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Consejos prácticos para eludir el riesgo de intoxicación en el hogar
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Prevención de la contaminación

Consejos prácticos para eludir el riesgo de intoxicación en el hogar

Cada día se diagnostican más casos de SQM, el síndrome de Sensibilidad Química Múltiple: una enfermedad cuyo origen se encuentra en la presencia masiva y creciente de sustancias tóxicas en el entorno doméstico

Foto: Hay que tener cuidado con el uso de productos químicos en el hogar (Foto: OSU)
Hay que tener cuidado con el uso de productos químicos en el hogar (Foto: OSU)

El uso de productos químicos en el hogar nos ha permitido alcanzar unos altos niveles de eficacia en la lucha contra los gérmenes. Sin embargo el uso combinado y la alta toxicidad de algunos compuestos puede provocar la contaminación de los ambientes domésticos dando lugar a afecciones de diversa consideración en personas especialmente sensibles a estas sustancias.

La reacción a algunas sustancias químicas habituales puede provocar el SQM, que obliga a quienes lo sufren a vivir aislados del entorno

Aunque a pesar de las evidencias científicas la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue sin reconocerla como tal, los expertos definen la Sensibilidad Química Múltiple (SQM) como un tipo de enfermedad crónica e incurable, caracterizada por una reacción múltiple de nuestro organismo (fibromialgia, fatiga crónica, afecciones respiratorias severas, alteraciones del sueño y otros) ante la presencia masiva en el entorno de sustancias químicas sintéticas.

Me refiero a compuestos tan habituales como los famosos bisfenoles (especialmente el peligroso y ubicuo bisfenol A), bencenos, toluenos, parabenos, ftalatos, formaldehidos, estirenos, alquifenoles y el resto de los que se incorporan a la formulación de muchos productos de gran consumo en sectores tan amplios y diversos como la limpieza e higiene personal, los ambientadores, los muebles y revestimientos sintéticos en el trabajo o el hogar, el interior de los coches y muchos otros ámbitos con los que nos relacionamos a diario.

Foto: Muchos de los productos químicos de limpieza que utilizamos son perjudiciales para el medio ambiente. Foto: Unsplash

Constantemente leemos noticias sobre los preocupantes niveles de contaminación atmosférica que están afectando a nuestras ciudades, sin embargo, existe otro tipo de polución que está castigando a unos niveles incluso más altos nuestra salud: la del aire que respiramos dentro de nuestros propios hogares o en los lugares de trabajo.

Una contaminación lenta, constante y persistente provocada por los compuestos sintéticos más comunes presentes en los productos de limpieza y desinfección o en los elementos de nuestro entorno más inmediato. Por ejemplo, una simple puerta barnizada puede estar emitiendo dióxido de titanio, una potente sustancia tóxica con efectos cancerígenos, durante años.

placeholder El jabón natural es un buen producto de limpieza corporal (EFE/W.Hamzeh)
El jabón natural es un buen producto de limpieza corporal (EFE/W.Hamzeh)

Mientras se resuelve la cuestión de su 'oficialidad', el organismo de las personas afectadas por SQM actúa en realidad como el famoso 'canario de la mina' que los mineros situaban dentro de una jaula en las galerías de los pozos: si caía desfallecido era un aviso de que los gases tóxicos se estaban condensando y debían abandonar la mina a toda prisa.

Del mismo modo, el aumento de enfermos de SQM (que algunas fuentes cifran en más 400.000 casos solo en España) nos alerta de que habitamos entornos cada vez más contaminados po algunos compuestos químicos que pueden afectar de manera directa a nuestra salud y la del medio ambiente. No todos, y no a todos, es cierto, pero conviene identificarlos para eludir las situaciones de riesgo que comporta para muchas personas la exposición a estas sustancias.

Foto: Los hábitos de consumo determinan nuestra huella ecológica (EFE)

La lista de productos que contienen sustancias potencialmente tóxicas (insisto en que no podemos ni debemos categorizar) incluye pegamentos y adhesivos, materiales de construcción, aparatos eléctricos y electrónicos, productos para la limpieza (lejías, abrillantadores, limpiacristales, etc), productos de aseo personal (geles, champús, jabones, perfumes, lociones, cosméticos), revestimientos del hogar, pinturas, barnices, ambientadores, insecticidas, juguetes de PVC, moquetas sintéticas, tintas de impresión: incluso la ropa que guardamos en nuestros armarios puede contener tóxicos en su composición que acabamos incorporando a nuestro organismo o liberando al entorno con su uso.

placeholder Se pueden crear ambientes sanos sin abusar de productos químicos (Unsplash)
Se pueden crear ambientes sanos sin abusar de productos químicos (Unsplash)

La producción global de sustancias químicas sintéticas se ha multiplicado de manera exponencial en los últimos años, pasando del millón de toneladas que se elaboraban en los años 80 a los más de 300 millones de toneladas que se consumen actualmente tan solo en la UE. Ello nos ha llevado a dotarnos de mayor protección frente a los agentes patógenos, sin duda, pero lo más inquietante es que de la inmensa mayoría de esas sustancias no tenemos ninguna información sobre su grado de peligrosidad para nuestra salud y la del medio ambiente.

Porque por increíble que parezca hasta hace muy poco sólo se atendía a su grado de toxicidad cuando se producía una denuncia al respecto, ya que los productos se colocaban en el mercado sin las debidas medidas de prevención de riesgo y solo se sometían a un estudio al respecto cuando se producía un caso demostrado de contaminación o alergia.

Foto: Mercado ecológico. EFE Opinión

Desde la entrada en vigor del Reglamento Europeo de Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de Sustancias Químicas (REACH por su sigla en inglés), las cosas han empezado a cambiar, pero la mejor manera de eludir el riesgo sigue siendo practicar un consumo mucho más exigente y evitar al máximo la exposición a este tipo de sustancias.

Por todo ello, y con el único propósito de contribuir a reducir el riesgo de intoxicación en el entorno doméstico y laboral, así como prevenir el avance del SQM (existen numerosas platafromas de afectados y para la defensa de la salud ambiental que ofrecen abundante información al respecto), ofrecemos algunos trucos caseros para evitar el uso indiscriminado de tantos productos específicos (existe uno casi para cada mancha): como limpiametales, desincrustantes, blanqueadores, antigrasas, quitamanchas y muchos otros.

Se trata de reducir en la medida de lo posible su uso recurriendo a esas alternativas de la sabiduría popular basadas en recetas naturales: de limpiar como se hacía antes en todos los hogares, atendiendo a la experiencia de nuestros mayores para reducir la actual exposición al riesgo.

placeholder Muchos productos naturales tienen un alto poder limpiador (Unsplash/ Brooke Lark)
Muchos productos naturales tienen un alto poder limpiador (Unsplash/ Brooke Lark)

ANTICAL

La mayor parte de los grifos actuales son de acero inoxidable y pueden limpiarse con alcohol de quemar. Un leve repaso con un paño suave les restituirá su brillo original. En todo caso la cal incrustada se suprime con un paño humedecido en una dilución hecha con una parte de esencia de vinagre y dos de agua.

MANCHAS DEL MÁRMOL

Las manchas del mármol del fregadero pueden tratarse con zumo de limón, un limpiador eficaz pero con el que hay que andarse con cuidado ya que "se come" el mármol; por eso hay que secarlo bien después de utilizarlo.

Foto: El vinagre y el bicarbonato, grandes aliados de la limpieza (iStock)

LIMPIADOR DE BAÑO

Mucha gente tiene la costumbre de limpiar el baño con lejía, un producto que debemos manejar con precaución ya que acaba con los gérmenes, es cierto, pero también con otras formas de vida no dañinas. Además sus emanaciones irritan los ojos, la nariz, la garganta y pueden dañar los pulmones.

En lugar de lejía podemos usar limpiadores naturales ya comercializados, o bien verter un chorrito de vinagre y dejar que actúe durante toda la noche. Respecto a la taza podemos limpiarla con bicarbonato. Los resultados son inmejorables y no dañan el ambiente.

PLATA LIMPIA

Para la conservación de la plata, ningún limpiador supera la eficacia de la pasta de dientes. Basta aplicar un poco en un trapo y frotar el objeto para que éste recupere su brillo original.

El uso de productos químicos en el hogar nos ha permitido alcanzar unos altos niveles de eficacia en la lucha contra los gérmenes. Sin embargo el uso combinado y la alta toxicidad de algunos compuestos puede provocar la contaminación de los ambientes domésticos dando lugar a afecciones de diversa consideración en personas especialmente sensibles a estas sustancias.

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