora no puedo hacer nada con él. La verdad, confío en que me paguen, aunque sea en 20 años”. A su lado, un hombre mayor llamado Antonio piensa algo parecido: “A estas alturas, con que me paguen el 75% de lo que invertí me conformo; si no, pasarán años antes de que podamos cobrar”.

Los presentes intentan sacar información de donde pueden. Preguntan a los periodistas, se pasan números de teléfono, apuntan sus nombres en varias listas distintas... “Es que no nos han contado nada, tendría que haber habido más información por parte de los que han dirigido la operación”, señala un anciano agarrado al brazo de su mujer. De repente alguien grita una noticia desconocida hasta el momento: “Acaban de levantar el secreto del sumario”, exclamaron en torno al mediodía. “Ahora que es público podremos estudiarlo y planear las acciones. ¡Que no falte nadie el martes!” remata Vicente Marcos antes de volver a perderse entre la muchedumbre.

La sede principal de Afinsa en la calle de Génova sigue cerrada. El precinto colocado por la Policía y Hacienda continúa allí custodiado por dos agentes uniformados, pero a su lado apareció la mañana del jueves otra nota que convoca a todos los afectados a una reunión ante las puertas de la compañía, prevista para las 20.30 horas del próximo martes. “Tenemos que estudiar la querella antes de hacer nada; el martes ya se sabrá todo y podremos constituir la plataforma”, repite insistentemente a quien le pregunte Vicente Marcos, un ahorrador de la compañía que ha tomado las riendas de la organización entre los inversores y que desde el miércoles anda recogiendo los datos del resto de afectados.